El domingo por la mañana Val y Juliana salieron a dar un paseo por la finca cogidas de la mano, mientras Pepe, el perro de Alirio, corría como un loco alrededor de ellas.
—¿Sabes, Val? Me muero por preguntarte una cosa, pero en el fondo me da un poco de vergüenza —rió Juliana.
—¡Dispara! —contestó Val y las dos sonrieron.
—Se refiere a Giselle, tu ex. ¿Qué hacía el día de la rifa en el hospital? —Ella la miró y calló—. Hay silencios que lo dicen todo y palabras que no dicen nada, ¿lo sabías?
Val sonrió. Llevaba esperando esa pregunta varios días y por fin aquella cabezona se atrevía a hacérsela.
—La invitó mi madre. Ellas tienen una buena relación y hablan bastante por teléfono. —«Maldita bruja», pensó Juliana—. Mamá aún no ha superado mi separación. Tenían una relación muy especial y creo que aún reza porque Giselle y yo terminemos juntas.
Incómoda por aquella revelación Juliana asintió.
—¡Eh, inspectora! —dijo Val parándose para abrazarla—. He contestado a lo que me has preguntaste. Pero déjame decirte que en mi vida, en mi cabeza y aquí en mi corazón, solo hay espacio para una. Y esa es mi superwoman. Por lo tanto, sonríe y no temas nada, que mi relación con Giselle nunca será más de lo que es.
—La noche de la rifa, ¿qué hiciste?
—Como manda la tradición, la invité a cenar. Fuimos a Sorinos, un restaurante que sé que a ella le gusta mucho...
—Oh... ¡Qué detallazo recordar su restaurante favorito! —frivolizó separándose de ella, pero Val rápidamente la volvió a coger—. Y dime, ¿tras la cena también la llevaste a su hotel favorito?
—La llevé a su hotel y después me marché a casa.
—Ah... —asintió Juliana con cientos de preguntas en la cabeza.
—¿Estás celosa? —rió Val besándola primero en la frente, luego en los parpados y por último en los labios.
Juliana ladeó la cabeza y tras pensar en todo lo que habían hablado la tarde anterior, contestó:
—Estoy tremendamente celosa, tonta. Es más, uando pienso en ti, en Giselle o en cualquier otra mujer que no sea yo junto a ti, me sube un calor por el estómago que me hace pensar en hacer verdaderas burradas y en gritar palabras de alto... altísimo impacto.
Encantada, Val la cargó por la cintura y giraron en el jardín, la besó. Y grito a todo pulmón ¡Por fin!
—Te juro por mi hija que cuando te vi marchar con ella sentí unas inmensas ganas de asesinar a alguien. Y te aseguro que en ese lote estabas tú.
—Uf... tendré que tener cuidado contigo, inspectora.
—Sí, Bombón —sonrió ella con perversión en la mirada—, tendrás que tener mucho cuidado si no quieres que yo te pague con la misma moneda. —Eso hizo que el ceño de Val se frunciera y Juliana, divertida, continuó—: Si tú tienes una legión de enfermeras y ex mujer detrás de ti, deseosas de tus afectos, yo solo tengo que recordarte que deseosos de mis afectos hay más de una, de dos e incluso de tres...
Oh... y de cuatro... ¡Mierda! ahora que lo pienso... y de cinco —terminó riendo.
—¿Intentas hacerme sentir mal?
—Solo intento dejar claras las cosas y marcar lo que considero que es mío. Ni más ni menos.
Encantada, Val suspiró y dijo.
—Umm... Entonces me consideras tuya.
—Lo eres. Y si tu presumes de mi ándate con ojo y no olvides que yo también puedo presumir de ti y de lo que es mío.—Val, sonrió—. Jul con gesto resuelto dijo—: Le iba arrancar las extensiones a tu ex y a todas las enfermeras que se atrevieron a pujar por ti. Cada vez que pujaban, las muy asquerosas me miraban con un gesto nada sano —y señalándole con el dedo dijo en tono cómico—: Que te quede muy claro que no soporto que nadie que no sea yo vuelva a tocar a mi doctora Postrecito. Y sí el año que viene, a tu santa madre se le vuelva a ocurrir rifarte, allí va a haber más que palabras y miraditas insanas. Porque si me tengo que poner a repartir golpes a diestra y siniestra, lo voy a hacer. Quedas avisada.
ESTÁS LEYENDO
Si yo no te tengo (TERMINADA)
Romance¿Cómo unas personas tan diferentes se pueden enamorar? Juliana y Valentina , van a comprobar esa teoría de que polos opuestos se atraen. Será por el sentido del humor, por el compromiso, por sus profesiones, hasta llegar a colarse como un insecto y...