Es Franco, yo al entender que es él casi grito de la emoción pero obvio me contuve, mis ojos se llenan de alegría
—¿Franco? —tartamudeo y los chicos me miran impresionados al segundo que pronuncio su nombre.
—El mismo. —dice riendo y yo sonrío.
—¿Cuándo despertaste? —pregunto con emoción.
—¿Franco despertó? —pregunta Damián sin poderlo creer, viene llegando.
Yo asiento mientras muerdo mi labio inferior, estoy demasiado feliz.
—Desperté hace como una hora, pero hasta ahora te podía llamar porque me han tenido que hacer unos chequeos y exámenes.
—Franco, ya voy para el hospital. —hablo rápido y él ríe.
—No Vi, mejor termina tus clases y en la noche vienes, vamos a tener mucho tiempo. —propone él y yo suspiré.
—Pero, quiero verte. —pronuncio como una niña pequeña, él ríe y luego suspira.
—Yo también, pero Vi, no pierdas clases por mí. —me dice y yo suspiro.
—Sí, está bien.
—Vi, tengo que colgar, me tienen que hacer más chequeos, nos hablamos. —me dice Franco desanimado.
—Bueno, hasta luego.
—¿Franco despertó? —vuelve a preguntar Damián, yo asiento feliz.
—¡Oh por Dios, que bien! —exclama Damián y yo asiento.
—Hay que avisarle a los demás, pero tenemos que terminar de recoger las notas finales.
—Joder, mañana son vacaciones... ¿Qué vamos a hacer para celebrar la entrada de este fabuloso mes? —comenta Damián con una sonrisa.
—¿Salimos a alguna discoteca? —dice Sabrina.
—Sí, mañana la noche va a ser eterna. —celebro y Damián me mira con gracia.
—Vale, le diré a los demás. —dice Damián.
Gracias a Dios, todas las materias las aprobé, mañana no teníamos que ir a la universidad y yo estaba feliz porque en serio necesitaba un descanso, tantos trabajos y exámenes ya estaban haciendo que perdiera lo que me queda de cordura.
El día pasó como cualquiera normal, recogí unas cosas que necesitaba, cada vez que terminaba un semestre tenía que enviarle por correo a los encargados de la beca mis notas, si llevaba malas notas y no daba el rendimiento exigido, de vuelta para Costa Rica. Igualmente, los de la universidad estaban encargados de afirmar lo que yo había enviado de mis notas y así. Por la tarde, le envíe una foto a mis padres de mis notas y ellos me felicitaron, estuve hablando con ellos y con mi hermana casi toda la tarde, al final quedamos solo mi hermana y yo hablando.
—Vi, ¿y cómo te ha ido estos días? Se nota que no has dormido muy bien, ¿pasa algo?
—¿Recuerdas a Franco?
—Sí, claro, ¿cómo ha estado él? Es un chico muy simpático.
—Ahora está bien, pero tuvo un accidente, seguro ahora voy a ir con unos amigos a verlo.
—Por Dios, ¿qué le pasó?
—Lo golpeó un auto, pero ya está bien. —digo con una sonrisa.
—Que bueno. —dice con una sonrisa y después la veo que pone una cara pícara pero divertida. —Y dime, ¿haz visto a algún chico lindo?
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Perdida en España. #1 (¡Completa!)
Teen FictionTan perdida en España como él en mi mente, pero hasta la burbuja de la fantasía más linda la estalla la cruel aguja de la realidad. Aquí es cuando me queda muy claro que todas esas películas de princesas y cuentos de hadas se equivocan cuando habla...