LOWELL
17 de marzo.
El nacimiento de Izel había sido uno de los acontecimientos que seguramente me acompañaría por el resto de mi existencia, y que, aunque me borraran la memoria seguiría reviviendo hasta que muriera. Recuerdo que la primera vez que lo vi al lado de la mujer de mi vida, no encontré alguna palabra que pudiera describir lo que mi cuerpo sentía. El ver a un ser vivo que surgió gracias a nosotros era un sentimiento inexplicable. Ese día lloré por unas largas horas en los brazos de mi madre como un toli* y los 24 años se me olvidaron por completo. Estaba feliz, como la primera vez que logré escaparme de la seguridad de mi familia teniendo apenas 8 años o cuando mis padres respetaron mi decisión de estudiar en otros países. Cuando por fin lo tuve en mis brazos, sentí que la respiración me falló y mi corazón no encontraba cómo controlarse. Aunque no puedo mentiros, presenciar un parto no fue nada bonito, sufrí mogollón al igual que Nicole, creo que estaba más nervioso que ella y quería ahorcar al médico por hacer que ella se quejara tanto. Gracias a Dios soy hombre. Hasta a mí me acobardó estar en esa situación.
La atención del mundo entero se había posado sobre nosotros después de que nuestro hijo naciera, recibimos muchísimos obsequios que llevaban las personas a la entrada de nuestra casa para el bebé, diría que miles de felicitaciones al correo entraban por semana y ni hablar de lo locos que todos se volvieron apenas lo conocieron. Brahim se convirtió en su niñero, no quería soltarlo y aunque a Lunar no le preocupaba eso a mí sí me tenía un poco estresado, porque mi hermano creía que Izel era un juguete. Recuerdo que una vez lo reprendí cuando vi que estaba a punto de subirlo al caballo con apenas 5 meses. Mi madre lo fotografiaba todos los días, me quejé también con ella porque le iba a provocar alguna afectación en su vista por eso. Ni hablar de mi padre, ya no salía de la casa, todo su trabajo se trasladó a la oficina que tenía allí, todo por cuidar de su nieto. A veces no dejaban ni que yo lo cargara y sabía que Nicole se burlaba de mis berrinches de crío infantil por eso. El único momento que lo disfrutaba completamente era por las noches, aunque en los primeros meses nos desveló demasiado. El arrebatado de Ciro había enloquecido totalmente, confeccionó demasiados trajes para Izel que creí que teníamos que comprar un armario nuevo, ya ni el mío tenía espacio suficiente para guardar tanta ropa y eso provocó un caos. Hasta le sacó una colección de su marca con su nombre.
Eliana duró un mes entero con nosotros, al igual que los padres de Lunar, todos trabajaban desde la distancia mientras que Oliver se quejaba por video llamada por no estar con nosotros. Al parecer el señor Barnett lo ocupó en algunas cosas de la empresa y debía dejar a alguien a cargo de confianza allí. Aunque después de unos meses él se escapó sin permiso de nadie y vino a conocer a su sobrino. Korie y Maxim solo lo habían visto por fotos, hasta que hace días la asiática vino a visitarnos. Ninguno de los gemelos lo ha visto en persona, prometieron venir cuando encontraran un espacio disponible entre las fechas de la liga. Todos se habían vuelto personas adultas con responsabilidades.
Era maravilloso ver cómo crecía poco a poco nuestro hijo, su cabello era rubio igual al de Brahim y a como lo tenía yo cuando era pequeño. Mi madre aseguró que mi color se oscureció por llevarme mucho al estilista, aunque yo de verdad no recuerdo nada. Sus ojitos eran de un tinte café con motas verdes iguales a los míos. Las mismas pestañas, nariz y boca de su madre. Pero, aunque ella aun siga sin aceptarlo, Izel es idéntico a mí. Hasta Oliver me apoya en eso. Lo más especial de todo y lo que más me vuelve loco, es que sacó el mismo lunar que mi chica, no en el pecho al igual que ella, sino en la pierna como Brahim. De un tamaño más pequeño, como el de una bellota. Cada vez que lo miro no demoro en acordarme de su madre. Amo mazo que tenga varias cosas de nosotros. Es una belleza ese niño que no me canso de apreciarlo.
—Joder, macho, no me gusta cargar con todo esto. Huele mucho a culito de bebé que siento que me desmayaré. —se queja Oliver a mi lado mientras caminamos hasta la entrada de la casa. No demoro en reírme. Sergio debió regresar a recoger a mi padre en el gabinete por eso nos había dejado en la rejilla de seguridad.
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En Medio de Coronas
Fiksi RemajaNicole nunca se imaginó fijarse en él, pero su desinteresada forma de ver el mundo y su maravillosa manera de hablar la volvían loca. Él tenía apariencia de chico coqueto e insensible, pero lo que nadie sabía era que sobre su espalda recaía el rumbo...