—Señorita Díaz, su beca para estudiar Filología en España fue aprobada, felicidades. —me dice el cónsul de la embajada de la Unión Europea.
—Gracias, que tenga linda tarde. —digo con una sonrisa y me levanto de la silla.
Cuando salgo del lugar, me voy hasta el estacionamiento, donde me están esperando mis padres y mi hermana, cuando me acerco a ellos que están fueran del auto, simplemente me ven para que yo diga algo.
—¡Sí me dieron la beca! —grito con alegría y mi familia celebra.
—Que bueno. —dicen todos y me abrazan.
—¿Cuándo te vas? —dice mi padre viéndome con sus grandes ojos verdes, reflejando un poco de tristeza. Yo soy la menor de la casa, cierto es que mis padres siempre nos han protegido mucho a las dos, pero no sé porqué ellos conmigo son un poco más sobre protectores, más que todo mi padre con este tema de la beca, no está para nada convencido, pero era mi futuro y tampoco me iba a retener.
—Me voy en dos semanas, dicen que tengo que saber bien las rutas de Barcelona, cuales son los autobuses y todo eso, ya me tienen un compañero de apartamento. —hablo con mucha felicidad y mi hermana alzó ambas cejas de forma divertida, pero mi madre me ve con recelo.
—¿Compañero? —pregunta mi madre cruzándose de brazos y yo me percato al momento de lo que dije, pero disimulo.
—Bueno, o compañera. —digo con indiferencia mientras me rio.
He metido las patas, el cónsul me había dicho hace quince minutos que era un compañero, y en ese instante planeé no decirle a mis padres, porque empezarían con su charla de cuidado bebés porque me quitan la beca y blah, blah, blah, además, ellos en esa parte son un poco anticuados... Yo sé eso, y no quiero que mi madre se ponga a decirme cosas que ya sé. Además mi objetivo no es tener hijos hasta que esté bien económicamente, o sea, falta mucho tiempo todavía.
—Mmmm, ojalá si sea una compañera. —comenta mi padre con ciertos celos, lo que provoca que entre tantos murmullos suelte una ligera risa tonta.
El viaje de la capital a mi casa fue normal, los cuatro veníamos hablando de cosas no importantes, riendo y demás, después que mi padre nos dejó en nuestra casa, él se fue para la suya, sí, mis padres están divorciados, hace ocho años mi padre se fue de la casa, aunque al principio tuvieron sus problemas, con el paso de los años todo ha mejorado su relación y ahora ya ni discuten...
—¿Qué sabes de tu nuevo compañero de apartamento? —pregunta Aurora, mi hermana, entrando a mi habitación, mientras yo estaba usando mi computadora.
—Solo que trabaja en la universidad.
—¿Trabaja en la universidad? —repite mientras me mira extrañada.
—Sí, yo también pensé que era estudiante, pero, la universidad tiene unos departamentos donde ahí alojan a las personas que trabajan o estudian, además me imagino que él ya ha tenido otras compañeras de apartamento o qué se yo, en Europa muchos países son muy liberales con esos temas. —digo sin preocupación, el chico era joven, seguramente era alguien que después de estudiar se quedó trabajando en la universidad, entonces no estaba preocupada porque fuera alguien que fuera a hacerme daño o que fuera un enfermo o algo así.
—Bueno... Ojalá sea buena persona, ahorraré y tal vez te iré a visitar el otro año. —dice ella y yo le sonrío.
—Ojalá así sea, porque los primeros meses voy a estar muy sola. —comento rascándome la nuca.
—¿Y no has hablado con Sabrina? —me dijo mi hermana y yo niego. Sabrina es mi mejor amiga ya desde hace tiempo, ella y yo tenemos la misma edad, solo que ella se fue a estudiar a España hace un año, apenas terminamos el instituto, yo decidí darme un año y pensar bien las cosas, por si me quería ir o estudiar aquí.
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Perdida en España. #1 (¡Completa!)
Teen FictionTan perdida en España como él en mi mente, pero hasta la burbuja de la fantasía más linda la estalla la cruel aguja de la realidad. Aquí es cuando me queda muy claro que todas esas películas de princesas y cuentos de hadas se equivocan cuando habla...