30 días de YoonMin ; YoonMin/윤민

🌸Día catorce🌸

~°Cambio de genero°~

Un suspiro cansino salió de sus esponjosos labios y en un momento de tranquilidad interna decidió mirar hacia el reflejo en el espejo. Sus ojos se agrandaron y se sonrojo fuertemente, notando el parecido inigualable que tenía con una chica.

No podía creer lo que una peluca y maquillaje llegaba a hacer.

Sus manos se hicieron puños, tomando gran cantidad del vestido de antaño que llevaba puesto. Escucho al director de escena llamar a los actores de la obra, dando así mismo inicio a una oleada de nervios en su sistema.

Caminando con pasos temblorosos llegó hasta el set de grabación donde ya estaba todo preparado para empezar a rodar el drama.

— Lo harás genial. –Le susurro su amiga Hani.

Él asintió y sonrió nervioso. Las miradas sorprendidas no pasaron por alto y es que el que Park JiMin hubiese aceptado hacer un cambio de género para interpretar la obra, había causado revuelo entre los actores que participarían.

Las encargadas del maquillaje dieron un retoque a su cara y con eso el momento de actuar había llegado.

Se sorprendió del escenario bien armado en el set y aún cuando faltaban sus detalles, sabía que producción lo arreglaría con una pantalla verde.

El lugar estaba ambientado en el siglo quince dónde los reyes y reynas eran algo normal para la sociedad. La trama de la historia había hecho a JiMin enamorarse y aún en medio de dudas término aceptando interpretar a la princesa Sarang.

Sin duda era la actuación más dura en su carrera.

— ¡Acción!.

— Sarang, tu madre te llama.

La mujer que hacía de su nana le llamo, asintió y se levantó de la cómoda de su cuarto en donde su personaje leía su libro favorito.

Camino por los senderos del castillo hasta llegar al gran salón donde su madre siempre tocaba el piano, sus nudillos golpearon la puerta escuchando un “pase” desde adentro.

— ¿Me buscabas madre?. –Cuestiono mientras tomaba asiento en el sillón frente al gran piano color marrón.

— Sí, sarang, recuerdas la sorpresa que te prometí daría.

La chica asintió.

— Pues ha llegado el día de dártela. –Su madre sonrió.

Tomando una caja envuelta en papel dorado, la mujer lo alzó hacia su hija, quién con cara de confusión la aceptó.

— ¿Qué es madre?. –Su voz salía sorprendida mientras rasgaba el papel y se felicito internamente por lograr un agudo chillido de felicidad, tal y como una chica lo haría.

Llevó sus pequeñas manos hacia su boca, fingiendo estar sorprendido y sonrió en grande sacando de la caja una corona de flores en donde predominaba el color rosa.

— Gracias madre. –Chillo y envolvió a la mujer en un caluroso abrazo.

— Espera que esa no era la sorpresa en sí.