No entendía mis sentimientos.
Había tenido más de una oportunidad para decirle a Eliana todo lo que estaba sucediendo con Lowell, pero el pánico siempre me dominaba.
Yo aún no entendía muy bien mis sentimientos hacia Lowell, puede que solo sea una atracción, porque ni siquiera conozco la mitad de su vida.
Cambié el rumbo de la conversación por el bien de nuestra salud, la pelirroja ni siquiera lo notó, porque empezamos a hablar sobre la celebración de fin de año.
Regresé caminando a casa, de todas las formas estábamos en mi zona, Eliana se había ido en bus, cuando llegué mi tía no tardó en preguntarme por su querido hijo.
—Él dijo que llegaba a las nueve y que Mathias lo traía en su coche.
Durante mi caminata venía construyendo la mentira, tenía varias opciones, pero como Oliver dijo que lo iban a traer, tuve que pensar en alguien que tuviera carro.
—¿Quién es Mathias? —me pregunta ella desde el bar de la cocina.
—Es hermano del mejor amigo de Nicole —le explica mi madre.
Vuelvo a dirigir mi mirada a la tv, estaba tratando de buscar alguna película, pero solo mostraban las noticias. Apago el televisor y me acuesto en el sofá, buscaré algo en Netflix.
—¿Y a dónde se supone que fueron? —habla de nuevo la mamá de Oliver.
Me quedo observando fijamente las letras rojas de mi pantalla.
—Eh, ellos fueron... a misa, sí a misa.
—¿A misa? —escucho que pregunta dubitativa.
—Se está convirtiendo, tía, es tiempo de cambiar —le digo.
Escucho la risa de mi madre.
—Hay poder, sobrina.
Luego de eso ellas empiezan a hablar de quién había decorado el árbol de navidad.
Dentro de mis gustos personales, las películas de terror estaban en el top de mis favoritas, luego seguían las de romance y en el puesto número tres estaban las de caníbales. Ya me había visto un gran número de rodajes y más de las segundas, pero aun no superaba Sydney White, las películas de Amanda Bynes son muy entretenidas, para mi gusto, así que me coloco los audífonos y me dispongo a obsérvala por una vez más.
Gracias a las típicas películas americanas, siempre he querido estar en las dichosas fraternidades que hay dentro del campus universitario, pero al parecer solo están en Usa.
La elección de la carrera que estudiaré después de que termine este último año escolar no la tengo definida, puede que estudie algo de negocios y siga con la tradición familiar o tal vez algo de diseño, no lo sé. Por ahora solo me concentraré en dejar mis calificaciones sobresalientes para que mis cartas de recomendación sean presentables.
La película es interrumpida por una llamada entrante, de un número desconocido.
—Hi? —digo y espero la respuesta del emisor.
—Me contestaron en inglés, creo que me equivoqué —escucho la voz de un niño con un acento español muy marcado —dame eso —escucho otra voz a la lejanía que no logro descifrar.
Frunzo el ceño, ¿es Lowell?
—¿Eres americana? —me pregunta el mismo niño —me habías dicho que era latina.
Carraspeo mientras me acomodo.
—No soy americana, ¿con quién hablo?
Observo que mi madre aún sigue hablando con mi tía desde la cocina.
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En Medio de Coronas
Teen FictionNicole nunca se imaginó fijarse en él, pero su desinteresada forma de ver el mundo y su maravillosa manera de hablar la volvían loca. Él tenía apariencia de chico coqueto e insensible, pero lo que nadie sabía era que sobre su espalda recaía el rumbo...