Capítulo 17

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Teníamos un caos.

¿Será esto una señal divina? 

Me remuevo en el puesto y lentamente miro de nuevo hacia donde vi a Colton, ya se había sentado y junto a él se encontraba una mujer, supongo que es su madre. 

—¿Te sucede algo? —me pregunta Lowell despacio.

Dudo un momento en decirle, pero qué más da, no tengo la habilidad de desaparecer lastimosamente.

—Colton está aquí.

El chico levanta su cabeza y cuando lo ve hace una mueca como si estuviera confundido.

—¿Y no has hablado con él?

Niego con la cabeza.

Durante toda la celebración eucarística permanecí estática, trataba de no pensar en otra cosa solamente en lo que decía el sacerdote, pero a veces mi mente se desviaba y más teniendo a Colton cerca y a Lowell tocándome la mano. No sé si Vardy ya me habrá visto y si lo hizo no quiero ni pensar en todas las hipótesis que su mente habrá creado. ¿Será esta una penitencia por mis errores?

Cuando todo terminó nos levantamos y salimos por el otro costado de las bancas, así lo decidió Unai y nosotros hacíamos lo que él dijera, aunque agradezco eso porque o si no me hubiera encontrado con Colton y mi cara en estos momentos refleja el miedo que tengo de enfrentarlo. Esto solo me pasa a mí. 

—¿Quieres ir a comer algo? —inquiere el español siguiendome el paso.

Me remojo los labios.

—Nunca me negaría a una invitación para comer —contesto mirando a mis costados por si veía a Colton, en eso me adelanto y quedo casi que al lado de Unai que iba llegando a la calle.

—Eh, espera, no corras —escucho que me llama.

Me detengo un segundo y espero a que vuelva a estar cerca. Debemos salir de aquí rápido.

—Es que cuando tengo hambre no pienso en más nada que llegar y comer —miento mientras observo a todas las personas que caminan hacia la salida.

A cada hombre que veo con algo gris puesto me le escondo tratando de voltear y mirar hacia otra dirección. ¿Por qué no ha salido? ¿Qué espera?

—Ya extrañaba escucharte decir incoherencias —expresa mientras me agarra sorpresivamente de la cintura y me une con fuerza hacia él.

Aquí no, por favor.

—Estamos a las afueras de una iglesia, Lowell —comento con nerviosismo y eso provoca que se ría.

—¿Es que no escuchas el coro de ángeles alrededor implorando que te bese? —pregunta mirándome fijamente. 

—¿Coro de...? —no me deja terminar la frase porque de inmediato une sus labios con los míos.

Debo admitir que extrañaba besarlo, pero... no estamos solos, estamos en un lugar público donde claramente puede haber estudiantes de Lester y se supone que no deberíamos exhibirnos de esta manera y eso lo sabe muy bien Lowell. 

Me separo de repente y lo analizo sin entender. 

Miro sus ojos y antes de que suelte algo giro mi cabeza y apunto a donde está mirando ahora mismo él. Colton nos observa con la mandíbula apretada, sus ojos azules provocan una punzada en mi pecho y se profundiza cuando siento que su madre también me observa sin entender. Creo que me voy a desmayar.

Giro de nuevo hacia Lowell quien está cruzado de brazos remojándose los labios. Tiene una cara de triunfador que cualquiera reconocería a kilómetros. 

En Medio de CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora