Capítulo 44

177 13 57
                                    

Sé que nunca lo olvidaré.

Miércoles.

3 días antes de la graduación.

—Nunca pensé despedirme de esto —le digo a Eli mientras cierro lentamente el casillero, aunque este se abre nuevamente de forma automática, había sacado todos los libros que utilicé este año y estaba dispuesta a donarlos a la biblioteca de la escuela.

Hoy era oficialmente nuestro último día en Lester.

Habíamos recibido nuestros reportes de notas, las cuales para mi sorpresa sobrepasaron la del periodo inicial, también habíamos devuelto todos los uniformes que desde nuestro ingreso la escuela prestaba para las clases de deportes, recuerdo que solo di una, fue la de baloncesto, aquella clase en donde casi me da un derrame cerebral por el severo golpe que recibió mi cabeza. 

A diferencia de los de último año, los demás estudiantes ya habían abandonado la escuela la semana pasada, nosotros apenas hoy porque hemos estado ensayando lo que será la ceremonia del sábado. De verdad no quiero irme de aquí. Extrañaré absolutamente todo.

—Quién iba a pensar que íbamos a graduarnos tan rápido, que iba a graduarme yo.

Me rio al tiempo en que le pego en la cabeza con uno de los libros.

—Creo que nadie se explica eso, Eliana. —acepto siguiéndole el juego.

—¡Oye! —me reclama ofendida.

La mayoría de estudiantes de nuestro curso estaban haciendo la misma actividad que nosotras, vaciar los casilleros que durante años les pertenecieron. Cómo los extrañaré. 

Los chicos se encontraban en una reunión con el entrenador del equipo de fútbol, Korie estaba buscando unos certificados en secretaría que necesitaba para su matrícula en la universidad, por lo que solo nos encontrábamos Eliana y yo terminando de recoger nuestros libros. Solo las dos. Como en los viejos tiempos.

—Creo que esto es todo. —le digo a Eli luego de ver cómo aquel lugar ya se encontraba completamente vacío. No es que guardara muchas cosas allí, solo papel y algunos dulces.

Ella asiente y se agacha para recoger todos los libros que tenía apilados en el suelo, debíamos dejar la llave enganchada en la puerta por lo que antes de disponernos a caminar hacia la biblioteca le dije mentalmente adiós al pedazo de espacio que recibió mis golpes estos dos últimos años.

—¿Oliver no ha hablado contigo? —me pregunta la pelirroja mientras subíamos las escaleras que conducen a la biblioteca.

—Hablé con él el domingo y me dijo lo mismo, que aún no encontraba algún vuelo disponible, que iba a esperar hasta el último día.

Giré para ver la reacción de Eliana, ella igual a estos últimos días solo asiente apretando los labios. Sé que no le encantaba mucho esa respuesta, pero no había otra. Que yo también me sentía fatal por no tener aquí al esqueleto de Oliver, pero no podíamos hacer nada que esperar algún milagro, en esta época los vuelos si no se vuelven muy costosos, se escasean.

—Eso mismo me dijo a mí ayer.

—Recemos para que logre encontrar algo, confiemos en que vendrá, Eli.

Abrimos la puerta de la biblioteca con nuestras piernas y nos acercamos al escritorio de la secretaria encargada del control de los libros. En el lugar ya no había ningún estudiante y las bancas que rodeaban las mesas habían sido apiladas a un costado en la pared.

Buenas tardes, señorita, venimos a donar todos estos libros a la escuela —le informa Eliana a la mujer que en este momento se encontraba buscando algo en uno de los cajones de su escritorio.

En Medio de CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora