POV's Aspen Bach.
¿Hay algo más patético que ver a tus compañeros de celda intentando ponerse atractivos en el gimnasio?
No lo creo.
El sol sigue brillando en libertad, sin ataduras. Es una estrella demasiado feliz, me siento más identificado con la luna, pues es la única cosa que podría clasificarse como lo 'más puro' que veremos nunca, solitaria, ayuda a iluminar la oscuridad. Ojalá poder verla siempre. Me transmite esa tranquilidad que tanto he soñado.
Las malditas canciones que salen por los altavoces, consiguen sacarme de mis casillas.
Elevé mi vista en dirección a su ventana, lo pude ver asomado, como no. Analizándolo todo, está completamente loco, nadie es capaz de curarlo y sin embargo no le conceden la pena de muerte.
El sonido de la campana hizo que todos volviéramos en fila hacia nuestras celdas. Volví a acostarme en la cama contando los días en los que me libraría de estar en esta mierda de lugar. Como si fuera a doblegarme por estar encerrado en cuatro paredes. Esto es como un hotel, quitando las peleas diarias por la comida.
—... Ojalá ser como Aspen.- escuché decir Izan.— Él siempre atrae la presencia de mujeres vaya a dónde vaya.
— No es mi culpa ser una persona atractiva, no como ustedes.
— Tu egocentrismo, amigo.
— Simplemente soy realista.
— ¿Con cuantas te acuestas?- que cínicos son los hombres. Estas son las charlas que le molestaba a mamá, la persona más importante, la que me dio y me quitó la vida.
— Una diferente cada semana.- no estoy orgulloso de mi respuesta, pero tampoco mentiré. No las necesito, solo para cubrir mis necesidades sexuales.
Todos hablaban de ello, pero esa conversación ya había perdido mi interés. Simplemente intentaba dormir mi siesta mientras estas personas seguían con sus charlas inútiles. Eran las 14:21 cuando los barrotes fueron abiertos para ir a comer; como cada día desde que nos encontramos aquí.
Me saqué la parte de arriba del mono para atarla a mi cintura, dejando mi camiseta blanca al descubierto.
No pueden meterme más años por tener calor. Aunque estos hijos de puta son capaces de hacer cualquier cosa que sea joder.
En la misma mesa de siempre nos encontrábamos. Cosa que agradecía. Sonidos de hombres peleando se escuchaban, nadie le daba importancia, era el pan de cada día.
El mismo potaje de color gris era lo que estas personas querían que nos comiéramos, se piensan que por estar aquí nos comeremos esta mierda siempre que ellos quieran.
El policía, se acercaba de nuevo a nuestra mesa, sin más me levanté; el maldito Artis siempre me llama a esta hora. Es agotador. Los mismos movimientos de siempre hasta su celda, como si no tuviera otra cosa que hacer; aunque pensándolo mejor, no, no la tengo.
Cerraron la puerta a mis espaldas. No me esperaba que hubiera una televisión en esta celda, aunque, conociendo los contactos de Artis, lo raro es que no tuviera una prostituta por aquí todos los días.
— ¿No te cansas de llamarme, Artis?- me senté en la esquina opuesta, observándolo a él y al mismo tempo la tele, que se encontraba, apuntando a la única esquina vacía.
Ese aparato debe tener más años que yo, incluso que Artis.
Estaba viendo un programa de dibujos animados. Sus movimientos me hicieron poner toda mi atención en él. Se sacó el calzado que todos llevábamos y con el pie, consiguió agarrar el mando y poner en otro canal.

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PINTURAS ROJAS
Mystery / ThrillerFui la niña más feliz, hasta que me di cuenta de que toda mi infancia era una mentira. Mamá finge ser feliz, pero hay algo que no quiere confesar y eso... No me importa. Siempre he estado en mi mundo, me han dado igual los estudios e incluso mi futu...