Venganza el pasado regresó

CAPÍTULO 19 (Parte 3)

Lorraine O'Donell tenía 9 años, cuando fue testigo del suceso, que destrozó a la pequeña familia O'Shea. Era tan solo una niña, pero a pesar de su corta edad, fue consciente de que lo sucedió, era una autentica desgracia.

Vio lo que le pasó a Shannon, al igual que dos de sus jóvenes vecinos, de los tres, ella fue la única que pidió ayuda, sin embargo el auxilio nunca llegó... El terror que todos sentían por aquel maleante, era inaudito. Todos podían adivinar lo que estaba pasando en aquel apartamento, pero ninguno fue capaz de defender a la chica.

Cuando la desgracia inevitablemente llegó y Shannon falleció, Lorraine fue obligada a callar. Ella era solo una pequeña y según la gente mayor que le rodeaba, su palabra no debía, ni podía ser contemplada.

«Los niños de tu edad, confunden las cosas», dijo su madre, silenciándola.

«Tú no has escuchado, ni has visto nada, ¿Has entendido?», eso le advirtió su padre, una vez que la puso "a salvo" ... «¡Si no quieres que te mate a palos, entonces haz lo que te digo, no saldrás de aquí hasta que yo te diga que puedes hacerlo!»

El hombre nunca fue cariñoso, pero ese día le dejó muy claro lo poco que ella le importaba. La encerró en el oscuro sótano, de una casa abandonada, que era propiedad de uno de sus tíos. Lorraine no supo cuánto tiempo, pasó dentro de ese lugar, lo único que recordaba era que su abuela, fue quien la sacó de allí y que después de eso, se la llevó a vivir con ella. Sus padres no deseaban tenerla cerca, ya que tenían miedo de lo que pudiese pasarles si, el italiano aquel, descubría que ella fue testigo de todo.

«Yo te creo, hija... Sé que lo que dices es verdad... Pero ya no se puede hacer nada, la chica murió y el esposo, fue asesinado en la penitenciaria... Lo único que podemos hacer, es rezar por ellos y sus almas... Mi niña... Tienes que olvidarte de esta tragedia y seguir adelante».

Las palabras de la abuela, quedaron ancladas en su memoria y entonces hizo exactamente lo que ella le dijo: rezó por Shannon, Declan y los niños, e intentó olvidarse de lo que pasó.

Ese suceso marcó su existencia. Ella creció con tantos traumas, que le fue imposible ser una joven normal. Aquel acontecimiento, no solo le dejó heridas psicológicas, sino también físicas: su padre le había golpeado tan brutalmente, que le rompió una pierna y esa fractura mal cuidada, derivó en una penosa discapacidad.

"La Coja Lorraine", le decían todos los que la conocían... Lorraine creyó que ese era su castigo, por haber callado lo que le sucedió aquellas buenas personas, a las que quiso y a las que aún extrañaba tanto... Shannon la quería mucho y le daba de comer, Declan le regalaba una moneda, cada semana, Jamie jugaba con ella y la bebé Anais, apretaba su dedo con fuerza, cada vez que se acercaba a su cuna, para mimarla. Eran la familia que siempre quiso, pero que nunca tuvo.

Todos ellos se fueron de golpe, Shannon y Declan murieron, los niños desaparecieron y ella se quedó sola, en el hostil mundo que la rodeaba.

«Jamie es mi compañero, es un agente también... Platique con él, por favor...», las palabras del Señor Richardson, llegaron hasta el fondo de su corazón y removieron los sentimientos que había enterrado años atrás. No le fue fácil decidirse a reunirse con James, pero su esposo, la convenció de que eso era lo mejor.

—Hola Lorraine... —le saludó Jamie, al tiempo que le dedicaba una gran sonrisa.

Lorraine le observó con ojos muy abiertos, parecía mentira que el pequeño niño con el que ella jugaba, fuera ese hombre.

—Jamie... —dijo ella, acercándose al joven, mientras éste extendía su brazos, para poder abrazarla.

Lloraron juntos y permanecieron abrazados, por algunos segundos. Después, cuando se separaron, Jamie le dijo: