Capítulo 28

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POV's ARTE SEVEN VOLTAIRE

Llevaba unos segundos detenida  frente a la puerta de mi bloque de pisos, a pesar de que he insistido en venir sola, el chico enmascarado se ha ofrecido a traerme y a ayudarme. 

En ningún momento solicité su ayuda, pero teme que me ocurra algo. No quiere sentirse culpable ni cargar una muerte a sus espaldas, para ello me pregunto el porqué está en un grupo organizado que hace este tipo de servicios. 

El cerebro humano siempre puede sorprender a cualquiera. 

— ¿Vives aquí?- preguntó a mis espaldas viendo la fachada del edificio con un una manos en su frente para tapar el sol, el cual se ocultaba tras unos edificios.

— ¿Por qué vendría aquí sino?

Comencé a caminar hacia la entrada, seguida por él a pocos pasos, tiré de la puerta, pero se encontraba totalmente cerrada, ya que se cierra automáticamente al llegar al marco. 

Las llaves se encontraban en paradero desconocido, no tengo forma de entrar por esta puerta a no ser que arroje un gran objeto pesado y rompa los cristales de este.

Podríamos saltar el muro de la parte trasera, colarnos por el garaje que mantiene la puerta un tanto abierta, pues tiene un problema en los motores y no consigue cerrarse en su totalidad. Tras pasar esa puerta y subir por las escaleras llegaríamos hasta mi piso sin ningún problema. 

No recordaba que el muro estuviera a tan elevado, ni estirando mis brazos llegaba al extremo para impulsarme hacia arriba. 

El chico enmascarado colocó su rodilla en el suelo y entrelazó su mano a la altura de mi rodilla. Pretendía que colocara mi pie ahí. 

Lentamente lo hice, consiguiendo que al levantarse mi cuerpo se elevara más de mi estatura normal y agarrar el extremo de la placa de metal y con ello me ayudó a enganchar mi pierna para que de ese modo fuera más sencillo cruzar. 

Me mantuve sentada en el borde, bien sujeta para no caerme, observé el terreno, que se encontraba totalmente despejado de objetos punzantes al igual que de maleza extrema y me dejé caer con sumo cuidado.

No puedo ir a un hospital, pues suponen que ya no me encuentro con vida, eso sería realmente un problema del cual no me querría ver involucrada, es una gran pérdida de tiempo. 

Casi de un salto el hombre enmascarado cayó al otro lado perfectamente armonioso. Se mantiene en una buena forma física, al igual que es ágil. 

Eso podría ser útil, aunque también será un problema si intenta jugármela. Entre dentro de un pequeño porcentaje, ya que se ha arriesgado desvelándome su hogar y el de su familia. 

Chico extraño.

— ¿Qué ocurre?- preguntó. 

No contesté, simplemente continué mi camino, hacia el garaje. Elevé mi cabeza a las ventanas que son de mi casa, estaba la persiana completamente cerrada. Pude observar unos pequeños matices de polvo, por lo tanto quiere decir que no la han movido de esa postura desde que me fui involuntariamente. Nadie ha entrado en casa aparentemente. 

Efectivamente la puerta del garaje estaba un tanto abierta por la que podríamos entrar arrastrándonos por el suelo. El hombre enmascarado colocó un mano en mi pecho deteniéndome. 

Hombre servicial. 

Reptó hasta llegar a su interior y abrió la puerta casi en su totalidad, pasé sin darle importancia. Golpeé el botón con mi puño con una fuerza considerable y el viejo motor de la puerta hizo su función de cerrarla. 

PINTURAS ROJASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora