Una semana más tarde, nos encontrábamos los seis en una de las mesas que estaban cerca del campo central, donde usualmente nos sentábamos, es nuestro punto de reunión, ya Sabrina y Lucrecia habían vuelto de Madrid.
Esta semana no había estado muy activa, como soy casi siempre, le estaba dando muchas vueltas a lo que hablamos Damián y yo el día que me fue a dejar al apartamento, no sé, me siento muy mal por él y también por mí, porque no podía pedir un consejo, ni desahogarme con nadie y eso me está matando.
—¿Cómo te fue estos días solo con los chicos? —me pregunta Sabrina con una sonrisa y yo miro a los tres chicos que conformaban el grupo.
—No me quejo, con los tres la pasé muy bien. —menciono y ellos sonrieron.
—Que alivio que estos tres mandriles no te hayan agobiado, linda. —menciona Lucrecia con una sonrisa.
—La pasamos de maravilla, más tú con Damián, ¿verdad Vi? —pregunta Samuel y yo lo miro perpleja.
Damián tiene la misma reacción que yo, pero él sí reacciona, yo no quería porque no sabía que decir.
—¡Serás gilipollas, Samu! —le reclama Damián enojado.
—Ay, ¿por qué te enojas si todos sabemos que cuando te llevas personalmente a una chica es porque te la vas a follar. —Samuel bromea, pero a mí no me da risa su comentario.
—¡Samuel, para! —le advierte Sabrina frunciendo el ceño.
—Hey, hey... ¿Samuel qué te pasa? ¿Piensas que yo soy una cualquiera que llevan a su cama cuando se les pega la gana? ¡Pues no! —le digo enojada.
—Vi... —murmura él mirándome con pena y Arick habla:
—Samuel, Vi tiene razón de estar enojada, estás denigrándola, madura por favor, si ella folla con tu hermano a ti no te debe de afectar, a no ser de que estés celoso. —dice echándose una risa y todos en la mesa reímos.
—Celoso estás tú, seguro, por la cara que hiciste hace unos minutos. —se defiende.
Arick lo mira inclinando un poco su cabeza, incrédulo por lo que había dicho Sam, pero con gracia.
—¿Por qué debería tener celos? Sí aquí quién ha abierto la boca eres tú. —dice riendo. —Yo reaccioné así porque eres muy imprudente y no fue nada chistoso la "broma" que hiciste, Samu.
—Solamente te voy a decir algo Samuel, mi vida sexual y la de tu hermana no te tiene que importar, ¿está claro? ¡Madura! —esto último lo digo en un tono más enojada y me pongo de pie.
Tal vez me llevé dejar un poco por mi temperamento, pero Samuel se pasó esta vez...
Ocupo estar sola, no pensar, no hablar, no nada, solamente que mi enojo baje, me meto a un salón de clases que según yo estaba sola, cuando me volteo, están Franco, Ander y Nathaniel.
Ay no...
Es su lugar de trabajo, no un salón de clases, ¿por qué todos tienen las mismas puertas? Hay dos chicas con ellos, ellas están en sus respectivas computadoras, pero cuando entro me miran con curiosidad.
—¿Vi? ¿Qué haces por aquí? —pregunta Ander mirándome.
—Nada, me equivoqué, ya me voy. —hablo como si fuera un robot, me volteo para irme y Franco me habla.
—¿Podemos hablar? —me pregunta acercándose a mí y yo lo miro con una ceja arriba.
—¿Tenemos de algo de que hablar? —pregunto y él me toma de la muñeca suavemente y me lleva hasta afuera, caminamos unos metros hasta quedar en unas bancas que están al lado derecho del pasillo, Franco se sienta y me mira.
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Perdida en España. #1 (¡Completa!)
Novela JuvenilTan perdida en España como él en mi mente, pero hasta la burbuja de la fantasía más linda la estalla la cruel aguja de la realidad. Aquí es cuando me queda muy claro que todas esas películas de princesas y cuentos de hadas se equivocan cuando habla...