cap12

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-oh! Mira q bonitos tatuajes tiene la putita en su rostro- exclamó uno de ellos con excitación mientras intentaba tocar el rostro del peliplata, algo q no logró pues éste lo tomó del brazo y aplicó su potente veneno haciendo q el tipo gritara, desde el instante en q pisó la celda y estando de espaldas a los reos había develado sus marcas de nacimiento, estaba listo para defenderse en caso de ser necesario... Los otros seis al ver ésto se le fueron encima al ojidorado, no iban a dejar q un recién llegado lastimara a su amigo, le darían una paliza q recordaría el resto de su vida o eso pretendían hasta q con solo alzar las manos una fuerte ventisca lanzó a los 7 hombres contra las paredes de la celda.
-les dije q no somos iguales- reiteró el peliplata acercándose a una de las literas. -a partir de hoy, ésta será mi cama- añadió mientras se sentaba y olfateaba la sábana recién lavada y doblada. -entendido?- inquirió con una sonrisa de satisfacción mirando a los hombres levantarse con dificultad.
-si- respondió uno de ellos temblando de miedo.
-si q?- dijo clavando su mirada en el tipo y haciendo destellar un rojo carmesí en el dorado de sus ojos el cual fue visto por todos.
-si señor- respondieron los 7 al unísono.
-asi me gusta, pórtense bien y nada les pasará- advirtió burlón, no era q disfrutara q los demás le temieran pero ésto era necesario si quería estar sin lastimar a nadie y sobrevivir en aquel horrendo lugar.

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Los días fueron pasando y el joven híbrido revisaba el espejo insistentemente, buscaba una pista de su hermano o de quién había robado su cadáver; buscaba entre todos los hechiceros q había logrado conocer a lo largo de su vida y buscaba algún incremento de poder así fuese minimo pero nada, aún no encontraba nada inusual en ninguno de ellos. Por momentos le invadía la idea q Sesshomaru estuviese vivo pero esa idea era desechada al caer en cuenta de q si así fuese él ya habría regresado. También estaba el hecho de q aún con su sensible olfato no podía encontrarlo y tampoco percibía su presencia por ningún lado.
Salió una vez más hacia la ciudad, quizá allá podría encontrar una pista, tomó el espejo, lo colocó con cuidado en el asiento del copiloto del Jeep y empezó la búsqueda.
Al llegar a la ciudad visitó el hospital donde había estado su hermano pero la mezcla de olores q había en ese lugar no era de mucha ayuda, miró el espejo buscando algún cambio y nada... Condujo por varias horas por las calles de la ciudad buscando algún rastro de su hermano pero todo fue en vano.
-sesshomaru... Q pasó contigo?- se cuestionó a sí mismo mientras tomaba la carretera abierta q conducía hacia la zona norte donde habitaba ahora en completa soledad.

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Finalmente había llegado el fin de semana, las chicas estaban sentadas en la gradería viendo desfilar a los jugadores quienes se ubicaban en sus posiciones.
-tira un juego perfecto Miroku!- animó Sango a su novio quien ya ubicado en el montículo sonrió y le lanzó un beso.
-q lindoooos!- exclamó la azabache al ver aquel gesto y ver a su amiga sonrojarse. -por cierto Kikyo, no dijiste q aquí te verías con tu novio y nos lo ibas a presentar?- preguntó haciendo tensar a la aludida quien estaba mirando hacia todos lados en busca de su amado peliplata.
-asi es Kagome, el dijo q vendría pero no lo veo- respondió con tristeza y pensando en q él la había plantado. Sango, Rin y kagome se levantaron y fueron por algo de tomar a un puesto ubicado a unos metros de sus asientos y dejaron sola a kikyo.
-buenos días mi amor, disculpa la demora pero fue por una buena causa- dijo el ojidorado al aparecer repentinamente detrás de la pelinegra y dándole una hermosa rosa roja.
-hola mi amor, pensé q no vendrías- azuzó haciendo un puchero. Tomó la rosa y sonrió completamente sonrojada. -niñas- dijo en voz alta llamando la atención de sus amigas. Rin y Sango voltearon y al verla con aquel guapísimo joven olvidaron las bebidas y se acercaron a saludar mientras q Kagome se quedó pagando la cuenta de lo q ya habían pedido.
-hola, mucho gusto, mi nombre es Sango- saludó la castaña con emoción.
-yo soy Rin, encantada de conocerte- segundó la menor de todas.
-mucho gusto chicas, mi nombre es Inuyasha Taisho, novio de kikyo y su futuro esposo- dijo el peliplata haciendo q la nombrada se pusiera roja cual tomate.
-kyaaaa!!! Q cosas dices Inuyasha!!!- exclamó la joven llena de vergüenza.
-solo digo la verdad mi amor- la tomó por la cintura y la pegó a su cuerpo para darle un besito en los labios.
-se ven tan lindos, hacen una bonita pareja- opinó Sango con una sonrisa  pícara.
-es verdad; hacen una bonita pareja y me alegra q tengas planes a futuro con mi amiga- comentó Rin muy contenta.
-oigan chicas podrían ayud...- Kagome se venía acercando con la bandeja de refrescos y por venir concentrada en donde pisaba para no caer no había visto al peliplata pero al alzar la vista y encontrarse con aquellos preciosos ojos dorados y ver su cabello plateado soltó la bandeja, los refrescos cayeron al piso y su expresión de asombro fue inevitable. -tú...- dijo refiriéndose al joven, sus amigas estaban más q confundidas por la actitud de la azabache, el ojidorado sintió su corazón acelerarse pues nunca pensó q volvería a ver a aquella joven y al tenerla en frente se dió cuenta q era amiga de su novia, lo extraño era q ella se estaba refiriendo a él... Sería posible q ella lo haya visto en su verdadera identidad cuando el hechizo de cambio de aspecto cedió?
No sabía q hacer, si ella lo había visto tal cual entonces estaba metido en graves problemas, lo más seguro era de q ella le contaría todo a kikyo y lo mandaría a volar... Dió un paso atrás mirando fijamente a la azabache y las demás lo miraron con duda pues no entendían nada.
-eres tú- dijo en voz baja y asintiendo.
Inuyasha llevó sus manos para atrás ocultandolas y preparándolas para aplicar un poderoso hechizo en caso de ser necesario; no estaba dispuesto a perder a kikyo, no por la azabache, no por Yöhei ni por nadie, si tenía q conjurar el campo de béisbol entero lo haría con tal de q nadie lo separara del amor de su vida, amaba a Kikyo y la quería para  madre de sus cachorros así q por ella estaba dispuesto a todo.
-a q te refieres?- preguntó aparentemente sereno aunque por dentro su corazón latía desenfrenadamente.
-tú eres el chico q acompañaba a Sesshomaru el otro día en el bar restaurante, si, estabas tú y otro señor q es muy parecido a ustedes... Son familiares?- inquirió la azabache haciendo q el peliplata soltara disimuladamente todo el aire retenido en sus pulmones.
-si, él es nuestro padre, como conoces a Sesshomaru?- demandó a saber con algo de desconfianza; quizá ella sabía dónde estaba o podría darle una pista, quizá ella sabía más de lo q él y podría sacarle esa información de alguna manera. Después de todo ninguna mujer podría resistirse a sus encantos masculinos... Claro, esto lo haría sin q kikyo se enterara.

Máscara de hechicerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora