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En el interior de la casa, Juliana se divertía junto a Val, Ivanna y Mariana. Y cuando vieron aparecer a Vito vestido también de highlander, con aquellas canillas al aire, el cachondeo entre ellas fue brutal.

Elena y Giselle, vestidas de reinas, encontraron sus miradas un par de veces con Juliana, y esta vio la advertencia y la rabia en sus ojos. Finalmente se olvidó de aquellas mujeres, se integró en la fiesta y se divirtió.

-¡Vaya novio que tienes, pequeña! picarona -susurró Mariana y Lidia la miró.

-Perdonen, chicas -se disculpó esta-. Pero cuando supe que mi hermanita y su mejor amiga salían con unas policías, les juro que vi el cielo abierto.

-¿Y cuándo se lo vas a decir? -preguntó Juliana con disimulo.

-Esperaba el momento oportuno y tu ayuda -respondió Lidia.

-Mi ayuda la tienes. Creo que Mateo es un tipo encantador y además está coladito por ti.

-Llegará de un momento a otro, le invité a la fiesta.

Juliana y Mariana se hicieron las sorprendidas, aunque sabían de sobra que Mateo acudiría aquella noche. Habían trazado un plan.

-Tú estás tonta -susurró Eva-. ¿Cómo se te ocurre hacer eso? Mamá pondrá el grito en el cielo cuando se entere.

-Si mamá no ha dicho nada porque Juliana esté aquí, ¿por qué tendrá que decirlo de Mateo?

-Ainss... ¡Mmierda! -rió Mariana-. Se nos viene la tragedia.

En ese momento llegó David hasta ellas vestido de mayordomo. Eva le rozó la mano al coger una copa de su bandeja y sonrió. El muchacho, al sentir aquel contacto, levantó la mirada y sin apenas gesticular, le guiñó un ojo. Cuando este se alejó, Eva dijo:

-Y yo, ¿cuándo podré decir algo de él?

-Otro día, Eva -masculló su hermana-. Hoy llega Mateo y creo que con ese disgusto mamá ya tendrá bastante.

-Eres una egoísta. Has planeado esto sin contar conmigo y eso no me gusta.

-Chicas... chicas, no se peleen o la gente pensará que pasa algo -sonrió Juliana; luego miró a Lidia y dijo-: ¿Cuándo llegará tu novio?

-Le he dicho que cuando llegue me dé un telefonazo. Yo misma iré a la entrada a recogerle -y mirando a Juliana dijo-: Estoy tan nerviosa que apenas puedo andar.

-Lidia, tranquilízate. Creo que Val no te lo pondrá difícil. El otro día hablé con ella y me dijo que si ella se ha podido enamorar de una mujer policía como yo, ¿por qué ustedes no?

Eva y Lidia la abrazaron y Val las vio desde donde estaba y sonrió. Ver a Juliana tan integrada con sus hermanas le encantaba, y por el gesto pícaro de ellas... Le gustaría saber qué tramaban. Aunque no podía pensar lo mismo de su madre. Ella misma había sido testigo de cómo miraba a Juliana y a Mariana con gesto desaprobador.

-Te compro tus pensamientos -dijo Giselle en su oído.

-No merecen la pena -sonrió Val sin apartar los ojos de Juliana.

Giselle, para atraer su atención, susurró:

-El otro día pensé que ibas a pasar la noche conmigo, como el año pasado.

-¿Qué día?

-La noche de la rifa en el hospital. Pagué dieciocho mil dólares por ti y esperaba un poco más -y acercándosele demasiado le susurró-: El año pasado lo pasamos muy bien tras la cena, mi amor, ¿no lo recuerdas?

Val la miró. Giselle siempre había sido una mujer sumamente atractiva y ardiente, pero Juliana había entrado tan fuerte en su vida que solo podía pensar en ella.

Si yo no te tengo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora