Capítulo 7: El Dragón Slayer y su hijo.

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El rio.


Alejado de Magnolia, del gremio de Fairy Tail y de sus amigos, en lo más profundo del bosque exactamente en el rio donde siempre iba a pescar con su mejor amigo felino, se encontraba Natsu sentado con una miraba muy vacía, triste y con dolor en su corazón, todo tras descubrir la verdad que se fue ocultada por dos años como el gran engaño de Lisanna, el daño que le hacía a Lucy sin que nadie lo supiera y el cómo fue usado su hijo para una causa muy egoísta para hacerle creer que la madre de Lucio era Lisanna. 

El pelirrosa estaba completamente vacío en su mente pensando todo lo que hizo, las cosas que había hecho para alejar y lastimar a Lucy, su amada Lucy. No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, solo quería que lo dejaran solo y dejarlo cargar con su dolor, incluso si era necesario morir de soledad así seria, una faceta nueva para el Dragón Slayer era llorar con intensidad sosteniendo la foto de Lucy y él juntos, la extrañaba y la quería de vuelta a su lado pero todo era tarde, ya no regresaría. Alguien se adentró a lo más profundo del bosque para llegar al rio a donde estaba Natsu para únicamente observarlo y luego intervenir para ayudarlo en su terrible agonía.

-No me gusta verte así Natsu.- Aquella voz tan rasposa y conocida para el dragón Slayer hizo que se limpiara las lágrimas mientras escuchaba como los pasos pesados de su maestro, amigo y a la vez padre: Gildarts Clive.

-E-Estoy bien.- Mintió Natsu para que lo dejara en paz Gildarts pero este no se tragaba ese cuento y puso detrás de Natsu para poder estar con él en estos momentos de angustia.

-No lo estas, estas preocupando a los demás al verte así.- Gildarts fue muy concreto con su preocupación por Natsu mientras el Dragón Slayer se limpiaba las lágrimas nuevamente y tratando de que no le importara nada y que estaba bien.

-No me importa.- Contesto muy cortante Natsu mientras apretaba con mucha fuerza su puño pero no basto para que Gildarts cayera en su juego.

-Pero a mí sí, en especial porque tú eres el que esas sufriendo.- El maestro de Fairy Tail cada vez se acercó a Natsu para poder ayudarlo sentándose junto a él mirando al rio.

-Escúchame y te lo digo no como maestro ni como un amigo, te lo digo como...un padre, un padre que está preocupado por su hijo.- Esa palabra había causado gran impacto en Natsu, ahora él era padre de un niño y era cierto que Gildarts había actuado como un segundo padre después de Igneel.

-Natsu, cuando escuche que ibas a tener un hijo supe que no serias un buen padre, conociéndote cómo eres era posible que el niño estaría más segura con Erza o Mira, pero me he equivocado.- Dijo riendo Gildarts haciendo reír a Natsu, era cierto lo que decía, todos los hombres del gremio se reían al imaginar a Natsu cambiar de pañales y levantarse muy temprano para atender los llantos de su hijo, Gildarts ya estaba haciendo un avance con Natsu.

-Lucio ¿Verdad?- Cuando Gildarts pregunto el nombre del hijo de Natsu, rápidamente el susodicho también se sintió tranquilo al saber que tenía un hermoso niño a su lado.

-Es un bonito nombre, se parece mucho a ti en todo y creo que han hecho una conexión de padre e hijo muy fuerte. Sé que la situación de Lucy es muy complicada y sé que no la has podido olvidar, pero entiende que lo que está haciendo Lucy es encontrarse a sí misma, alejarse de la tristeza y de las malas memorias que tuvo por culpa de Lisanna. Pero yo sé una cosa que posiblemente tú también debes de tener en cuenta.- Gildarts toco el hombro de Natsu para reconfortarlo mientras el pelirrosa no podía ya aguantar el sentimiento y solo pensaba en tener a Lucy a su lado con su pequeño.

-Lucy...volverá, el amor de una madre traspasa todas las barreras posibles con tal de estar con su hijo y en un futuro, ella vendrá y es ahí donde debes de enmendar las cosas.- Cuando Gildarts dijo esas palabras muy conmovedoras el Dragón Slayer no pudo más y quebró en llanto una vez más, pero Gildarts como todo un buen "padre" abrazo a su "hijo" para hacerlo sentir mejor.

-Ya Natsu...todo estará bien.- El maestro de Fairy Tail consolaba a su muchacho para que se sintiera mejor, sabía que llorar le ayudaría a liberar todas la penas y no era la excepción mientras que Natsu solo susurro unas palabras.

-La extraño...la necesito...Luce.- Natsu estaba inconsolable y no sabía que hacer más que llorar y desahogarse para sentirse mejor mientras Gildarts lo ayudaba a liberar esa carga tan pesada en su pecho mientras el Clive sabía de lo que estaba hablando, incluso haciendo una promesa consigo mismo.

.

"Natsu...Lucy volverá, te lo prometo"

.

Con esas últimas palabras y un tiempo después, Gildarts y Natsu se fueron del rio para tomar caminos diferentes, mientras que uno iba a ver a su hijo de dos años, el otro iba a hablar con su hija de un asunto algo...serio.


Más Tarde ese día.


-Natsu-San.- Wendy saludo a Natsu quien entraba a su casa con tranquilidad, mientras este veía a la Dragón Slayer y a su exceed cuidando a su hijo mientras él estaba fuera por el momento.

-Hola Wendy, perdón si te moleste con esto.- Dijo el pelirrosa acercándose con paz en su interior a Wendy para saludarla mientras acariciaba su cabeza, dándole algo de risa a Wendy y a Charla.

-No importa, siempre me gusto pasar tiempo con Lucio es todo un encanto.- Wendy miro a un Lucio cansado en su cama, tomando una siesta con sus cabellos rubios alborotados, Natsu recordó que Lisanna le había colocado un tinte para que fuera blanco su cabello, pero a él le gustaba que fuera rubio.

-Terminó cansado.- Sonrió Natsu al ver a Lucio dormir un poco al igual que Wendy sonrio.

-Estuvo jugando un buen rato con Wendy, le agrada mucho Wendy. El chico es simpático como su madre.- Dijo Charla con mucha objetividad mientras Wendy se consideraba como una hermana mayor para Lucio y como era comparado en actitud a su madre, su verdadera madre.

-Si...lo es, gracias Wendy y Charla pueden irse a descansar y perdón por las molestias que les ocasiones.- Se disculpó Natsu muy amablemente con las susodichas mientras se despedían de él y de Lucio en silencio.

-No hay problema Natsu, cuando gustes nuevamente, bueno iré al gremio, luego nos vemos.- Salió Wendy con Charla volando hacia la puerta del hogar de Natsu, el hogar donde compartía con Happy antes de irse a la otra casa con Lisanna, el pelirrosa tomo un banco para observar a su pequeño descansar tocando su cabeza con tranquilidad mientras se ponía a pensar.

-Quien lo diría, tienes el mismo color de cabello de mamá pequeño Lucio. Ojala estuviera aquí...seriamos una familia feliz.- Dijo Natsu con un nudo en su garganta mientras en su mente visualizaba a Lucy con Lucio a su lado y con Happy, viviendo su vida pacífica y llena de aventuras en el gremio, una lagrima traicionera salió de Natsu mientras recordaba a Lucy con toda felicidad en su interior llorando solo para él, pero inadvertidamente Lucio se despertó con cuidado para ver a su padre soltar unas lágrimas, sus manos tocaron el rostro de su padre para sacarlo de sus pensamientos.

-¿Por qué estas llorando papá?- Cuando Lucio le pregunto eso a Natsu, sentía que su corazón se partía en miles de pedazos y lo único que hizo fue abrazar a su hijo con cuidado mientras el pequeño hacia lo mismo.

-Por nada Lucio, por nada... Oye ¿Te gustaría ver algo de magia?- Natsu le mostró a su hijo una pequeña bola de fuego en su mano impresionando al chico mientras veía la llama como estaba llena de vida.

-¡SI! Pero mamá dice que la magia está prohibida en la casa.- Replico Lucio quien a pesar de iba a cumplir tres años, ya habla algunas palabras fluidamente, algo inusual a esa edad pero nada era imposible en Fairy Tail.

-No te preocupes, a mamá le gustaría mucho créeme, algo de magia no afecta a nadie, ahora ven conmigo al gremio.- Natsu llevo a su hijo en sus espaldas para llevarlo directamente al gremio para parar un buen rato entre amigos y un ambiente de fiesta, ambos saliendo de su casa para ir a Fairy Tail, aceptando el consejo de Gildarts: Crear un vínculo muy fuerte con su hijo.

Fairy Tail - Historias de Altamar, la hermandad HeartfiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora