🌸Día veintiséis🌸

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~°Casándose°~

¿Quién dijo que el casarse era la mejor cosa del mundo?, Porque para YoonGi, ese día no había hecho más que estresarle y provocarle ganas de llorar en frustración.

Sabía lo que un matrimonio significaba y el estaba dispuesto a todo, pero el tener que aguantar a sus amigos, a su hermana y a su madre parloteando constantemente, le estaba exasperando.

Solo esperaba que todo pasara rápido y que al fin le dejaran ver a JiMin y es que apesar de ser chicos, su madre insistió en que debía seguir la tradición y por esa razón no había hecho más que tener el ceño fruncido desde que le obligaron a levantarse temprano y es que ¡vamos!, JiMin era el único que endulzaba sus mañanas, aún si se escuchara cursi así era.

— ¡Oppa! Ya tenías que tener el traje puesto.

Min bufó porque su chillona hermana había dado con su escondite aunque esconderse en el baño no era muy bueno que se diga.

— ¡Déjame en paz enana!.

— Aghh eres tan molesto ¿Es que quieres llegar después del novio? Porque si es así debes cambiar trajes con Minnie oppa y llevar el blanco.

Rodando los ojos quito el seguro de la puerta y a paso lento se dejo ver por su hermana.

— ¡Así no te ves tan feo!. –Chillo emocionada.

Sí, su hermana lo amaba demasiado.

Resopló fastidiado y sin necesidad de decir palabra, la pequeña supo que había firmado su sentencia de muerte por lo que no hizo más que escapar de la habitación.

Suspiró cuando al fin volvió a estar sólo y trato de tranquilizar a su alocado corazón, puesto y sabía que pronto alguien más vendría a interrumpir su paz.

El día estaba soleado y casi podía jurar que representaba enteramente el estado de ánimo de quiénes les acompañarían en la boda.

Boda.

Sin duda era extraño pronunciarlo, aún cuando desde hace siete meses que se lo propuso había estado pensando en al fin hacer de JiMin su esposo.

Decir que con los meses volvieron a amarse sería mentir puesto que ellos nunca dejaron de hacerlo, aún en medio de los problemas y cada dificultad que se presentó, el amor seguía presente haciendo a sus corazones latir cincronizados.

Si había algo que había comprendido en esos años, era que el amor que sentía por JiMin sobrepasaba cualquier cosa racional en la tierra y es que JiMin le había enseñado que el amar era esa fuerza que te hacía estar feliz con sólo saber que quién amas lo estaba, el amor era ese deseo de proteger y el deseo infinito de dar sin recibir, porque JiMin lo demostró el día que decidió terminar con su relación, porque aún cuando en sus ojos se notaba el dolor, la sonrisa pintada en sus labios no decía otra cosa que “Se feliz”.

Y lastimosamente no lo entendió a tiempo, por ser un inmaduro no logró comprender lo que su corazón le pedía a gritos hacer. Sabía que su relación fue arruinada por su entera culpa y no había día en el que no se recriminara el haber besado a la chica y por esa razón, durante el tiempo que estaban separados no se permitió ser feliz, no lo merecía, porque JiMin era su felicidad y sin JiMin él no era nada.

Aún recuerda la pelea interna que se desató en su interior al dar un paso lejos del menor, esa acción de querer tomar a JiMin entre sus brazos y amarlo como nunca había amado, pero también estaba la razón que le gritaba que JiMin merecía algo mejor, alguien que no fuera tan estúpido como para besar otros labios que no fueran los rosados de su novio.

30 días de YoonMin ; YoonMin/윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora