Silencio

nadie

Nadie soporta grandes lapsos de silencio, al menos nadie que conozca, tal vez por eso tenemos todos estos sentidos, para diversificar la forma en que apreciamos el silencio o al contrario para nunca experimentarlo.

Siento que por eso los astronautas después de tanto tiempo allá arriba o algún lado alrededor de la tierra, pierden un poco de cordura, porque al experimentar ese gran vacío, se dan cuenta que existe esa gran voz interna que a cualquier momento de silencio tomara el poder y por desgracia no hay mucho con lo cual opacar esa voz. No cuando apenas puedes controlar tu cuerpo.

Hace mucho tiempo quería ser astrónoma porque al mirar el cielo estrellado y saber que nunca podría alcanzar esas estrellas pero al observarlas con un avanzado telescopio, sentir que estaba tan cerca y que el caos de la pubertad quedaría atrás.

Pero todo quedó atrás, esos sueños se hicieron trizas, polvo, kapoot, las desventajas de vivir en una familia de clase media, con ambos padres trabajando y hermanos menores que imposibilitan se hicieran realidad.

Tanto añoraba un telescopio y así escapar de la cruel realidad, estar en el silencio y contemplar lo inalcanzable…

Desvaríos, creo que sufro de tan temible situación clínica, o los what if’s me persiguen. Lo más probable es que sea lo segundo.

Intento dormir pero solo logro de manera increíble enredar la sábana en mi cuello, el eco en mi cuarto me hace saltar, si acabo de darme cuenta que grité y no reconocí mi grito.

1 Hipopótamo, 2 Hipopótamos, 3 Hipo… pensándolo mejor,  después de todo el silencio es confortable. Los recuerdos se empiezan a apilar y cierro mis ojos. Mi mente juega trucos conmigo y escucho a lo lejos en el fondo situaciones que ya pasaron y con voces que no reconozco, pero dejo de concentrarme y al fin me engulle el silencio.