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Aquella noche, superado el enorme escándalo en la casa del abuelo de Valentina, Mariana e Ivanna se marcharon a la casa de la pediatra. Después de ponerle Mariana al día sobre lo que había pasado, lo que habían descubierto de Jonny y el porqué de aquella encerrona en el baño, ella le sonrió admirada.

-Me encantas, ¿lo sabías? -le dijo mientras ella se miraba el anillo de compromiso.

-Lógico. Con mi enorme sex appeal, no es para menos -rió Mariana y añadió-: ¡Ah, y no olvidemos mi casi recién estrenada nariz!

Acercándose a ella, Ivanna preguntó mientras la abrazaba:

-Esta noche te quedarás toda la noche en casita y podremos dormir juntitas, ¿verdad?

Ella se tensó y con rapidez dijo:

-Mmm... creo que va a ser imposible, corazón.

-¿Por qué muñequita? -sonrió Ivanna.

-A ver... tengo que poner una lavadora. Luego quiero descongelar carne picada para hacer albóndigas para esta semana. También tengo que planchar un cerro de ropa que quité ayer, y...

-Sabes que ya no roncas -dijo de pronto Ivanna.

-¿Qué? -susurró al oírle.

Divertida por la cara de ella, Ivanna repitió:

-He dicho que ya no roncas.

-Oye, no sé de donde sacas eso.

Ivanna se carcajeó y, cogiéndola entre sus brazos, se sentaron en el sillón.

-El día que llegaste al hospital con la nariz maltrecha, yo dí autorización para que te arreglaran todo el conducto, y por arte de magia se te quitó ese problemita.

-¡Ay, Dios! ¡Qué vergüenza! -Suspiró tapándose la cara con las manos-. ¿Cómo sabes que ronco? O bueno roncaba.

-Vamos a ver, Barbie policía. Llevo contigo más de cinco meses y aunque siempre te has negado a pasar conmigo la noche entera, al principio, después de un estresante día de trabajo, cuando llegabas aquí y mientras veíamos películas en la tele, te quedaste dormida y roncaste, luego Juliana me dijo que ese era tu gran temor.

-¡Mierda! ¡Qué juliana te dijo! -chilló, pero se carcajeó-. ¿Y aun así quieres casarte conmigo?

Con un gesto que demostraba todo el amor que sentía por ella, Ivanna susurró:

-A ver, cariño, te voy a confesar algo. Como tú no te oyes durmiendo pues no sabes que ya no roncas, pero realmente lo que me tiene enamorada de ti son estos pechitos hermosos, -le dio besos sobre el escote-, y tu boca -beso en la boca-, y tus ojitos --besos en la boca sin perder la mirada-, no esos ruiditos que crees que haces ¡Ok!

-Por favor, payasita, no me avergüences más -le besó en la boca y ella rápidamente la agarró y la tumbó en el sofá.

-Mmmm... ¿Sabes que me encantas toda tú?

-¿Incluidos los gorditos de mi barriguita? -rió ella e Ivanna asintió.

-Incluido todo, mi amor. A ti no te sobra ni te falta nada.

-Vaya, me alegra saberlo. En mi próxima vida quiero tener un cuerpo diez, porque ahora lo tengo once.

Ivanna sorprendida por aquello preguntó:

-¿Once?

-Sí, porque me sobra un poquito -dijo ella y ambas rieron.

Ivanna, feliz, la miró. Mariana era divertida e ingeniosa, y eso era algo que a ella le volvía loca.

Si yo no te tengo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora