Capítulo 16

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Él no era así.

Me rio, me rio frente a él, causando que se levantara de inmediato de donde estaba.

—No sabes ni lo que dices —le digo meneando la cabeza —has tomado harto.

Escucho cómo ríe por la nariz sin ganas.

—¿Que no? —pregunta plantándose frente mío y enseguida revolviéndome todo —tú me provocas punzadas en el pecho y ya lo estaba superando, ¿sabes? pero no, vienes y sales con otro tío, joder.

Abro mis ojos, ¿qué clase de reclamo es ese?

—No me digas —le contesto elevando las cejas y cruzándome de brazos —¿haces esto porque salí con otra persona? Es lo más estúpido que he escuchado, porque tú mismo me dejaste claro que no éramos nada, así que ve a bañarte y déjate de tonterías.

Él no se mueve, solo me mira frunciendo el ceño.

—¿Por qué tuviste que aparecer en mi vida? —inquiere acercándose más a mí, intimidándome —¿por qué no te puedo sacar de mi cabeza? ¡Joder!

Lo miro pasmada ante lo que dijo, mi corazón está a punto de salirse de la caja torácica por la manera descontrolada en la que late.

—Eso mismo me pregunto yo —le grito y él ni siquiera se remueve.

Veo que está respirando demasiado rápido y se tiene que remojar los labios a cada instante por el frío.

—¿Aún te gusto? —musita y debido a su cercanía puedo sentir su aliento, está demasiado ebrio, pero eso no impide que diga lo que está diciendo.

Esto es una locura completa, porque sí, aún me gustas Lowell Banch y pareces no querer salir de mi mente ni con insecticida.

—¿Por qué me preguntas eso? Tú estás con Leslie —le recuerdo y se me quiebra la voz, odio que me pase eso —y yo puedo estar con quien quiera, deja de hacer esto más difícil.

Me quito de ahí enseguida y me agacho para recoger las botellas tiradas en el suelo, odio los desórdenes de los demás, me perturban, menos el mío.

—No hagas eso, joder —me levanta agarrándome del brazo sin hacerme daño —lo mejor es que te vayas.

Me suelto de su agarre.

—No me iré hasta que salgas de aquí y comas —le recalco ignorando lo que dijo —no querrás desmayarte de nuevo.

Se pasa las manos por la cabeza y yo lucho para no mirar más de ahí.

—Vete, Nicole —repite.

—¿En serio quieres que me vaya? —le pregunto acercándome.

Él me mira a los ojos con tanta intensidad, pero no dice nada.

—Ve a ducharte —expreso volviendo a recoger las botellas y esta vez él no me interrumpe, pero no siento que se mueve de donde está, él camina hasta mí con la mirada fija en mis labios y yo me levanto de golpe para colocar mi mano en su pecho —. Por favor, no hagas eso, Lowell.

Él observa mi mano en su pecho, está helado y su torso se infla muy rápido, de repente mueve mi mano hasta su corazón, el cual late frenéticamente.

—Me encantas —pronuncia sin dejar de mirarme —y mucho.

Mil pensamientos idiotas vuelan en mi cabeza, pero no, no puedo actuar como si ayer no hubiera besado también a Colton y él tampoco puede actuar como si no lo hubiera hecho también con la bruja.

—A ver, Lowell, ¿qué pretendes? ¿que ignore todo lo que me dijiste ese día y las veces que actuaste frente a mí como si nada? —suelto negando con la cabeza —no te va a funcionar lo que te estás imaginando.

En Medio de CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora