Gracia

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Phil

Gracia se había tornado huraña después de la muerte de su esposo Eneko, había intentado desesperadamente en que se le abriera un juicio a Sugey ella sabía que había suficientes pruebas para que Sugey cumpliera condena. Pero los rangos superiores le prohibieron que abriera el caso.

Después de su funeral ella viajó por parte de Europa, Eneko había dejado en claro que si algún día moría quería que esparcieran sus cenizas por donde había estado. La devoción de Gracia fue excelsa, fue a cada rincón en el que ella había escuchado que Eneko había estado. Fue hasta las ruinas de los laboratorios donde experimentaron con él. Solo para esparcir sus cenizas.

Sugey seguía sin respuesta, los especialistas decían que podía ser temporal, pero solo sabríamos por la respuesta que nos diera en las próximas horas. Muchos decían que era normal después del trauma emocional que sufrió. Otros especulaban que era temporal, que pasaría en las próximas 72 horas cuando pusiera en orden todos los eventos que pasaron.

Yo no podía soportar otra pérdida de este tipo, me mordía sin parar la piel alrededor de las uñas, provocándome heridas que me molestaron durante ese tiempo en la sala de espera. Pero nada de eso tenía importancia.

Ella quería huir de ahí, escapar de la realidad que la consumía por dentro. La culpa se la estaba comiendo. Nunca me quiso decir por qué había ido a buscar a su hermano a tan alejado lugar de la base, estaba seguro que cuando digiriera todo me contaría y así poder ayudarle en la sanación de su alma, por así decirlo. Al salir mi padre estaba en la sala de espera.

Mi padre se había enterado al finalizar su junta mensual con sus socios y al recibir la noticia canceló sus planes y regresó inmediatamente para ir a verla al hospital.

Mi padre estaba muy serio, salimos al balcón del piso del hospital psiquiátrico, se veía muy cansado. Y triste. Comprendí el por qué, cuando me dijo que habían encontrado los restos de Dalton, a Dalton lo habían mutilado dejándolo irreconocible, me contó que sospechó que algo no estaba bien cuando no respondió sus llamadas por 3 días consecutivos.

Al rastrearlo y enviar un equipo de búsqueda encontraron las cámaras de seguridad que Dalton había puesto sabiendo que si iban por él quedaría grabado el culpable. Dalton siempre fue así de precavido.

Los analistas encontraron justo el momento en que lo asesinaron, y lo peor es que salía perfectamente quién lo había hecho… Eneko Suk Miranda, el hermano menor muerto de mi adorada Sugey.

La noticia me impactó en demasía, Dalton había sido mi mejor amigo, mi hermano del alma durante todos estos años, no había recuerdo importante alguno en donde no estuviera él como testigo, reprimiéndome o compartiendo el momento conmigo.

Mi padre se retiró sin ver a Sugey, su cuerpo estaba cansado y para no entretenerlo más dejé que lo llevaran a casa en Inglaterra, estaba a 5 horas de distancia mediante transporte normal, pero al ver su situación pedí que lo llevaran en un mecha … tener uno disponible siempre tenía sus ventajas…

No habíamos tenido oportunidad, tanto Sugey como yo, de decirle a mi padre que planeábamos formalizar nuestra relación. Ya habían pasado 6 años desde que nos conocíamos, habíamos hecho clic, pero en estas circunstancias no podía decírselo. Solo agravaría la situación por la que estaba pasando.

Pronto tomaría el control de CC, padre estaba cada día más débil, y eso no podía salir a la luz del día. Pasé 4 días esperando reacción alguna de Sugey.

Las horas de visita eran muy estrictas 2 horas por día, y al cuarto día en el horario de visita ella respondió. Se acordaba de todo y jamás había visto sus ojos con tantas lágrimas, pena, y melancolía juntas como hasta hoy.

Ese mismo día por “coincidencia” también recibió visita por parte de Gracia, le pedí a Gracia unos minutos de su tiempo después de la visita a Sugey, ella solo respondió asintiendo ligeramente con su cabeza y entró al cuarto de Sugey.

Tardó breves momentos dentro de la habitación, me preguntaba si Gracia le estaría haciendo algo a Sugey, pero al dar un rápido vistazo no pude ver nada, Sugey parecía haberse dormido, las drogas que le administraron para dormir ya estaban surtiendo efecto.

Gracia me preguntó que si era importante lo que le tenía que decir, al decirle que sí, volvió a asentir y con la calma del mundo fuimos a la cafetería del hospital para comer algo. Lo que iba a decirle posiblemente la volvería loca. Pero sin darle tantas vueltas a las cosas, le dije lo que mi padre me había dicho sobre la muerte de Dalton, y que Eneko había sido quien lo había asesinado.

Los ojos de Gracia estaban abiertos como platos, empezó a murmurar cosas que no alcancé a comprender y salió corriendo velozmente hacia el elevador, al alcanzarla y con la falta de aliento sofocándome le pregunté qué era lo que le ocurría, la culpa se le veía tatuada en el rostro, ahí fue cuando pensé que algo le había hecho a Sugey.

Entré con ella al elevador subimos al 6º piso en donde Sugey estaba, corrimos a su habitación. Ella estaba dormida y su ritmo cardiaco estaba estable. Ella seguía viva, me había asustado por nada. Pero mi mundo se detuvo cuando Gracia retiró el suero que ahora tenía un aspecto morado purpúreo del sostenedor metálico.

Gracia respiró con alivio al ver que el líquido morado no había entrado al sistema de Sugey. Ella me dijo que el odio la había segado y que cuando visitó el laboratorio donde habían experimentado con Eneko se le ocurrió esa idea loca y vengativa de infectar a Sugey con un arma biológica desconocida que había sobrevivido cuando el laboratorio fue destruido.

No podía creer lo que mis oídos habían escuchado. Llamé inmediatamente al equipo de epidemiología para que corrieran pruebas a Sugey para detectar si algún microorganismo letal había entrado a su cuerpo.

Era increíble lo que Gracia intentó hacer, con trabajos pude controlarme y no asesinarla en ese momento. Los sedantes no eran tan eficientes porque Sugey ya había despertado. Ella preguntaba porque hacíamos tanto ruido.

Gracia estalló en millones de disculpas, Sugey no tenía idea de lo que había pasado pero al enterarse su ojo azul y su ojo verde estaban tan abiertos como platos, yo por otra parte pensaba que si la situación no fuera tan sería la fotografiaría en ese mismo instante, pero me contuve, apenas.

Sugey tenía algo que decirle a Gracia a solas, hizo mucho hincapié en eso. Así que no tuve otra cosa más que acceder a su petición. Esta vez cuando Gracia salió su semblante transmitía una vibra diferente, como si estuviera en deuda con Sugey, pero por más que pregunté ninguna de las dos hablo del tema.

Los epidemiólogos habían hecho el trámite de transferencia para correr las pruebas en Sugey. Al día siguiente la dieron de alta, al no encontrar nada en su sistema. Los restos de Dalton llegarían dentro de 16 horas. Gracia se había reintegrado al programa espacial. Y podría despedirse de su hermano gloriosamente como cada soldado caído tenía el derecho de ser despedido.

El funeral fue solemne, Dalton era muy querido en especial por mi padre y mi padre lo demostró sin escatimar para despedirlo.

Mi padre quería hablar conmigo y con Sugey. Fue ahí cuando nos develó su más grande secreto

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora