Hablar con la Hermana María y la Señorita Pony, no fue sencillo para Candy.Admitir que les había mentido de forma deliberada, le hizo sentir vergüenza de sí misma, pues hasta ese momento, fue consciente de que sus acciones lastimaban a esas mujeres, que tanto le amaban. Lamentablemente ya era muy tarde para detener el daño causado; el peso de sus decisiones por fin había caído sobre ella y lo único que le quedaba por hacer, era soportar las consecuencias de sus actos.
Tanto la Hermana María como la Señorita Pony se mostraron contrariadas ante tal revelación, pero a pesar del desconcierto no actuaron de forma arbitraria. Ambas le ofrecieron su apoyo a la chica y le prometieron ayudarle a salir de ese oscuro laberinto por el que transitaba.
Por otro lado, la tristeza de Candy se hacía más grande, cada vez que recordaba la discusión que sostuvo con Terry. Las verdades que ambos se gritaron fueron expulsadas con tanto coraje, que resultaba imposible ignorarlas: Candy creyó que él se había rendido, por mucho tiempo pensó que no la amaba y Terry a su vez, imaginó lo peor ¡La había confundido con una mujer indecente!
Candy siempre tuvo la sospecha de que Terry pensaba mal de ella, porque así se lo demostró su forma de tratarla. Desde que se reencontraron tuvo la impresión de que la rechazaba, e incluso insinuó que ella tenía una relación amorosa con Declan... Era consciente de que todo se resumía a que Terry era demasiado celoso, él no era un hombre malo, pero aún así se sentía herida con su actitud.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó la Hermana María, observando que Candy se removía sobre el colchón de la cama, la religiosa sintió pena por la muchacha, había llorado tanto, que le partía el corazón verla así—. ¿Candy? —volvió a llamarle...
—Sí... —respondió la rubia, haciendo un esfuerzo por sonreír—. No se preocupe por mí, Hermana María... Estoy bien.
—Has llorado mucho...
—No puedo evitarlo... Las he decepcionado.
—Querida, yo no soy quién para juzgar tus actos... —señaló la Hermana—. Tú bien sabes que es Dios, Nuestro Señor, quien se encarga de eso... —la religiosa respiró hondo y añadió—. Siempre has sido una chica bondadosa y confío en que dejarás que la luz, ilumine de nuevo tu corazón... —ella acarició el rostro de la chica, luego dijo—. Pero ahora levántate y lávate la cara, para que vengas a desayunar... Los niños preguntan por ti, ellos están muy inquietos porque saben que hoy te irás y desean aprovechar el tiempo a tu lado.
Candy asintió, y sin más, se levantó de la cama para abrazar a la Hermana María.
—A veces tomo decisiones equivocadas, pero le juro que no lo hago con mala intención —expresó, mientras apretaba su abrazo.
—Lo sé, querida... —contestó la Hermana, consciente de lo impulsiva que era su amada niña—. Te conozco desde que eras un bebé, sé perfectamente que nada de lo que haces es malintencionado.
—La Señorita Pony... ¿Ella está enojada conmigo? —cuestionó Candy con temor.
—No, para nada... Ya tendrás oportunidad de hablar con ella, ahora mismo está platicando con el joven Terry —mencionó la monja, sonriendo de oreja a oreja—. Ya lo sabes, al igual que los niños, ella aprovechará todo el tiempo que le sea posible...
Candy rió muy despacio y La Hermana María también. Luego la religiosa la convenció de que se pusiera presentable, para que salieran a desayunar.
Las cosas se veían un poco mejor... Arrojar el peso que llevaba a cuestas había sido liberador. Pero por otro lado, la herida emocional que le dejó la discusión con Terry, aún estaba abierta y esa lesión dolía demasiado...
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Venganza el pasado regresó
FanfictionUn año despues de la muerte de Susana, Terry intenta recuperar la vida que dejó atrás. Viaja hacia Chicago para buscar a Candy, pero, al llegar a la ciudad se entera de que la joven se ha marchado del país. Dos años después de la fallida búsqueda C...