||1|| ¿Qué me habrás hecho, Muñeca?

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Luz...

Cámara...

Acción...

...Seis años atrás.

Dos días.

Sólo eso ha pasado desde que ella se fue de su vida.

En su mente no deja de rondar el recuerdo de sus ojos color cielo, de sus carnosos labios y su cabello igualado al sol. La hermosa y perfecta Muñeca. Qué compró como reemplazo de su antiguo amor y desquite de la mujer que acabó con su felicidad. Qué dañó y destrozó sin piedad alguna. Acabó tanto con las pocas esperanzas que tenía, como también lo hizo con lo poco que le quedara de vida. No tuvo ni la más mínima consideración cuándo ella suplicó, rogó: Que se detuviera. Ni siquiera al momento en el que le pidió el divorció. Solo por sus últimos días de vida.

Todo fue inútil, cometió lo mismos errores que en el pasado. Su esposa e hijo murieron por su egoismo, su necedad y falta de confianza. Y ahora ella, una chica joven y hermosa. Con un sueño mínimo; La felicidad. Destrozó como un tsunami eso. Una inocente pago por algo que no merecía. Esto lo involucra a él, y lo sabe. Pero aún contando con el conocimiento de haber dañado la vida de esa chica, continúa como si nada. ¿Por qué? Los mounstros no sienten, ni sentirán jamás remordimiento.

Había sido una noche larga para él. Sé he encargado de todo para que la cremación de Laura se hiciera. No quería perder el tiempo en tanto ajetreo, queria acabar con esto de una vez y dejarla ir. No podia seguir con esto, tenía importantes cosas que hacer. Tal y como lo hizo y en el pasado, comenzará a refugiarse en el trabajo. Huyendo como acostumbra de su realidad.

- Las cenizas Sr. Dumont.

Se las iba a pasar uno de sus trabajadores-Federico.-lo llamó.

-¿Eh?

-Llevalas.-Se colocó sus lentes-La apreciabas más ¿no?-Siguió su camino.

Obedeció, ambos hermanos caminaron por el cementerio. Personas estaban ahí apoyando a Christopher por su perdida la mayoría eran socios, el oficial Harper estaba presente pero distante a Dumont, los niños del orfanato no eran la excepción. Llevaban flores en sus mano para Laura, en agradecimiento por todos estos años. Federico con extremo cuidado y lágrimas bañando su rostro. Depósito la caja dónde estaban las cenizas de Laura.

El cura comenzó a predicar-Estamos aquí para despedir a Laura Watson de Dumont. Mujer admirada por la comunidad, rendimos tributo a tan admirable y bondasa mujer que dio todo por estas personas. A su tan corta edad ella hizo un gran esfuerzo para estos pequeños. Te bendecimos en el nombre del padre, del hijo, el espiritu Santo,-selló con un beso en sus dedo pulgar-amén.-Lanzó agua bendita en el lugar donde depositaron sus cenizas.

Unos tacones rezonaron hasta llegar al lado de Christopher-Al menos Montserrat duró más tiempo -Comentó con gracia.

-¿Qué haces aquí?

-Solo disfruto del espectáculo, otra mujer de Dumont muerta.

La tomó del brazo y la alejó de ahí, intentó resistirse a su agarre.

-¿Qué buscas? No tienes nada que hacer aquí, Largate-ordenó.

-No lo haré,-Se soltó de su agarre-quiero que todos sepan el maldito mounstro que se oculta detrás de la fachada de un hombre respetable-dijo lo último con sarcasmo.

M U Ñ E C ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora