Empire I ( Metamorphosis ) [ Finalizada ]

Episodio 96

 Lauren se estremeció, sus párpados revoloteando. El atractivo de la potente sangre la atraía hacia atrás desde el borde de un abrumador abismo. Con un gruñido, levantó la cabeza, los ojos en llamas y hundió sus incisivos en el cuello de Jisoo. Ella se sacudió ante el choque, sus ojos cambiaron a marrón cazador antes de que sus párpados se cerraran lentamente. Gimiendo suavemente, se tambaleó, su agarre en los hombros de Lauren aflojándose.

— Déjame ayudar.

Camila se deslizó detrás de Jisoo y apoyó a la cautivada Were contra su pecho. La cabeza de Jisoo cayó sobre el hombro de Camila mientras Lauren bebía en tirones profundos de su cuello. Camila sintió que Jisoo temblaba, la oía gimotear de placer. Los ojos de Lauren se abrieron y se clavaron en los de Camila, y Camila no pudo apartar la vista. La fuerza del hambre de Lauren la mantuvo cautiva, y Camila no quiso nada más que satisfacerla.

De repente, el Esmeralda de los iris de Lauren flameó el color de la sangre que pintaba la habitación, y Jisoo se arqueó violentamente. Lauren gruñó y profundizó un poco más. Jisoo rugió y sus caderas se sacudieron convulsivamente. Camila abrazó a la Were retorciéndose, estupefacta y horrorizada al encontrarse excitada en medio de la carnicería. Lalisa retorció su mano en el cabello de Lauren y la apartó del cuello de Jisoo.

— Cuidado, Vampiro. No la vacíe. – Silenciosa con la sed de sangre, Lauren gruñó y se retorció en el asimiento de Lisa. Jisoo protestó débilmente.

— No la detengas. –Lauren intentó enterrar de nuevo sus incisivos en el cuello de Jisoo. Lalisa gruñó una advertencia y la arrastró unos cuantos centímetros más.

— Más. – gruñó Lauren, con el pecho subiendo y bajando. Camila soltó a Jisoo, que se acurrucó en el suelo, con la cara hundida de saciedad. Con cuidado, Camila se arrastró hasta Lauren y le acarició la mejilla, sin advertir los peligrosos incisivos que brillaban a pocos centímetros de su mano.

— Lauren. Lauren, está bien.

— Necesito más.

— Lo sé, lo sé. – murmuró Camila, acariciando la nuca de Lauren. – Pero puedes esperar, ¿verdad? No quieres hacerle daño, ¿verdad?

Lauren tembló como si estuviera en medio de un violento escalofrío y miró fijamente a Camila, el reconocimiento lentamente comenzando en sus ojos. Con un sobresalto, rompió el agarre de Lisa y se alejó de los demás.

— Aléjense de mi. Todos ustedes. Salgan. – Lalisa agarró a Jisoo por la nuca y la levantó en posición vertical. Apoyando a Jisoo con un brazo alrededor de su cintura, ella dijo : – Mi manada está en deuda contigo, Vampiro.

– Puede que no me agradezcas cuando tu Centuri despierte hambrienta. – dijo Lauren.— Necesito estar allí cuando ella lo haga. Cuando me haya ocupado de mis necesidades, ire. 

— Cuidaremos a Merihan hasta que llegues.

–Tienes que ocuparte de tus propias heridas, Lobo. – Dijo Lauren, con la mirada fija en el todavía sangrante agujero del hombro de Lisa.

— No te preocupes. No somos tan delicados como tú.– Lalisa envió una llamada silenciosa a Darren y la puerta se abrió.

— ¿Alfa? – preguntó Darren.

— Toma a Jisoo. – Darren llevó a Jisoo afuera y Lalisa lo siguió hasta la puerta.

– Cuida tu espalda, Vampiro. El tirador sigue ahí. Tal vez tiene más de un objetivo.

— Sus balas eran de plata. - le recordó Lauren.

— Las suficientes balas te dejarían caer lo suficiente para tomar tu cabeza.— dijo Lisa. – Y te necesito en buen estado de salud para cuidar de mi lobo.

— No te preocupes. No somos tan lentos como tú.– Los ojos de Lisa destellaron ante el reto y ella sonrió.

— Veremos un día. Ten cuidado, Vampiro. – Una vez que la habitación estaba despejada, Lauren dirigió a Camila una mirada fija.

— Necesitas irte. Usa el teléfono en el pasillo para llamar a un taxi. Toma un impermeable del armario por la puerta para cubrir tu ropa.

— No te dejaré así. Estabas prácticamente muerta.

Camila se puso en pie insegura. Estaba empapada en sangre, pero no estaba herida físicamente. Lauren ya no parecía estar al borde de la muerte, pero su rostro era delgado y hueco, sus ojos hundidos. Estaba peligrosamente débil y trataba de esconderlo.

— Sé que necesitas alimentarte más. Aliméntate de mí.

— No te quiero. – Lauren le dedicó una sonrisa burlona. – No te preocupes, estaré bien cuidada. – Y luego se fue. Camila parpadeó, mirando alrededor del vestíbulo ensangrentado. Estaba sola y la casa estaba completamente en silencio.

— Bien, bastarda desagradecida, me iré. - Camila irrumpió en el teléfono antiguo y arrancó el receptor de su cuna. – Pero no te has librado de mí.