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Tras un duro día de trabajo en la comisaría, con más horas de las que debían trabajar, Juliana deseaba llegar a casa para ver a Luna, pero tenía que ayudar a Mariana. Le propuso ir a cenar algo a un restaurante italiano que conocían, y ella aceptó.

Antes de salir de la comisaría, sor Celia le indicó a Juliana que tenía varias llamadas de Mateo Luna. El de los INTERPOL. Extrañada, se lo comentó a Mariana.

-Ahh... sí, claro que lo recuerdo. Es el tipo que el otro día te sonrió en quinientas ocasiones durante la reunión de Márquez.

-El mismo.

-Creo que le gustas... -canturreó divertida.

-Pues allá el, porque lo que se dice yo, no. No sé quién es ni qué narices quiere. Solo sé que está muy pesadito, y le voy a tener que dar un corte a lo Valdes.

-Uf... pobre vato... qué pena me da -se burló Mariana mientras cogía su bolso y salían para el restaurante.

Cuando llegaron al lugar, Lucca, el dueño del restaurante, las saludó; dejaron sus bolsos y sus abrigos en la mesa y pasaron a la cocina a saludar a Valeria, su mujer. Era simpatiquísima.

Diez minutos después, cuando charlaban de vuelta en su mesa, Juliana vio entrar por la puerta a Val. Durante unos segundos se miraron y ambas recordaron todo lo vivido aquel maravilloso fin de semana, en especial cuando bailaron If I Ain't Got You, de Alicia Keys.

«Me encantas, doctora Postrecito», pensó con un suspiro.

Ivanna las vio sentadas allí y rápidamente se dio la vuelta para salir. Pero Val habló con ella unos segundos y logró convencerla para que se quedara.

-Buenas noches, señoritas -saludó Val; luego le dio un beso en los labios a Juliana y se sentó a su lado.

Mariana, al levantar la cabeza y ver a Ivanna, echó pestes.

-Tranquila, Terminator, a mí tampoco me hace demasiada gracia verte -gruñó Ivanna.

Lucca les tomó el pedido en cuanto las cuatro se sentaron. Ante el mutismo total, fue Val el que habló.

-¿Qué tal el día de hoy?

-Lioso -sonrió Juliana.

-Un día más. Niños con mocos. Madres histéricas y para remate, dos prematuros.

-Habló la "fresa embriagadora" -se mofó Mariana. Todas la miraron.

-Te crees muy graciosa, ¿verdad? -preguntó Ivanna.

-Qué va... loca!.

Juliana miró a su amiga y le dio una patada por debajo de la mesa para indicarle que se callara. Esta lo hizo. Ante el ceño fruncido de la doctora Buttler, Val intentó reconducir la conversación.

-Dejaste los CD de música en casa y los tengo en el coche.

-No importa, ya me los darás, o mejor hazte una copia, así la podrás escuchar de vez en cuando -sonrió Juliana.

-¿Te gustó Marc Anthony? -preguntó Mariana y Val asintió-. Es un cantante sensacional. Tiene una música buenísima, ya lo verás.

-Aménnnnn -suspiró Ivanna. Todos le miraron.

-¿Amén qué, payasa? -preguntó Mariana.

-Ufff... Barbie policía, te noto un poco alteradita -sonrió Ivanna al ver cómo aquella le miraba y casi echaba humo por las orejas.

Val casi no podía creer que aquellas se comportaran como dos niñas. Iba a hablar, pero se le adelantó Juliana.

-Bueno, ¡basta ya! Parecen dos niñas de teta y no dos adultas. ¿Quieren hacernos el favor de comportarse y hablar las cosas como personas normales y dejar de tirarse puyitas para molestar cada vez más?

Si yo no te tengo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora