Empire I ( Metamorphosis ) [ Finalizada ]

Episodio 82

Roseanne envolvió un torniquete alrededor del bíceps de Jennie y llenó media docena de viales multicolores con sangre. Después de haberla etiquetado y guardado, preparó una serie de trocares de biopsia y los alineó en una bandeja.

– ¿Estás lista? – preguntó Rosé.

– Sí, adelante. – dijo Jennie.

– Con cuidado. – Lisa agarró el brazo de Rosea Roseanne.

– Su lobo reaccionará ante el dolor y Jennie no podría ser capaz de controlarla.

– Alfa, – dijo Roseanne suavemente. – si pudieras sentarte junto a Jennie mientras hago esto. Su lobo te conocerá...

– Si. - Lalisa apretó su mandíbula y tiró de un taburete junto a la mesa. Ella colocó un brazo sobre el pecho de Jennie y clavo a Rosé en su lugar con una dura mirada.

– Te detendrás si te lo digo.

– Sí, por supuesto. – Dijo Roseanne con un rápido asentimiento de cabeza. Jennie cubrió la mano de Lisa y miró sus ojos preocupados.

– Estoy bien. No necesitas...

– Tranquila. – dijo Lisa suavemente, acariciando el pelo de Jennie.

– Voy a cuidar de ti.

Jennie no se movió ante el dolor de calambres en su muslo cuando Roseanne deslizó el trocar de un cuarto de pulgada de ancho en el músculo y cortó un cilindro de tejido libre. Aunque notó una creciente sensación de hipervigilancia, una oleada de agresividad, ella no estaba preocupada. No tenía miedo del dolor. Cuando Rosé tomó la segunda biopsia, el dolor aumentó y ella se tensó reflexivamente. Lisa gruñó.

– Estoy bien. – Jennie dijo, acariciando el brazo de Lisa.

– ¿Estás casi listo? – preguntó Lisa, con los ojos completamente dorados, los huesos en la cara afilados y peligrosos.

– Sólo una más. – dijo Roseanne en voz baja.

– ¿Jennie?

– Sí. Adelante.

Jennie agarró el brazo de Lisa cuando otra oleada de dolor se disparó profundamente en su muslo. Sus garras se dispararon y arañó líneas superficiales por el antebrazo de Lalisa. Lisa se inclinó y pasó la lengua por el borde de la mandíbula de Jennie. Su voz era ronca y baja.

– Me gusta.

– Lalisa, – Jennie murmuró, su clítoris pulsando fuerte. – Algo me está sucediendo.

– Tu lobo se siente desafiado. La agresión siempre produce una respuesta sexual. Es normal.

Lalisa envolvió su mano posesivamente alrededor de la nuca de Jennie. Jennie observó cómo los ojos de Lisa ardían y sabía que ella también se había preparado. La llamada de Lisa inundó sus sentidos. Quería frotarse contra ella, lamerla, morderla. Con la voz quebrada, dijo: – Roseanne, ¿qué más querían? – Cuidadosamente sin mirar a Jennie, Rosé se ocupó en almacenar los especímenes en contenedores de transporte.

– Pedían...fluidos corporales.

– No. – respondió Lisa.

– ¿Qué fluidos? - Jennie jadeó, no tenía mucho tiempo antes de que no pudiera pensar más. Le dolía, quería a Lalisa. Pero no podía, No podía tenerla. Tomarla. Reclámala. Ella no podía y ella se estaba quedando sin tiempo.

– ¿Qué Roseanne, qué?

– Hisopos bucales, – Rosé dudó. – Secreciones vaginales. Y Victus, si podemos conseguir que produzcas un espécimen. – Lalisa se disparó en sus pies, sus caninos descubiertos.

– No la harás liberar. – Claramente conmocionada, Rosé exclamó :– No, Alfa, sólo quería decir...

— Lo siento. – dijo Lisa al instante, deslizando el dorso de sus dedos sobre la mejilla de Rosé.

– Sé que estás haciendo lo que hay que hacer.

– Lo entiendo, Alfa. – Susurró Roseanne.

Jennie se estremeció, su piel resbalosa y caliente. Lalisa alisó su mano sobre el pecho de Jennie, por su vientre. Frotó los duros músculos y pasó los dedos por la fina línea oscura en el centro del abdomen de Jennie. Gimiendo, Jennie se arqueó ante la caricia.

– Ya ha tenido suficiente. Está al borde del frenesí.

– Iré. – Dijo Roseanne.

– Espera, –Jennie jadeó. – Toma los hisopos. De mi piel también. Ahora estoy segregando feromonas.

Alzando la mano, palpó cuidadosamente las profundas hinchazones alrededor de su clítoris extendido. Estaba tensa, palpitante, y la menor presión era dolorosa y exquisitamente placentera. Quería agarrar la mano de Lisa y apretarla entre sus piernas. Tenía que conseguir que Lalisa saliera de la habitación antes de perder el control por completo.