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Sugey

No contaba con que mi hermano menor me entregara. Sabía que era parte del programa A-log, sabía el propósito final pero no de lo que se trataba. Qué era eso del ansible y por qué era tan importante, las cuestionantes dentro de mi mente gritando, aclamando por respuestas.

Tal vez no fue tan buena idea provocar su furia. Había estos sensores que al menor movimiento emitían un toque eléctrico, y habían pasado 3 días que no me alimentaban. No iba a gastar mi energía en ponerme furiosa así que controlé mis emociones y trataba de imaginar cómo eran mis alrededores.

Cada 3er día dejaban caer agua helada, eso me ayudaba a deshacerme de las excreciones de mi cuerpo y para hidratar mi piel, abría mi boca y esperaba que el agua me ayudara a sobrevivir otro día más. Era una lucha contra el tiempo después una corriente de aire caliente golpeaba mi cuerpo. No había nada que me cubriera y el aire me sofocaba.

Sin duda tenían una curiosa manera de convencerme que me uniera a su causa. No sabía lo que lograrían con esto, pero prefería mil veces morir a ser una esclava.

Todo este tiempo trataba de mantenerme cuerda, aferrándome a mis memorias. Porque a lo único que podía remitirme para mantener mi cordura, era a mis memorias, y ver en retrospectiva lo que me había pasado.

Había dejado de anotar mis sueños, desde que terminamos la prueba ni uno solo. Sin embargo recordaba cada uno a detalle. Todos se centraban en un tiempo caótico, donde yo exterminaba a varias personas inocentes, era tan real.

Phil me había dicho que se estaba implementando una ley para que cada persona nacida desde hace 14 meses llevara un implante cerebral. Las personas que lo desearan podrían adquirir una cita para implantarlo no tenía un costo excesivo y las personas estaban haciendo filas para instalarse un chip, El mundo estaba cambiando. Los tiempos estaban cambiando.

Se había determinado que las personas con el gen mutante no llevaran el implante, ya que era muy delicado el procedimiento y podía interferir con la conexión al ansible. El gen mutante era de suma importancia para estos tiempos de guerra. No querían arriesgarse.

El challenge fue crear una historia de ciencia ficción, lo más detallada posible, mencionar cada invento que nos parecía imprescindible en la vida cotidiana. Situaciones que necesitaran diseño. Era un challenge escolar. Me había estresado escribiendo sobre eso, el premio era un viaje a los satélites Mexicanos un recorrido por cada uno de ellos, era patrocinado por Intelsat y la NASA.

Al final no supe si resulté entre los elegidos. Se pospuso la fecha y al entrar al campo de entrenamiento no podíamos contactar con el exterior a menos que fuera la hora de la llamada familiar. Que muy pocos ocupaban. Se me había olvidado preguntarles a mis padres, antes de perderles el rastro.

Trataba de que el silencio no me carcomiera por dentro. Ellos estaban observando mi comportamiento, al menos eso es lo que yo pensaba. No creía que después de mi escape la primera vez cometieran el mismo error.

A los 15 días ya no tenía fuerzas, pero mí sentido del tacto y oído se habían sensibilizado. Con el trascurso de los días mi pulso había disminuido su ritmo. El abrir mis ojos me costaba mucho trabajo, como si cada párpado fuera de concreto. Casi a punto de perder completamente la consciencia. Alguien irrumpió, se escuchaban varias voces. 

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora