28. Mi niñez pasó hace mucho, así que dime la verdad.

715 41 5
                                    

¡Concurso navideño, si quieren participar lean la nota de abajo!

Dedicado a: @Master_Rex2003

Luz...

Cámara...

Acción...

—¿Desea algo Sra. Dumont?

Negué—No, gracias.

Continué con mi camino, habia sido un dia largo. La cabeza me duele, siento mucho sueño y los tacones me lastiman. Necesito dormir un poco, no puedo con tanto dolor interno. Siento por lo que acabo de saber que no doy para más, la vida me odia, ¿Qué le hice? ¿Nacer? Si es así, ¿por qué no me dejo morir de hambre cuándo tuvo oportunidad? ¿Por qué no permitió que ese hombre que estaba con mi madre me matara a golpes? ¿Por qué mi madre no me abarto?

Tal vez con eso la vida me hubiera salvado de tanto dolor, desprecio y mala situaciones. Pero no lo hizo, de tanto sufrimiento que he pasado realmente no hallo una sola razón por la cuál seguir en pie. Tal vez se me suicido, eso ayudaria a que tenga una pisca de paz entre tanto infierno.

Mi mente se sentia cargada por tantas presiones y circustancias que me siguen, no puedo continuar de este modo. Porque aunque no sea feliz, hay algo que siempre querré y necesitaré, algo por lo que he luchado estos quince años que llevo con vida. Eso que no le hallo el sentido en este momento, y es estar con vida.

¿Para que continuar?

¿Por qué luchar contra el Sr. Dumont cuándo se que no tengo posibilidades?

No soy nada, no soy nadie.

Me observé por el gran espejo de la habitación—Esto siempre lo desee, no pasar necesidades. Tener un techo y comida.—Llevé mi mano a mi rostro—Ser una ama de casa, con un esposo modelo respetable.—mis ojos comenzaron a gotear—¡No quiero esto, yo quiero amor!—grité al ver el techo—¿Escuchaste? ¡Quiero amor!—Rogué— Quiero importarle a alguien, quiero una familia, no lo material. Sólo deseo que a alguien, que de verdad me ame—caí incada de rodillas—dejo el dinero, las joyas. Por unos segundos de amor, ¿Tanto mal hice al nacer que todos me odian? —Solloce—Solo pido ser feliz,—llevé ambos brazos a mi pecho—solo deseo que me amen ¿Es imposible eso? Si el Sr. Dumont llega a lastimarme tanto para matarme se lo agradeceré. Me habra hecho un gran favor al acabar conmigo.

La puerta de la habitación se abrió de la nada, Federico estaba ahí con el cabello desordenado y el rostro golpeado ¿Qué le paso? Me levanté del suelo, él se acercó a mi y reviso mi rostro percatandose de que estaría mejor. Creó que mis gritos llegaron a él.

Examine su rostro golpeado y sangriento—¿Qué sucedió contigo?

Negó—Eso no importa ahora.

Hice caso omiso a sus palabras—Por supuesto que importa.

Fui al baño por un botiquín de emergencia, rebise entre las gavetas en busqueda de este. Cuándo lo obtuve él estaba sentado en el borde de la cama, la sangre se estaba escurriendo de su nariz. Me apresuré y comencé a limpiarlo en ese lugar, llevé se cabeza a la parte de atrás para que la sangre dejara de salir.

Me encargué con el algodón y la gasa que todo se fuera mejorando. Con extremo cuidado de no causarle dolor. Esto ya no es normal, es la segunda vez que lo ayudo, algo me dice que nada esta bien con esto. No creo posible que sufra estás heridas como si de nada se tratase.

Gruñó por el ardor del alcohol—¡Arde, demonios!

—Deberías tener más cuidado—comenté en forma de reproche—¿Qué fue lo que te paso?

M U Ñ E C ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora