Venganza el pasado regresó

CAPÍTULO 25 (Parte 1)

«Solo serán un par de días» le dijo Declan a Candy antes de marcharse, sin embargo, esos dos días se convirtieron en una semana y media.

El llamado que su padre recibió, por parte de la agencia, había sido un requerimiento formal. Esas eran buenas noticias, no obstante Candy se sentía muy inquieta, porque no sabía qué sucedería a raíz de todo eso... rogaba para que la propuesta de los superiores fuera generosa, ya que Declan, había hecho todo lo posible para ganarse su confianza.

«Mañana, cuando él llegue, te contará todo lo que pasó», reflexionó para calmar sus desesperados pensamientos... «Sí, por fin mañana, estaremos todos juntos», agregó, sintiéndose feliz por saber que tendría a su familia muy cerca de ella. Tenerlos a ellos y a Terry era todo lo que deseaba.

—Terry... —murmuró conforme dejaba escapar un suave suspiro—. ¿Qué estarás haciendo ahora? —se preguntó, dibujando en su mente, la imagen de su futuro esposo.

Pensar en él le hizo recordar el ajetreo de los días pasados, e inevitablemente, sintió mariposas en el estómago. Lo experimentado junto al actor había sido una extraordinaria aventura; estar con él en su regreso al teatro, así como, acompañarle a un par de importantes eventos y ser presentada ante la sociedad como su prometida, fueron instantes tan increíbles que, parecían sacados de sus más locas fantasías.

No fue fácil enfrentarse a esa nueva etapa, pero, gracias a la inesperada ayuda de Karen Klyss, pudo dejar atrás los nervios y la inseguridad que sentía. En su primer evento con la gente de Broadway, la actriz reapareció y cual rayo de luz al final de un oscuro túnel, se presentó ante ella para saludarle. Visiblemente emocionada por volver a verla, se aproximó cautelosa y la enredó en un suave abrazo, pues su vientre de cinco y medio meses embarazo, le exigía que no fuera tan impulsiva.

«Me retiré porque los primeros meses fueron horribles», admitió con un gesto lastimoso, «Sin embargo ya estoy repuesta y he querido volver a la ciudad. Su inesperada boda me animó como no tienes una idea. Mágicamente, todos mis achaques se fueron», añadió haciendo reír a su esposo quien confirmó que, en efecto, así había sucedido la afortunada recuperación.

Ya que ambas tuvieron la oportunidad de conversar a solas y que Candy dejó libres sus inquietudes, Karen estuvo más que dispuesta a guiarla y le dijo:

«Querida, tú eres una joven amable y sencilla, así que no te agobies por lo que esta gente pensará de ti. Solo permite que vean tu autenticidad y deja que todo fluya», recomendó la experimentada actriz, haciéndole entender que en el mundo de la farándula se valoraba mucho más, a una persona que se conducía de manera natural.

Candy así lo hizo. Se comportó con total normalidad y se presentó ante ellos sin cambiar nada de su esencia. Sabía que no por eso le caería bien a todos, pero, al menos les daría la pauta para que la trataran con respeto. Al final, las personas aceptaron de buena gana su forma de ser y salió de aquellos eventos con invitaciones para asistir a almuerzos y cenas, ya que, algunas mujeres, no perdieron el tiempo para congraciarse con ella y buscar incluirla dentro de sus círculos sociales, evidentemente, tener en sus reuniones a la futura esposa de Terrence Graham era algo que, a todas luces, les favorecía.

Por otra parte, Robert Hathaway dijo estar muy complacido con su presencia, pues, consideraba que ella era el complemento perfecto para su temperamental actor.

«Candice de verdad es un placer conocerte, créeme, no todos los días se tiene la oportunidad de conocer a una musa», dijo Robert provocando que ella se sonrojara, «Y no cualquier musa, sino, la musa de Terrence, el mejor actor de este país. Querida, él te ama con locura, así que, lo que mas deseo es que continúes haciéndolo feliz...»