Capítulo 17: Determinate.

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—¿Cómo demonios Bianca se puede aprovechar así de esa manera? —pregunta Sabrina indignada.

—Sab... —le digo y la tomé del hombro, pero ella me quita la mano.

—Déjame, Morgana me va a escuchar. —habla con enfado y entra de golpe a la habitación, haciendo que ella se voltee.

—Hola Sab, ¿qué te trae por aquí? —dice ella con una sonrisa falsa y Sabrina se enfada más.

—Para ti soy Sabrina. —le dice ella y yo entro a la habitación.

Bianca se levanta mientras me mira con una sonrisa, después le limpia su boca a Franco porque tiene lápiz labial.

—¿Por qué demonios le haces eso a Franco? —reprocha Sabrina.

—Porque él todavía me ama y si estuviera despierto me hubiese besado. —aclara mirándola y después me mira. —No solo me hubiese besado, me hubiese follado en esa cama, ¿celosa?

Yo la veo con cierto asco, ¿qué le pasa a esta loca?

Bianca pasa a nuestro lado y se ríe con maldad para luego irse.

—Es que yo la voy a... —dice Sabrina entre dientes, yo la tomo de la muñeca.

—Lo único que vas a hacer es irte ya para la universidad. —murmuro mirándola y ella suspira. —¿Quieres pasar una noche en la estación de policía por golpear a Bianca en un lugar público?

—De acuerdo, nos vemos. —me dice ella y se va.

Está tan enfadada y espero en Dios no se haya ido a decirle nada a Bianca.

—Buenos días, Franco. —digo mientras me acerco, puedo ver que está sudando, entonces tomo un pañuelo de papel y le limpio el sudor de su frente y labio inferior.

Luego tomo un paño con agua fría y lo paso suavemente por su cara para que se refresque. Lo seco y le subo al aire acondicionado, me acerco y le doy un beso en la mejilla.

—Buenos días. —escucho y yo me volteo, es la doctora que había operado a Franco y le da seguimiento.

—Hola, doctora. —le digo sonriendo y ella al ver lo que estaba haciendo ríe con ternura.

—Franco de ayer a hoy ha tenido una recuperación muy notable, ya ha pasado el efecto de la anestesia, pero sigue inconsciente por el impacto del auto, si sigue así tal vez en unas horas o mañana podrá despertar. —comenta y yo sonrío.

—¿En serio? Dios, que bien. —menciono y miro a Franco.

—Vale, venía a hacerle unos chequeos pero si quieres te quedas. —dice y yo niego.

—Gracias, pero, iré a comprar algo para comer.

—Ah vale, ve a comer, en unos minutos vendrá una enfermera a quedar con él, para que estés tranquila.

—Gracias.

Voy a comprar algo a la cafetería del hospital, ya que había quedado insatisfecha en el desayuno, cuando vuelvo la enfermera me sonrió y se fue. Me siento al lado de Franco y le tomo su mano.

—¿Escuchaste? Te vas a poner bien. —le sonrío con unas lágrimas en mis ojos, pero esta vez eran de emoción.
—Eres demasiado valiente y fuerte, Franco. 

La venda de la cabeza se la habían quitado entonces se ve mejor.

Yo le cuento a Franco sobre la pijamada que tuvimos ayer con Aitana, también le comento que Nala y Simba están siempre en la puerta esperándolo en la puerta.

Ahí pasé el tiempo hablándole y luego mirando el celular, vi también una serie que estamos viendo, al propio la puse porque le encanta entonces escucharla puede que lo estimule. A las doce en punto llega Damián y con él venía Arick, entonces yo me voy con Arick lata la universidad, mañana me toca cuidarlo toda la noche porque Nathaniel no podía, entonces a mi no me molesta quedarme con él.

Perdida en España. #1 (¡Completa!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora