Capítulo 2

16.3K 574 35
                                    

2 años después.

Me enviarían a vivir a España con mi tía, por quien sabe cuanto tiempo.
No queria irme, no quería dejar a Adam solo.
Ya tenía mis cosas listas, solo había que ir al aeropuerto, era la primera vez que viajaba en avión sola, tenía mucho miedo.
Bajé con mi mochila, en la sala estaba Adam con los cuatro chicos que me molestaban cada vez que venían a casa, odiaba admitir que los extrañaría demasiado, en especial a Salvador quien siempre se portó muy atento conmigo.

– Esta es la despedida – dijo dramáticamente Edwin, mientras me abrazaba, yo solo reí y lo abracé también.

– Adiós – dijo David al borde del llanto, lo abracé fuertemente.

– Nos veremos pronto pequeña – me abrazó Christian, sonreí y correspondí a su abrazo. El siguiente era Salvador.
Lo miré, esos ojos oscuros no los olvidaría nunca, a pesar de ser el mas pequeño en edad del grupo era el más alto, sonrió tristemente, se podía notar a kilómetros que era al que mas le importaba de los cuatro, con el que mejor relación tenía. Me acerqué lentamente y lo abracé, el apoyó su barbilla en mi cabeza, las lágrimas querian salir pero a la fuerza logré impedirlo, se agachó un poco y susurró "Hasta luego" en mi oído, sonreí y le di un tierno beso en la mejilla.

Me acerqué a mi hermano y le di un fuerte abrazo, el me correspondió al instante, no me queria alejar de él, era mi mejor amigo y siempre me defendía, ahora estaría sola sin nadie, y el también. Sentí como todos se sumaban al abrazo creando uno grupal, así unidos nos largamos a llorar, era triste, un carraspeo nos hizo separar, miramos en dirección al sonido y era papá quien nos miraba con tristeza.

– Ya es hora de ir al aeropuerto.

– Bien... – me despedí con una sonrisa y fui en dirección a donde estaba papá, él me tomó de la mano y nos dirigimos al auto. Desde la ventana podía ver a los chicos que habían salido al jardín, todos miraban en mi dirección, sus expresiones eran tristes, me sequé las lágrimas que se me habían escapado y los saludé con la mano, ellos hicieron lo mismo.

Fueron dos magníficos años, donde estos mocosos me molestaban y yo a ellos. Muchos dirían "tiene sólo ocho años los olvidará en dos meses", y tal vez sea cierto, o tal vez no.
Las flores que me daba Salvador todos los dias que venía a casa, los mocos que intentaba Christian pegar en mi pelo, los conciertos de Aerosmith que haciamos con David, y los actos de Romeo y Julieta que haciamos con Edwin en el jardín... Tantos momentos juntos, podría considerarlos parte de mi familia, eran como mis hermanos, mis primeros amigos, no podría olvidarlos, sería algo muy cruel de mi parte. Y por otro lado estaba Adam, mi hermanito mayor, mi mejor amigo, quien me defendía de todos, quien me peleaba pero en el fondo sabía que me adoraba y yo a él, no podía separarme de él de la noche a la mañana, no quería.
Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, estaba triste, el auto comenzó a moverse y poco a poco los fui perdiendo de mis vista, mamá se giró en el asiento y me sonrió.

– Todo estará bien mi amor, no llores... – intentó consolarme.

– No me quiero ir – dije entrecortadamente, los sollozos se escapaban de mí y un gigantesco nudo se formó en mi garganta.

– Es lo mejor para ti, cuando seas grande lo entenderás y estarás mas que agradecida por esta difícil decisión que tomamos con tu madre, cariño, no nos odies – dijo papá en tono triste.

– No los odio papi.

A pesar de que las lágrimas siguieron saliendo nadie dijo nada hasta que llegamos al aeropuerto, no sabía que hora exactamente, igual estaba cansada y solo tenía ganas de estar en mi cama, mirando el florero lleno de las flores que Salvador me daba. Mamá tomó mi mano, seguía teniendo ese suave tacto que me calmaba, papá estaba bajando las maletas del baúl del auto, el aeropuerto era grande, muy grande, la gente iba de un lado a otro, me ponía nerviosa. Entramos e hicimos el Check-In, todo estaba en orden, despachamos las maletas y me nos dirigimos a la zona de embarque allí teníamos que esperar a la azafata encargada de acompañarme y procurar que llegue sana y salva a los brazos de mi tía Cecilia.

– Vamos a hablar por llamada todas las noche ¿si? – mamá me abrazó fuertemente, sabía que era difícil para ella, yo era su bebé – Tía Cecilia te va a estar esperando en el aeropuerto. No estés nerviosa, te amo mucho, mucho, mucho – yo lloraba desconsoladamente, no quería alejarme de su lado.

– Te amo mi princesa, espero que tengas un buen viaje, tienes galletas y dulces en la mochila por si te da hambre. Nos llamas si necesitas algo – asentí mientras miraba hacia abajo, papá me tomó de la cintura y me elevó hacia el aire, sentí cosquillas en mi estómago y no pude evitar soltar una risa.

– Ya papá, para, para, que me voy a caer - me lanzaba como si fuera una almohada, me reía y escuchaba como mamá lo hacía.

– Mía Morrison podria presentarse en la puerta 1 para vuelo 274 destino a Barcelona, España, repito, Mia Morrison, show up at door 1..

– Bien, adiós mi pequeña – dijeron ambos al mismo tiempo, me dieron un beso en la frente y prácticamente me empujaron por la puerta de embarque.

– Hi! Mia Morrison? – preguntó una rubia vestida de azafata, le sonreí y asenti – I'm Ornella, you speak English?

– Amm no, muy poco.

– ¡Que suerte! Soy un poco nueva en esto y el inglés se me hace bastante fastidioso – rió y tomó de mi mano, juntas subimos al avión y me acomodó en mi asiento, por suerte era del lado de la ventana – Si necesitas algo me llamas – asentí y se fue.

El viaje duró 11 horas, donde dormí, merendé y cené en el avión, creí que no llegaríamos nunca hasta que aterrizamos, Ornella me acompañó a buscar las maletas y luego hasta donde habia una mujer con un gran parecido a mi mamá: mi tía Cecilia, a penas la vi corrió hacia mí y me abrazó efusivamente, se sentía tan bien, le correspondí el abrazo. Nos despedimos de Ornella y nos dirigimos al auto de mi tía.

Un cambio radical, estaba en Barcelona, España, otro país, otro acento, mi tía hablaba como uno de ellos, me encantaba su acento, me encantaba España.

– Una nueva etapa está por comenzar mi pequeña, nuevos amigos, nueva escuela...

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora