cap11

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El joven ojidorado despertó perezosamente en su enorme cama; la noche anterior había salido con kikyo y entre beso y beso había tomado la pequeña cintura de la peligra y había pegado su cadera a la de ella provocando el roce de su erecto miembro contra su vagina.
-dios, Inuyasha!- dijo roja hasta las orejas y desviando con vergüenza la mirada.
-perdoname kikyo pero es lo q provocas en mi- admitió seductoramente tomándola del mentón para continuar besándola. La pegó más a él y su dureza volvió a rozar a la chica, ésta vez ella soltó involuntariamente un gemido y el peliplata sonrió complacido. -oh por favor hazlo una vez más- suplicó el joven muy emocionado.
-lo.. lo.. lo lamento yo no quise...- tapó su cara con sus manos sudorosas, moría de vergüenza, no había podido resistirse y había soltado aquel gemido sin querer.
-kikyo, me encantaría hacerlo contigo- confesó tratando de hacerla quitar las manos de su cara. -se q es muy pronto pero te deseo kikyo, quiero estar contigo, quiero q seas mía y...- sus palabras se vieron interrumpidas por la pelinegra.
-eres igual q todos, solo buscas sexo para cuando lo consigas largarte!!!- reclamó con rabia y desprecio.
-no kikyo, te juro q no es así, los...- se detuvo, había estado a punto de decirle q los de su especie son capaz de reconocer a su hembra desde el primer instante. -los hombres en su mayoría solo buscan sexo, lo sé y te entiendo pero dame una oportunidad para demostrarte q no soy como ellos, yo quiero algo muy serio contigo, quiero q seas mi esposa, tener hijos, no solo quiero una aventura contigo kikyo, quiero una vida a tu lado- la tomó de las manos y la miró directo a los ojos. -te amo kikyo, quizá pienses q estoy loco por decir esto tan pronto pero te amo- acarició la rosada mejilla de la chica y la besó en la frente. -es hora de irnos, nos vemos mañana?- preguntó con duda mirando su reloj, ella asintió y secó algunas lagrimillas q se habían escapado de sus ojos debido a la emoción.
-inuyasha... No quiero q me presiones, lo haremos en su momento- aunque le costara un esfuerzo sobrehumano ella no cedería tan pronto.
-eres?...- ella asintió deseando q la tierra se la tragara y él sintió su pecho inflarse de la emoción pues a pesar de ser un híbrido y poseer un gran olfato, el hecho de saber si una chica era virgen o no se le dificultaba ya q los humanos no poseen una esencia tan fuerte como las de los youkai y con el pasar de los días aquel olor del hombre desaparece por completo del cuerpo femenino. Caminaron hasta la casa donde vivía la pelinegra y se despidieron con un beso.
Al llegar a su hacienda el joven se fue directo a la cama e intentó descansar pero aquel hermoso gemido q kikyo había dejado escapar estaba tan presente en su mente q le fue imposible resistirse a masturbarse con aquel sonido en su cabeza... Una, dos y tres veces había sacado aquellos potentes chorros de semen caliente hasta q finalmente decidió dormir.
-kikyo- suspiró su nombre saliendo de la cama completamente desnudo y con una enorme erección, caminó directo al baño donde bufó con desgano al ver el enorme recipiente con agua fría; odiaba ese sitio, no se compara con la casa q tenían en la capital, con el lujoso baño con agua fría o caliente según su gusto. Suspiró pesadamente y tomó aire antes de echarse el primer cubetazo de agua el cual le puso la piel de gallina; estaba endemoniadamente fría así q velozmente se bañó y corrió hacia la cocina a prepararse una taza de café para calentarse.

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-dijo q este fin de semana nos acompañará al partido de béisbol así q ahí podré presentarselo- decía la joven pelinegra durante el desayuno con sus amigas.
-q bueno kikyo, estoy entusiasmada por conocerlo- respondió Sango tomando su jugo de naranja.
-y q tal estuvo la cita de anoche?- indagó Rin con una sonrisa pícara q hizo sonrojar a la pelinegra al recordar como aquella erección rozaba su húmeda vagina.
-pues... Estuvo muy bien, besa muy bien y ya! Solo eso les diré- soltó kikyo completamente sonrojada.
-ok, ok está bien, nosotras entendemos- la castaña giró hacia su silenciosa amiga azabache y notó su triste mirada. -oye Kagome, q sucede? Estás muy callada hoy- dijo con preocupación.
-es q Bankotsu llegó a mi casa y...- la azabache empezó a contarles lo ocurrido y luego todas empezaron a maldecir al moreno por su atrevimiento.
No podían creer q aquel chico q tan educado había sido con todas ellas terminara siendo un abusivo.
-q harás si te busca?- preguntó kikyo con el ceño fruncido.
-lo mandaré al diablo, con lo q hizo anoche, Bankotsu Yöhei fue desterrado para siempre de mi corazón- afirmó muy seriamente haciendo asentir a sus interlocutoras.

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Un extraño golpe de energía vital recorrió el cuerpo del ojidorado, frunció el entrecejo aún recostado en la cama de dónde no había podido levantarse debido a su falta de energía y el dolor q no menguaba en su cabeza. Alzó una mano y luego la otra, levantó una pierna y luego la otra, su movilidad estaba mejorando aunque aquel horrible dolor en su cabeza aún no desaparecía... Tocó su rostro vendado y empezó a imaginar cómo habría quedado tras el golpe, le dolía todo, seguramente estaba desfigurado, sentía aquella energía recorrer su cuerpo y trató de canalizarla en su cabeza; necesitaba autosanarse lo más rápido posible para ir en busca de la humana de la q su madre le había hablado 500 años atrás.
-es hora de tu medicina- no tuvo tiempo de reaccionar pues cuando escuchó la voz de Midoriko sintió también un piquete en su brazo derecho, inmediatamente el dolor se fue y volvió a caer en un sueño profundo, al estar tan débil era incapaz de percibir la presencia y aroma de quienes se acercaban, era como un humano más en esos momentos y odiaba sentirse así.

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-pero q mierdas dices Naraku! Cómo está eso de q es cierto q intenté violar a Kagome?!!! Yo jamás haría algo así, yo la amo y siempre la he respetado, tenemos 2 años de novios y sabes q me juego el culo en cada rodeo para darle la boda q se merece!!!- gritaba furioso el moreno mientras Naraku observaba una y otra vez la escena de la noche anterior en casa de la azabache.
-tu te estás metiendo drogas cabron! Cómo es q no recuerdas esto?!- volteó el espejo hacia el moreno y éste apretó los puños y dientes con fuerza al ver de lo q Naraku hablaba pues por más q intentaba recordar no lo lograba.
-no, no, no, no fui yo!!!- gritó iracundo mirando el reflejo.
Naraku no comprendía por q el moreno se negaba a creer lo q sus propios ojos veían, empezaba a sospechar de q por tanto montar toros se le había volteado el cerebro y por eso no recordaba nada.
-vete a la mierda Bankotsu, quizá esto sea por obra de Touga y su maldición- dedujo sin tener certeza de sus palabras pues si bien era cierto q él había sido instruido por Tsubaki y había aprendido muy bien, él sospechaba de q la muy maldita le había ocultado parte de sus conocimientos y al infeliz de Touga si le había enseñado todo.
-puede ser- admitió bajando la cabeza con vergüenza.
-no te preocupes, cuando Touga muera tú quedarás libre de esa maldición- animó Naraku poniendo su mano en el hombro del moreno.

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Touga había sido trasladado a un penal y lo habían metido a una celda con 7 tipos más, ahí sería imposible hablar con su hijo por medio de un vaso con agua.
-miren no más q tenemos aquí- un tipo alto y de color sonreía soberbiamente mirando al peliplata como si fuese una presa.
-carne fresca- completó otro de los hombres.
-pido palco- azuzó otro.
-no molesten o se arrepentirán; no soy como ustedes- advirtió el albino sin expresión alguna.
Quizá no poseía ninguna de sus espadas con poderes sobrenaturales pero aún podía hacer uso de sus garras contra aquellos indefensos pero insolentes humanos, él había decidido vivir como un humano normal pero no cometería el mismo error dos veces y dejarse hacer daño por no dañar humanos; quizá sí le hubiese dado su merecido al tal kuranoske, no estaría en un penal rodeado por delincuentes q deseaban golpearlo y violarlo.
-oh! Mira q bonitos tatuajes tiene la putita en su rostro- exclamó uno de ellos con excitación mientras intentaba tocar el rostro del peliplata, algo q no logró pues éste lo tomó del brazo y aplicó su potente veneno haciendo q el tipo gritara... Los otros seis al ver ésto se le fueron encima al ojidorado, no iban a dejar q un recién llegado lastimara a su amigo, le darían una paliza q recordaría el resto de su vida.

Máscara de hechicerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora