CAPÍTULO 10

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Albert era consciente de que no sería fácil, entablar una conversación con Terry. Él conocía muy bien al muchacho y sabía que pedirle que entrara en razón, era una misión complicada... ¿Qué tendría que hacer para ganar de nuevo su confianza? El rubio no tenía la menor idea, lo único de lo que estaba seguro, era que no se rendiría y que aclararía la situación a como diera lugar.

Terry por su parte comprendía el actuar de Albert, pero el inmenso orgullo que poseía, le obligó a mostrarse ofendido. Sufrió mucho sabiendo que Candy se había marchado a Centroamérica, y sobre todo, sufrió en demasía al intentar contactarla y no dar con ella... Albert no había confiado en él y eso le dolía demasiado.

—Mi forma de proceder no fue la ideal... —admitió Albert, observando a su amigo—. No estoy feliz con mi comportamiento, quiero que sepas que asumiré completamente, las consecuencias que mis acciones han desatado.

Terry liberó un pesado suspiro y sin mirar al rubio magnate respondió:

—No es que yo sea un maldito intransigente, solo te pido que por un momento, te pongas en mi lugar... —finalmente posó sus ojos en la figura del hombre que tenía frente a él y agregó—. Albert, yo estuve buscando a Candy como loco y la verdad es que tú no me ayudaste. En lugar de auxiliarme, me hiciste pasar por un infierno... No confiaste en mí... Eso me molesta mucho.

—Lo sé y lo lamento... Realmente siento mucho no haberte hablado con franqueza... Pero comprenderás que me resultaba imposible hacerlo. Amigo, contarte que Candy estaba en una misión, era ponerla en peligro...

—Sabes que la amo... ¡Debiste decirme qué era lo que sucedía con ella!

—No... Lo más prudente era quedarme callado. Terrence, claro que ya sé cuánto le amas, pero sí te decía la verdad eras capaz de ir tras ella y ponerte en peligro tú también. Ni siquiera quiero imaginar lo que hubiese pasado... —Albert bebió del vaso de whisky que recién se había servido, después agregó—. Además, Candy estaba realmente perdida... La desilusión a causa del rompimiento contigo, la persiguió por todos estos años, y luego, cuando todo marchaba mejor para ella, se reencontró con su familia y se enteró de lo mucho que padecieron sus padres... A partir de ese momento sufrió un cambio radical... Créeme cuando te lo digo Terry, en esos momentos no debías encontrarte con ella, Candy estaba decidida a ser agente y ni tú, ni nadie le podía poner un alto... Hubiese sido peor para ambos... Estoy seguro de eso.

—Ya no tiene sentido seguir hablando sobre esto —admitió Terry, dejando ver que estaba cansado y que quería dejar a un lado ese tema—. Nada podemos hacer para remediarlo, olvidemos el asunto, por favor.

—Por mí no hay problema, olvidar este horrible episodio es lo que más deseo —declaró Albert, esbozado una sonrisa—. ¡Estoy feliz por ti y por Candy! No empañaré esa alegría, con una discusión absurda.

Terry sonrió, sintiéndose un poco más tranquilo, parecía que finalmente estaba arrojando el peso que había cargado sobre sus hombros... No podía negarlo, la calma por fin estaba llegando a él.

—El Señor O'Shea dijo que llamaría... ¿Ya te llamó?

—No, todavía no lo hace —Albert esbozó una traviesa sonrisita y aunque quería mofarse de la solemnidad con la que Terry trataba a Declan, prefirió quedarse callado.

—Pensé que llamaría justo cuando llegáramos —Terry sonrió, luego añadió—. Parece que ese hombre lo controla todo...

Albert finalmente soltó una carcajada y entonces confesó:

—Esa impresión me ha dado... Sin embargo, creo que la realidad es que no tiene el control sobre todo.

—Si te refieres a Candy, te doy la razón —admitió el actor—. Aunque deberíamos darle un mérito especial  ¡Ella es incontrolable!

Venganza el pasado regresóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora