Empire I ( Metamorphosis ) [ Finalizada ]

Episodio 35

Lalisa dijo la verdad, pero no fue toda la verdad. Necesitaba ver a Jennie, tocarla, protegerla de lo que la amenazara. Jennie era humana, pero se sentía como Manada. Lalisa no cuestionaba sus instintos, no podía cambiar los impulsos arraigados que gobernaban su vida. Sólo sabía lo que debía hacer.

— La supervivencia de nuestra manada depende de que contengamos este brote.

— No podemos perderte. — Susurró Sarah , hundiendo los dedos en los hombros de Lisa.

— Moonbyul te está pidiendo. Ella te necesita. Te necesitamos. — Dijo Sarah.

Lisa llamó a su lobo y transmitió su fuerza y poder a través del Compuesto y en el bosque que los rodeaba. Un lobo aulló afuera en el bosque. Un ulular más agudo le siguió. Un aullido más profundo, luego otro, y otro mientras Wilmar  y Darren y Louisa añadían sus voces. Se les unieron otros hasta que el aire se llenó de sonido de la manada uniéndose en armonía y confianza.

— Yo nunca te abandonaré. — murmuró Lalisa, con los labios contra la sien de Sarah .

— Pero debo hacer lo que sea necesario. Déjame pasar, mi lobo. — Sarah  se acercó a Lisa por un largo momento, luego se apartó.

— No entres, no importa lo que sientas. — dijo Lalisa mientras entraba por la puerta.

Una sola lámpara sombreada ardía débilmente sobre un estrecho armario contra la pared lejana. Debajo de la ventana, una forma desnuda bañada por la luz de la luna. El cabello castaño oscuro de Jennie se extendía en mechones húmedos sobre su frente y rozó contra su mejilla y cuello. Su mandíbula estaba tensa, con la barbilla inclinada hacia arriba, acentuando la suave columna de su cuello.

La espalda arqueada como si estuviera buscando el abrazo de un amante, los largos músculos de su abdomen apretados, sus brazos y piernas temblando. Sus pechos, firmes con pequeños pezones duros y oscuros, se levantaban y caían con cada respiración rápida. Lalisa reconoció el olor que asociaba con Jennie, agudo y ahumado, como vino tinto envejecido. Pero ahora había más, una oscura y picantecorriente subterránea que prometía placeres salvajes. Su clítoris se alargó, sus glándulas sexuales se hincharon, y ella gruñó. Olía a lobo. Jennie volvió la cabeza.

— ¿Lisa?

— Si.

Lalisa se arrodilló junto a la cama y apoyó la parte de atrás de sus dedos contra la mejilla de Jennie. Su piel era ardiente, sus ojos brillaban con fiebre. Lisa notó un catéter de plástico pegado al antebrazo izquierdo de Jennie.

— ¿Sabes cómo tratar esto?

— No. — Jennie jadeó cuando un calambre la agarró sus entrañas. — Le dije a Roseanne qué medicamentos tratar. No sé... si va a funcionar.

— ¿Quieres convertirte? — Dijo Lisa y empujó sus dedos en el cabello de Jennie, forzó a los ojos de Jennie a encontrarse con los de ella.

— ¿Aceptarás ser Were? — Preguntó Lalisa.

— Sí. — gimió Jennie, agarrando el brazo de Lisa.

— La fiebre puede ser fatal. — Dijo Jennie.

— No te dejaré morir.  – Dijo Lalisa.

Lisa sólo había visto a algunos humanos afectados por la fiebre Were, y la mayoría murió de algún tipo de shock tóxico en cuestión de unas pocas horas. Unos pocos sobrevivieron, sus células portadoras de material genético alterado mitocondrial, mutado durante el curso de la fiebre. Se convirtieron en Weres. Todos menos uno, rabioso. Ella no había sido Alfa entonces, y no había sido su responsabilidad ordenar las ejecuciones. Ella no lo haría ahora. Jennie se estremeció.

— No dejes que haga daño a nadie. — Dijo Jennie.

— No lo haré. — Dijo Lisa.

— No puedo pelear.  — Dijo Jennie.

Lalisa no sabía cómo lo sabía, pero lo sabía. Podía percibir cómo el lobo se esforzaba por emerger. Ella tomó la parte de atrás del cuello de Jennie y se inclinó cerca de ella.

— No pelees. — Dijo Lisa y los ojos de Jennie se cerraban, su cuerpo empezaba a temblar. Convulsiones.

— Jennie.— gritó Lisa, agarrando su cuello con más fuerza. — No pelees. Deja que venga. Deja que venga.

Jennie gritó y se estremeció, con la saliva ensangrentada recogida en las comisuras de la boca. Sus ojos se pusieron en blanco y su mandíbula rompio violentamente, a sólo milímetros del brazo de Lisa. La puerta se abrió de golpe y Jisoo entró en la habitación. Agarró a Lisa y la apartó de la cama.

— ¡No! — Lisa rugió, arremetiendo, sus garras atrapando a Jisoo por el hombro. Sólo por percibir el olor de la sangre de Jisoo, el lobo en quien ella confiaba más que todos los demás, le impidió arrancarle la garganta.

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Hola lectores espero que estén bien...

En el año nuevo :
Valora lo que tienes, supera lo que te duele y lucha por lo que quieres.

FELIZ AÑO NUEVO!!!! 2020

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