Enamorarse = difícil.
Era viernes, día del baile.
Elegí un corto vestido negro que compré cuando visitamos Londres.
Mi madre se encontraba buscándole el esmoquin que a mi padre ya no le quedaba a Oliver, según sus cálculos mentales ese le serviría a mi primo, yo solo confiaba en su criterio.
Todo el día de ayer Eliana se la pasó preguntándome sobre el nombre de mi pareja, hasta el punto en que se aburrió porque yo no le decía quién era y que mejor esperara la noche.
De paso, no dejaba de parlotear sobre Lowell.
Me sentía mal por no decirle la verdad, por no decirle que me gustaba él, pero no es fácil confesarle todo, no tengo una idea clara de cómo reaccionaría. Después de todo, Eliana ha pasado por muchas decepciones amorosas y que sufra por mi culpa no me lo perdonaría.
A Lowell solo lo vi en dos clases, ni siquiera en el receso se apareció, según Eliana lo vio dirigirse hacia la cancha de fútbol después de matemáticas, yo ni sé en qué momento desapareció.
Es muy extraño que se vaya sin avisar o que no me haya dirigido la palabra en todo el día, pero no quiero darle vueltas a eso, de todas formas, no somos nada.
¿Entonces desconocidos se besan y todo normal?
Entonces somos conocidos.
Me coloco el vestido y luego los zapatos, me hago unas ondas en las puntas del cabello y me aplico un poco de rímel y brillo, después de colgarme los aretes me aplico colonia y termino mirándome en el espejo.
Salgo de mi habitación no sin antes agarrar la cartera del mismo color de mis accesorios, entro al cuarto de mis padres y veo que Oliver ya estaba vestido, su madre se encontraba ayudándole con la corbata.
—Mierda, te ves hermosa. —masculla él cuando me ve.
Sonrío rodando los ojos.
—Quédate quieto, Oliver —lo regaña su madre.
—Tú te ves lindo —lo halago y él sonríe de medio lado.
—Gracias, bebé.
—Deja de moverte —vuelve a replicar mi tía.
Después de unos minutos bajamos las escaleras y nos encontramos con mi madre sentada en el sofá hablando con su hermano, mi padre no tardaba en llegar, pero no creo que alcance a verme.
—¿Quién pidió pollo? —pregunta mi madre cuando voltea a mirarnos.
—Los dioses del Olimpo —responde Oliver.
Doy una vuelta y mi madre chifla, me rio.
—Lo siento tía, pero yo soy hombre y no me resisto a tanta belleza. —dice Oliver mirándome.
Lo empujo levemente.
—Ya deberíamos irnos —musito mirando la hora en mi celular, 7:33 pm.
Mi madre asiente y busca las llaves en la mesa.
—Oliver cuida a tu prima.
—Chao, tío.
Mi tío me regala un beso y yo me dispongo a salir junto a Oliver quien lleva una mano en mi espalda.
Después de un cortísimo trayecto mi madre nos deja en la entrada del colegio, y antes de marcharse nos avisa que vendrá a recogernos a las 12:30. Ya quiero aprender a conducir, debería comenzar a tomar las clases rápido.
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En Medio de Coronas
Novela JuvenilNicole nunca se imaginó fijarse en él, pero su desinteresada forma de ver el mundo y su maravillosa manera de hablar la volvían loca. Él tenía apariencia de chico coqueto e insensible, pero lo que nadie sabía era que sobre su espalda recaía el rumbo...