Capítulo 40: End credits.

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Los días pasaron y yo le conté a mi familia que me iba a España por nuevas oportunidades, todos estaban felices por mi éxito, pero, tristes porque no me iban a ver tan seguido, ni a Theo, pero prometí ir en vacaciones de medio año o en navidad a Costa Rica.

-Ay Vi... Primero Violetta y ahora tú... De nuevo. -dice Rodrigo mirándome con tristeza y yo le sonrío.

Estamos en el aeropuerto, a pocos minutos de irnos.

-Me puedes ir a visitar cuando sea. -le propongo y él ríe.

-Algún día, cuando tenga dinero. -comenta y yo me rio.

-Siempre tan tacaño. -bromeo y él se ríe.

-Ay no... ¿Cómo crees? -dice él y ambos reímos, después él vuelve a ver a Theo con tristeza.

-Hasta luego, campeón. -le dice y Theo se le tira encima a abrazarlo.

-Adiós, padrino. -le dice y Rodrigo lo abraza.

-Hasta luego, hermano, cuídate. -le dice Rodrigo abrazando a Arick.

-Igual. -le dice Arick.

-Arick, gracias. -le dice mi madre con una sonrisa y él abraza a mis padres.

Nos despedimos de todos y nos fuimos, mis padres están muy tristes, pero estoy casi segura que era más por Theo, lo aman con el alma, nos despedimos y nos vamos. Horas después llegamos a Madrid, le di la dirección a Emilio y él nos lleva a unos apartamentos en el centro de la ciudad, era grande, moderno y espacioso.

Yo me había llevado por mi cuenta a Moisés, Emilio y a Beatriz, ahora ella se va a encargar de Theo y los chicos tenían permitido cuidarme en la editorial, mi jefe me lo había permitido, gracias a Dios, dos días después de haber llegado a Madrid fui a buscar un buen jardín de niños para Theo, cuando ya estuvimos bien instalados y Theo en un jardín de niños ya inscrito, yo me presenté en la casa editorial, la infraestructura de aquí era igual, solo que obviamente era más grande, yo llego a la entrada principal y ahí hay un hombre de espaldas.

-Disculpe, ¿sabe dónde puedo encontrar a Carlos Bernabeut? -le pregunto y él se voltea.

-Usted debe de ser Ana Victoria Díaz, ¿verdad? -me dice, su cara me sonaba de algo...

-Sí, mucho gusto. -comento en tono serio y él sonríe.

-¿Acaso no me recuerdas? -me dice mirándome y yo me quedo mirándolo.

¡Ah! Es el amigo de Franco, Maximiliano.

-Maximiliano, lo siento, no te reconocí, hola. -comento con una sonrisa menos tímida y él sonríe.

-Joder, tía, dame un abrazo. -me dice y me abraza, haciendo que yo me sorprenda pero, me rio, él había sido muy bueno las veces que le hablé, había hecho una relación de amistad con él, pero no como con Nathaniel y Ander. Pero él era único, muy gracioso y simpático.

-¿Maximiliano? ¿Qué cree que hace? -escucho una voz masculina, ambos nos volteamos y era Carlos, mi jefe.

-Jefe, lo siento mucho es que es una vieja amiga. -se disculpa Max y yo me rio.

-Ah, vale... ¿Cómo estás, Ana Victoria? -me saluda y yo le sonrío.

-Muy bien, emocionada. -rio y él también lo hace.

-Se te nota. -ríe por lo bajo y empezamos a caminar, Max viene con nosotros.

-Bueno, te explico, aquí vas a ser editora, pero, vas a ayudarme con mi cargo, te he puesto a Maximiliano de ayudante y como veo que os lleváis de maravilla, él te va a explicar mejor como funciona todo, en este momento yo te voy a decir más o menos como vas a asumir mi cargo cuando yo no esté... -me empieza a decir mi jefe, él ciertamente era un hombre muy ocupado ya que por ser el jefe de los jefes tenía que estar viajando, entonces yo iba a ser la jefa por un tiempo hasta que llegue un vacante, yo iba a ser jefa de departamento, con la diferencia que voy a ser como la segunda jefa de la editorial en general, si el jefe quería hacer algo me lo tenía que preguntar y viceversa, pero vamos a tener como un mismo rango.

Perdida en España. #1 (¡Completa!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora