Serví un vaso de Whisky a un hombre que me lo pidió. La gente empezaba a entrar e el local y no tenían las mejores pintas, ni el mejor olor. Hay que recordar que todos los que hay aquí son criminales. No muy inteligentes, ya que la policía podría irrumpir en cualquier momento.
¿Presumir de las víctimas?
Verdaderamente hay que estar mal de la cabeza para mostrarlo y presumir de ellos, un buen asesino es aquel que pasa desapercibido de cualquier escena del crimen, los que no son descubiertos; un buen ejemplo: Jack el destripador.
Esos son admirables y no estos imbéciles.
Una cabellera platina se hizo notar entre la gente, se acercó a la barra, apoyando su espalda en esta; analizando a todas y cada una de las personas.
— Todos de aquí son gente rara.- se me resbaló el vaso que tenía en la mano y casi se me cae.
— Y lo dice una persona como tú.- vi sutilmente sus ojos ver en la dirección de la puerta; se encontraba Lennon.
Su expresión transmitía miedo, sus manos estaban sutilmente temblando y no dejaba de recorrer todo el lugar de arriba a abajo. En un momento me observó a los ojos y quitó la vista para limpiar la barra.
No le dimos importancia ninguno de los dos, aunque no le quitaba la vista de encima. Ahora que sé que me vigila debo cuidar mis pasos. No parece más que una chica inepta y débil y se quiere mezclar con gente que no le conviene. Cuando juegas con fuego terminas quemándote.
— ¿Qué haces aquí?- pregunté lo suficientemente alto para que pudiera escucharme. Mi reacción la tomó por sorpresa, haciendo que aferrara el paño en la mano.— Lennon, estoy preguntándote.- levantó sutilmente su cabeza.
— La señora me dijo que debo ayudarte el día de hoy.- tuve que forzar mucho mi sentido auditivo para poder escucharla murmurar.
Coloqué encima de la mesa lo que Artis bebía, no me lo había pedido con palabras pero en el fondo se sentía ofendido que no se lo haya puesto antes.
Un hombre con una gabardina que le llegaba hasta las rodillas entró hacia la barra. Nadie venía con él. Su cara apenas podía verse; había visto a este hombre en algún momento; en el cementerio.
Se sentó en una de las sillas altas, sin haberse quitado ninguna prenda, pero por la oscuridad de la habitación nadie se había percatado de ello, ni siquiera Artis le había dado importancia al hombre sin rostro.
Me acerqué limpiando un vaso con un trapo limpio. Su voz estaba demasiado grave y profunda. No me lo había imaginado así. Serví el líquido en el vaso, entregándolo a pocos centímetros de sus brazos, que ahora se posaban en la barra.
— ¿Cual es tu nombre?- me preguntó con un sutil acento francés.— Tu rostro se me hace familiar.
— Ash.- los pelo se me pusieron de punta. Soltó una carcajada del todo siniestra, quitó todas sus prendas de la cabeza. Su cabello estaba algo largo, más de lo normal según su corte de pelo, la barba igual. Sus ojos estaban puestos en la copa que le había puesto en frente. Recorrí mil y una veces sus gestos, no lo había visto nunca. ¿Algún amigo de mi padre? No, los recuerdo a todos a la perfección. Un hombre levantó la mano en la otra punta de la barra.— Al fin puedo comprender lo que sentiste en esos momentos- paré en seco.—, por más que lo hayas descrito miles de veces, nadie entendía tu dolor. Ahora yo lo comprendo, Aspen.
Me giré en ese instante, no se encontraba en la silla. Su único rastro era el vaso vacío encima de la barra. Mi corazón chocaba contra mi pecho. Un sudor frío recorría toda la espina dorsal. Escuché a Lennon servir al hombre que estaba empezando a impacientarse. No puedo ni mover ni un músculo. Ese hombre...

ESTÁS LEYENDO
PINTURAS ROJAS
Mystery / ThrillerFui la niña más feliz, hasta que me di cuenta de que toda mi infancia era una mentira. Mamá finge ser feliz, pero hay algo que no quiere confesar y eso... No me importa. Siempre he estado en mi mundo, me han dado igual los estudios e incluso mi futu...