CAPÍTULO 13

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Tal como Candy lo predijo, las señoritas del Hogar de Pony les recibieron a ella y a Terry, con los brazos abiertos.

A pesar de que su visita era por completo inesperada, la Hermana María y la Señorita Pony, se mostraron gratamente complacidas por tenerlos en casa. Los colmaron de atenciones y aunque no tenían mucho espacio en su hogar les ofrecieron hospedaje, mismo que ellos estuvieron gustosos en aceptar... Ambos acordaron permanecer allí por algunos días, el tiempo suficiente, para que Candy se relajara y tomara la fuerza necesaria para seguir.

Las señoritas no cuestionaron, ni juzgaron a su hija, pues eran conscientes de que Candy ya era una mujer adulta y que si estaba con Terry, era porque ella así lo había decidido... Conocían muy poco de la historia que ellos compartieron en el pasado, pero sabían lo suficiente para darse cuenta de que se amaban y que ese amor era tan grande, que no cambiaría jamás.

Por supuesto que la amabilidad, el cariño y la hospitalidad con la que los trataron, no impidieron que las mujeres cuestionaran a Candy sobre su viaje y las vivencias que le acontecieron al haber estado, en aquellos lugares tan alejados. Candy quería decirles la verdad, pero al final no lo hizo, porque no se sintió lista para confesarse. Sus madres le habían enseñado aceptar los designios del señor y su actitud vengativa seguramente las decepcionaría por completo... Candy sabía que lo mejor que podía hacer en esos momentos, era permanecer callada.

—Hija... Creímos que no llegarías a tiempo —confesó la Hermana María, haciendo que Candy la mirara con sorpresa—. Cuando Annie nos escribió, la notamos algo inquieta... Ella pensaba que no cumplirías tu palabra de regresar y asistir a la fiesta —agregó la religiosa, mostrándose tan amable como siempre lo hacía.

—Pero... ¿Por qué Annie pensaba eso? —Candy sonrió, escondiendo su nerviosismo, pues sinceramente no había contemplado asistir al bautizo del pequeño Jared. No ignoró el acontecimiento a propósito, pero el caso de Lanotte le había robado toda su atención y realmente ¡Había olvidado que el bautizo era en esas fechas!

—No lo sabemos, querida... —admitió la Señorita Pony—. ¡Pero qué bueno que estás aquí! Para Annie es muy importante que estés presente ese día.

—Sí....

—Nos agrada que hayas estado ayudando a tanta gente —expresó la hermana con alegría—. Pero también nos hace muy felices que por fin estés de regreso...

—A mí también me da mucho gusto estar de vuelta con ustedes, este es mi hogar... —Candy esbozó una amplia sonrisa y en seguida enredó a sus madres en un abrazo—. Estoy muy feliz por estar aquí.

Un par de días pasaron. Entre la alegría de volver a casa y tener a Terry a su lado, Candy por fin comenzó a ver las cosas con mayor claridad...

El rencor, era un oscuro sentimiento que había entrado en su corazón, y le había persuadido a tal grado, que dejó de ser ella misma. Candy no estaba feliz con haberse convertido en lo que era, pero nada podía hacer al respecto, pues fue algo que simplemente sucedió... Tenía tanto coraje guardado en su interior, que le fue imposible no expresarlo de alguna manera.

— ¿En qué piensas? —cuestionó Terry, tomándola por sorpresa, pues ella no se dio cuenta que él la había seguido hasta la colina.

—En nada... —Candy inmediatamente se acercó a él—. ¿Los niños al fin te dejaron tranquilo?

—Ya era hora de que regresaran a clases...

—Sí... Solo por eso te dejaron en paz —ella rió divertida—. Lo siento mucho, eres toda una novedad para ellos y creo que aprovecharán cualquier oportunidad, para hacerte parte de sus juegos.

Venganza el pasado regresóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora