||13|| Al menos Laura ya se ha liberado de ese monstro.

182 9 7
                                    

Luz...

Cámara...

Acción...


Verusha Ivanov.

Tenía sujeta mis manos, que temblaban del frío mientras mis piernas se movían, para mantenerme en calor. Oraba en mi mente por el bienestar de Laura. Han pasado horas desde que fue llevada a urgencias. No hay noticia alguna de ella además de que Charles fue con el doctor. Siento tanta impotente al no hacer algo bien en este tipo de situación.

No puedo perderte, Laura. No ahora, que por fin obtuve tu perdón.

—Laura. —la llamé pero solo estaba concentrada en el conejo —hermanita. Debes escucharme, te enseñaré a verte como una princesa, igual a mi.

Laura me miró con atención y comenzó a ver todas las poses de modelo que sé.

—Verás que seremos muy famosas.

—¿Tú eres, Verusha? —frente a mi apareció una mujer de cabello negro y ojos grises.

Atraje a Laura a mi y di una leve afirmación con la cabeza.

—Oh. Pero si el Sr. Watson tiene razón, eres sin duda una niña hermosa.

—¿Conoce a mi papá? —pregunté a la mujer que me sonreía.

—Claro. Precisamente acabo de hablar con él. He tomado la decisión de cuidar perfectamente a tu hermanita.

—¿Mi mamá está enterada? —no entendía por qué tenía que llevarse a mi pequeña hermana.

La comisura de su labio se alzó y una mirada de confirmación dio a entender que si.

—Por supuesto. Ahora, déjame llevarme a Laura.

—Espere. —fui hasta Laura y tomé sus mejillas para después dejar un beso en su frente. —Te amo, hermana.

Observé como la mujer tomó en brazos a mi hermana y se alejaba, en cada paso que daban. No importaba cuántas veces soñara con ese momento e intentara ir por Laura. No iba a poder tenerla en mis brazos y suplicar por su perdón. Eso, no era posible. Ella no podía ser alcanza por mi aunque lo deseara. Fui la responsable, dejé ir tan fácilmente a una pequeña bebé que no tenía culpa alguna.

En ese entonces… solo era una niña ingenua. Creí en las palabras de esa extraña que ahora ha provocado tanto dolor. Mi niñez fue muy triste. Vi tanto sufrimiento y ríos de lágrimas construir muros entre mi familia.

—No quiero ir a Rusia, me quiero quedar. —corrí hasta los brazos de papá.

—Verusha. —quiso convencerme Charles pero no lo quise oír.

—Padre, por favor. —me resguarde en su cuello.

Sus manos acariciaron mi cabello y sentí sus lágrimas derramarse, me separé para poder verlo al rostro y con mis manos, las borré.

—No hagas esto difícil, te irás conmigo quieras o no, Verusha.—afirmó mi madre.

Me bajé de los brazos de mi padre con la mirada baja, con mis pequeñas manos comencé a desaparecer las lágrimas.

—Yo soy la culpable… ¿Verdad? —mamá giró con rapidez a mi dirección y se agachó a mi altura. —yo provoqué esto, —aseguré en un susurro.

Sus manos acariciaron mi rostro y comenzó a negar ante mis palabras. Me atrajo a su pecho, dándome el cobijo maternal.

—El culpable de esta situación no eres tú hija.

M U Ñ E C ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora