Capítulo 36

165 15 51
                                    

Difíciles de creer.

NICOLE

—¡Nos vamos para Colombia!

Ese fue el grito que pegó mi madre el miércoles en pleno desayuno, yo me encontraba en otra órbita y no lo había captado enseguida, hasta que lo volvió a repetir. 

Al parecer mis queridos padres estuvieron planeando el viaje poco después de la adopción de los niños, aunque bueno, mi madre una vez me lo mencionó, pero el punto es que mi abuela ansiaba por conocer a sus nuevos nietos y a mí la verdad la idea me pareció de maravilla, necesitaba salir de aquí cuanto antes, aunque solo fuera por dos semanas.

De una forma asombrosa empezaron a aparecer noticias acerca de Lowell por todos lados, mis redes sociales estaban llenas de artículos sobre él y todo su mundo, había fotos suyas en todas partes, hasta en las afueras del colegio, muchas opiniones acerca de su forma de vivir separado de su familia, había hasta suposiciones que hablaban sobre mí y me parecían patéticas cada una de ellas, de hecho, nada más leí una y no pude ni terminarla porque que me llamaran entrometida en la relación entre Lowell y la hija del secretario de estado me llenó de ira, había fotos mías en donde la mayoría de las veces salía de espaldas, pero no era una escena comprometedora, solamente la del ultimo evento al que fuimos, el del hotel y eso fue lo peor. Todo el mundo se revolucionó al verme ahí, me llegaron un montón de correos electrónicos de gente desconocida, mensajes de gente desconocida, llamadas de gente desconocida, no sabía cómo habían dado con mi número, pero lo peor de todo es que hasta mi padre había visto rondando fotógrafos por la zona. Por todo eso me tocó cambiar de número y poner privadas todas mis redes sociales.

Eliana enloqueció por completo, Oliver ni se lo creía, Korie entró en shock y los gemelos no se habían pronunciado, la última vez que hablé con ellos tenían mala cobertura. Mis padres ya lo sabían, bueno, mi padre lo supo desde mucho antes, mi madre se enteró días después del almuerzo, yo ni siquiera me enojé con ellos por no decírmelo, supuse que papá esa vez que Lowell vino se sorprendió con que yo aún no lo supiera y puedo jurar que le dijo al chico que me dijera la verdad o si no lo hacia él.

Ahora mismo nos encontrábamos en el patio de mi antigua casa, habíamos llegado a Colombia ayer viernes, mi abuela lloró al vernos y creo que al notar tanta gente en la puerta la puso más feliz, porque sí, nos habíamos traído hasta a Eliana, a quien su madre encargó visitar a sus abuelos y tíos que viven en esta misma ciudad. El barrio seguía siendo el mismo, había visto una que otra cara desconocida cuando me bajé, pero tan solo eso, estaban los mismos chismosos de siempre y los niños jugando en la calle como costumbre.

La casa no había cambiado tanto como recuerdo, aún seguían estando las esculturas de mi abuela en los mismos lugares de antes y ese aroma a manzanilla recién hervida prevalecía en el ambiente. Oliver se había adueñado de todo el espacio que ocupaba en nuestra antigua habitación, porque los dos la compartíamos, solamente quedaba mi colección de stickers en un lado de la pared y uno que otro cuadro que a él le gustaba.

Amaba mucho las veces que junto a Oliver solíamos revolver todo el cuarto intentado crear una casa de acampar para los dos con las sabanas, durábamos horas planeando todo y al final no salía como queríamos. Nosotros sí que metíamos a nuestros amigos en el cuarto, eso paraba siempre desordenado y a mi abuela a veces le estresaba.

—¿No han sabido nada de Isabella? —le pregunto a los dos tortolos que le estaban enseñando algo en el celular a mi abuela.

A mami Denis le había encantado la pelirroja apenas mi primo la presentó, mis tíos ya la conocían y ellos desde que Oliver les contó sobre sus sentimientos le habían agarrado un aprecio difícil de explicar. 

En Medio de CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora