Con un aspecto un poco más maduro y sin una pizca de preocupación ni alteración, el joven hanyou caminaba al lado de su hermano mayor; sus agudos sentidos del olfato les guiaba hacia lo más profundo de la montaña donde se encontraba Naraku con Kikyo.
-gadfexiom- susurró Sesshomaru extendiendo sus manos hacia el frente y una especie de portal fue abierto frente a él. -por aquí- dijo entrando al portal, Inuyasha le siguió y llegaron a un sitio un tanto oscuro. Éste truco resultaba mejor q el atempte porius ya q no les hacía desprender aquel humo de colores con su aroma.
-dond..- preguntaba el híbrido pero su hermano lo hizo callar.
-shhh! estamos en la cueva. Toma a tu mujer y vete- ordenó serio.
Caminaron un par de minutos y finalmente los vieron, el infeliz habia prendido una fogata y estaba masturbándose frente a la asustada mujer q rogaba a Dios no ser violada.
-mirame, quiero q me veas cuando explote, mírame!- exigía el degenerado hechicero mientras daba fuerte sacudidas a su erecto miembro.
-q repugnante!- espetó el ojidorado mayor al aparecer de la nada y propinarle una certera patada en las costillas.
-inuyasha, Sesshomaru!- gritó Kikyo, estaba agradecida de q ellos hayan llegado pues de no ser asi, Naraku la habría violado.
-maldito!- siseó con frustración el pelinegro mientras se acomodaba el pantalón y se ponía de pie. -han traído las espadas?; Les recuerdo q si no me dan esas espadas mataré a la mujer- se acercó a Kikyo y sonrió mirando a ambos hermanos q permanecían con el ceño fruncido.
-sindent paralium egtá!- recitó Sesshomaru haciendo paralizar a su enemigo, Naraku gruñia impotente, su plan de secuestrar a Kikyo para obtener las espadas de Touga había fracasado.
Inuyasha recordó la orden de su hermano, tomó a Kikyo y recitando el hechizo de teletransportación se fue de ahí, dejaría q su hermano se encargara del mal nacido hechicero.
-tu hora ha llegado- bufó el molesto youkai, no había nada q le impidiera hacer su voluntad con aquella porquería de hechicero. -causaste muchos problemas desde el principio; le diste a yöhei la contra para hacerme caer del toro y casi muero en esa ocasión, fui ayudado por una anciana de buen corazón y gracias a ella estoy aquí. Nos cayeron en la hacienda y casi acabas con todos; mi padre y mi madre están muertos por tu causa, todo por obtener unas espadas q ni siquiera podrías usar. Ya viste q el colmillo de acero no expulsó su poder al tenerla en tus manos, si tomas a bakusaiga... Moririas de igual forma... Lo q jamás te voy a perdonar es q hayas puesto tus sucias manos sobre mi mujer y la de mi hermano y q...- recapitulaba el joven pero la voz débil voz del hechicero le interrumpió.
-Kagome solo te ha hecho caso por el hechizo q le lanzaste, de no ser por eso ella nunca se habría fijado en ti, das lástima Taisho!- no podía moverse ni golpear al ojidorado pero sus palabras ofendian gravemente el ego del muchacho.
-silencio!- gruñó sacando una daga de su bolsillo izquierdo. -hoy conocerás el infierno por el q me hiciste pasar!- se acercó a él y le cortó el cinturón, desabrochó el pantalón vaquero q el hechicero traía y lo bajó hasta sus rodillas.
-q mierdas haces?- demandó a saber un tanto preocupado.
-sabes como se convierte un "toro bravo" en un "manso buey"?- preguntó con una sonrisa soberbia.
-que!!! No!!! No!!! Nooooo!!!- gritó al ver al ojidorado pasar la daga por su miembro cubierto únicamente por un ajustado bóxer.
-gritaaaa!!! Grita malparido!!! Suplica por tu miserable vida!!!- se burló endureciendo sus facciones, no tendría compasión con él, ya le había hecho pasar por mucho.
-dejame en paz! Te daré lo q quieras; casas, carros, mujeres, dinero, q putas quieres? Te dejaré en paz, me iré del pueblo, no volverás a saber de mí, te lo juro Taisho, no te atrevas a..- su bóxer fue bajado y gritó con horror. -no te atrevas!!! Te lo suplico Sesshomaru, no lo hagas!!!- el ojidorado sonreía al oírlo gritar.
-Inu gakamgó- de la nada apareció una manada de perros demonio, algunos blancos, otros grises y otros negros pero todos tenían algo en común; todos tenían los ojos rojos como brazas y botaban abundante baba de sus hocicos.
-sesshomaru, escúchame por favor- suplicó con lágrimas en sus ojos.
Sesshomaru sin tentarse el corazón tomó y cortó ambos testículos de su enemigo, la sangre brotaba a borbotones mientras se escuchaba una sinfonía perfecta de gritos de dolor acompañada de gruñidos de la veintena de canes, tiró esa porquería a los perros pero estos ni se inmutaron.
-ataquen!- tras la orden del ojidorado, la manada de perros se abalanzaron sobre el cuerpo inmóvil de Naraku q no hacía más q gritar. La escena era aterradora; los perros arrancaban sus carnes y dejaban expuestos sus huesos de las piernas, brazos y costillas, la sangre era lamida y succionada por otros perros.
-saca las oraciones, te lo suplico!!!- gritó Naraku con impotencia, traía una serie de oraciones escritas en papel q servían para preservar su vida pero estando en ésta situación y contra un magnífico hechicero de nada le servían; estaba siendo atacado o más bien, devorado por demonios.
-olvidalo, sentirás mucho dolor antes de morir- respondió el ojidorado mientras daba media vuelta y salía de aquella remota cueva la cual jamás sería encontrada por las autoridades policiales.
Naraku gritó fuertemente por última vez pero nadie podría oírlo; fue devorado por aquella manada de hambrientos youkais y lo peor de todo fue q sintió cada mordida, cada trozo de carne q le fue arrancado hasta q las oraciones en el bolsillo de su pantalón fueron separados de él.
En pleno vuelo y con aquellas palabras rondando en la cabeza del ojidorado (Kagome solo te ha hecho caso por el hechizo q le lanzaste, de no ser por eso ella nunca se habría fijado en ti, das lástima Taisho!).
-Ya es la segunda vez q alguien me lo dice... Primero yöhei y ahora Onigumo- Bajó poco a poco en las cercanías del río y se sentó en la roca en la q Kagome se había recostado a masturbarse la última vez.
-yo... Yo deshice el hechizo y ella... Ella aún dice amarme... Ella recuerda todo... Q hice mal?- se preguntó a si mismo inhalando el aire fresco. Miles de hechizos y oraciones extrañas le venían a la mente, necesitaba aprender a controlar los nuevos conocimientos q había adquirido de su padre.
Su agudo olfato le advirtió de la cercanía de la azabache, ella no había ido hasta la hacienda como él le había indicado; ella se encontraba río arriba, quizá a unos 300 metros. Caminó sin prisa hacia ella pero se detuvo y se ocultó tras unos árboles al verla sentada en una roca... Estaba meditando y eso no era algo extraño, lo realmente extraño fue verla envuelta por un resplandor fucsia y sentir emanar de ella un inigualable poder espiritual.
<<Por eso su esencia era distinta... Por eso quemó mi mano al rozar con la suya... Es como las miko de la antigüedad>> pensó mientras miraba la quemadura en su mano.
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Máscara de hechiceros
FanfictionEsta es una historia sesshome donde el trío Taisho a pesar de ser seres sobrenaturales deciden hacerse pasar por humanos común y corrientes; Touga junto a Naraku han aprendido magia negra con la hechicera Tsubaki y Naraku guarda un rencor hacia Toug...