Episodio 76

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Jisoo irrumpió en la habitación, Merihan justo detrás de ella. Merihan, menos dominante que Jisoo, ya estaba a mitad de cambiar, llamada por la ferocidad del lobo de Lalisa. El rostro de Jisoo se contrajo de dolor mientras luchaba contra su propia necesidad.

— ¿Alfa? – gruñó Jisoo, buscando en la habitación signos de peligro con ojos de cazador.

— Todo está bien. - Todavía en sus rodillas, Lisa se obligó a enderezarse, aunque no podía sostenerse todavía. Un elegante lobo marrón ahora protegía la puerta abierta contra los intrusos. Merihan.

— ¿Qué es? – Preguntó Jisoo, su respiración se alivió cuando Lisa se calmó y se puso de pie.

— Nunca antes había sentido tu llamada así.

– Nada de lo que tengas que preocuparte.-  Dijo Lalisa y pasó un brazo alrededor de los hombros de Jisoo mientras pasaba su otra mano por la espalda de Merihan. Besó la cien de Jisoo mientras Merihan gemía suavemente y se frotaba contra su pierna.— ¿Por qué no descansan un rato? Wilmar puede asumir el control.

— Estoy bien, Alfa. – dijo Jisoo rápidamente.

— Duerme un poco. – susurró Lisa, frotándose la mejilla contra el cabello de Jisoo.

— Volveremos a la ciudad por la mañana.– Los ojos de Jisoo se abrieron de sorpresa.

— ¿Muy pronto?

– Sí. – Lisa soltó a su centuri y se fue a su habitación para vestirse.

Después de ponerse unos pantalones de cuero estilo jeans, una camisa blanca de algodón y botas negras, Lisa regresó al Compuesto en busca de Jennie y Roseanne. Las encontró en el centro de la enfermería. Jennie se había duchado y llevaba unos vaqueros limpios y una camiseta. Su mirada se dirigió inmediatamente a Lisa, y el calor se curvó a través del vientre de Lisa con el hambre en sus ojos. Roseanne, con el pelo rubio suelto y rizándose delicadamente alrededor de su rostro, sentada junto a Jennie en un sofá junto a la chimenea, con los hombros casi tocándose. Lisa apenas logró evitar gruñir ante la proximidad de Rosé con Jennie.

– ¿Has comido? – preguntó Lisa.

Tan pronto después de la transición tumultuosa de Jennie y su caliente acoplamiento, Jennie estaría peligrosamente agotada. En su estado debilitado, era más susceptible al regreso del frenesí o incluso a la recurrencia de la fiebre. Si Lisa hubiera estado pensando en lugar de estar medio enloquecida por la necesidad y tratando de ignorarla, se habría encargado de que Jennie tuviera el alimento adecuado.

— Sí, Roseanne me arrastró de regreso al comedor.– dijo Jennie, sonriendo a Rosé.

– Casi devoré todo a la vista.

Lalisa retumbó y caminó hacia el otro extremo de la habitación, dándole la espalda hasta que pudo controlar su temperamento. Roseanne había hecho lo que ella debería haber hecho, y ella debería estar agradecida a Rosé por cuidar de Jennie. En su lugar, quería arrastrar a Jennie lejos de la hermosa Were. Cuando ella amortiguó su rabia posesiva suficiente como para caminar hacia ellas, notó la ansiosa manera en que Roseanne se alejaba de Jennie...

— Gracias por cuidarla. – dijo Lisa, acariciando brevemente la mejilla de Rosé antes de reanudar su paseo. No podía estar cerca de Jennie sin un doloroso deseo de tocarla.

— Por supuesto, Alfa. – dijo Roseanne suavemente. – Me siento honrada.

Jennie miró desde Rosé a Lisa, tratando de descifrar lo que no había dicho. Podía sentir la agitación de Lisa y podía oler su necesidad. Lalisa merodeaba, un gruñido bajo y constante que emanaba de su pecho. Jennie dudaba de que ella estuviera consciente de ello. Roseanne lo estaba, sin embargo. Con cada segundo que pasaba, Roseanne se puso más incómoda.

— Espera afuera. – dijo Jennie en voz baja a Rosé. Cuando Roseanne vaciló, Jennie sonrió.

— Todo está bien. Me gustaría hablar con la Alfa a solas. – Cuando Roseanne lanzó una mirada de aprensión en dirección de Lalisa, Lisa asintió cortantemente.

— Nos encontraremos en la sala de tratamiento.– dijo Lisa.– Adelante. - Jennie esperó hasta que la puerta se cerró tras Roseanne, y luego fue a Lisa. Quería calmarla, acariciarla, pero se cuidaba de que la furia cabalgara justo debajo de la superficie.

— ¿Qué pasa?

— Nuestros científicos quieren estudiar algunos especímenes de ti para entender lo que pasó.

— Bien. – dijo Jennie inmediatamente.

— Estaba hablando con Rosé antes... – Lalisa gruñó, sus caninos parpadeando.

— Detente. –  Murmuró Jennie. Sin preocuparse por el protocolo o lo que la manada podría pensar o incluso el peligroso resplandor en los ojos de Lalisa, tomó la mandíbula de Lisa y alisó su pulgar por la comisura de su boca.

— Eres todo en lo que pienso. ¿No lo sabes? – Lisa cerró los ojos y frotó su mejilla contra la palma de Jennie. — No quiero que te hagan daño.

Empire I ( Metamorphosis ) [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora