Capítulo 05

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Desde luego excitante.

El sábado por la mañana me encontraba arreglando mi cuarto mientras escuchaba música en mi reproductor. 

I, I follow, I follow you deep sea baby, I follow you —coreo la canción con mucha emoción, este tipo de música me ponía de buen ánimo —I, I follow, I follow you dark doom honey, I follow you...

—Nicole, llevas una eternidad arreglando ese cuarto —llega diciendo mi madre mientras abría la puerta demasiado rápido y le dedicaba un repaso a mi hermoso desorden.

—¿Eh? —tengo que bajarle el volumen a la canción para escucharla.

—Llevo cinco minutos llamándote y no respondes.

—¿Hace cinco minutos? Lo siento, es que estaba liberando un poco de estrés.

—Gritando, claro —sonrío muy inocente —tu abuela está en el teléfono y quiere hablar contigo. —me avisa mientras vuelve a dar una breve inspección a lo que estoy haciendo.

—¿Cuál de las dos? —le pregunto colocando la escoba a un lado en la pared.

—La madre de tu padre, Florence.

Vale, entonces debía bajar rápido antes de que mi querida abuela impaciente se enojara conmigo. Me deslizo por la baranda de las escaleras antes de que mi madre se diera cuenta y descuelgo el teléfono.

Hello? —hablo algo agitada, pero la llamada parecía silenciada —Grandma, are you there?

Escucho una interferencia por movimiento en ese momento.

Nicole, how are you? —me pregunta entre risas, quién sabe qué botón había presionado mal.

Hace días que no hablaba con mi abuela Florence, la mayoría de fines de semana mi padre nos llevaba a visitarla, ella vive al norte de la ciudad junto a mi tío Finley y su esposa, quienes tienen una hija, Ariana, un mismo monstruo en miniatura. La casa en donde viven es mucho más grande que la nuestra y hasta tiene una piscina con control de temperatura.

Muy bien, abuela —le contesto sentándome en el brazo del sofá —¿y usted cómo está?

Ansiosa porque sea Navidad, tu padre nos invitó a su casa para pasarla en familia.

—¿Ah sí? No lo sabía, pero es estupendo.

Sí, querida —me responde, ya me la puedo imaginar sonriendo —¿cómo va la escuela?

Todo bien, la otra semana salgo por fin de vacaciones.

Qué bien, ya podrás venir a visitarme más a menudo.

—Sí.

Tengo una sorpresa para ti, pero tendrás que esperar para navidad.

¿Una sorpresa?

¿No puedes darme una pista?

Escucho que se ríe.

Solamente te puedo decir que te gustará y mucho, además de que te servirá para muchas cosas cuando entres a la universidad.

Tocará esperar.

Está bien.

—Bueno Nicole, solo llamaba para saludarlas. Te dejo porque tengo que arreglar un asunto con tu tío al sur, espero verte pronto, te quiero.

Yo también, abuela.

—Saluda a Bar de mi parte.

—Bueno, adiós.

En Medio de CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora