Capítulo 47

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Al despertar me preparé, almorcé y esperé a que se hagan las tres de la tarde para ir al gimnasio, sentía sudorosas mis manos y mi cuerpo parecía querer colapsar de los nervios que cargaba, había participado en varios torneos antes, ¿por qué estaba nerviosa? ¿Era el efecto Salvador?.
Cargué mi bolso al auto de Adam, y me senté en el asiento del copiloto.

– Los chicos también quieren ir a verte, este será el último torneo al que participaras antes de irte, ¿no? – preguntó mi hermano al volante abrochando su cinturón.

– Si, aunque eso de irme aún no es algo definido – sonrió y me guiñó un ojo.

La primera parada fue la casa de David, luego la de Christian y por último la de Aylín quien se dedicaba a mirar por la ventana sin emitir sonido, realmente estaba muy enojada, pero yo no tenía la culpa de nada, mi orgullo a veces podria ser tan grande como el de mi hermano. Llegamos 15 minutos antes de las tres al natatorio, me despedí con la mano y fui directo a los vestuarios donde se encontraban discutiendo Carla y María.

– ¿Qué hay chicas? – saludé casualmente para cortar la tensión que se habia formado entre las dos chicas. Ambas asintieron sin contestar, rodé mis ojos y proseguí a cambiarme.

Cuando estuve lista tomé una ducha y bajé hacia el area de las piscinas, el olor a cloro hoy era mucho mas fuerte que otros días, pero podía soportarlo. Comencé con la mini entrada en calor y a estirar mis músculos, miraba constantemente hacia las tribunas esperando encontrar la cara de Salvador pero solo me topaba con la de los chicos sonrientes.

– Suerte esta ronda Morrison – habló uno de los chicos del equipo de hombres, asentí con una sonrisa.

Como era mi última competencia debía esforzarme, quien sabe, quizá no tenga tiempo por la universidad y no pueda nadar. Los jueces comenzaron a organizarnos para que pudieramos dar inicio al torneo de primavera, mis nervios estaban a flor de piel pero hacia mis ejercicios de respiración para calmarlos.
La ronda comenzó con los chicos, todos eran estupendos, el movimiento de sus músculos era prácticamente hipnotizador. Cuando llegó mi turno me posicioné y al escuchar el silbato me lancé rápidamente al agua, mis brazos y piernas comenzaron a moverse de forma sincronizada, al llegar al extremo de la pileta di media vuelta y me impulsé lo mejor que pude, cuando llegué al extremo toqué la pared con la punta de mis dedos al mismo tiempo que sacaba mi cabeza para observar mi tiempo en el tablero.

Mi apellido estaba primero, había ganado esta ronda, sonreí victoriosa mientras observaba a las personas que me alentaban, David movía su campera de un lado a otro, Christian aplaudía con una sonrisa, Adam festejaba con Aylín una especie de baile o algo así, y mi mirada se encontró con aquellos penetrantes ojos marrones que parecían ver a traves de mí, tenía una sonrisa de lado y aplaudía. Él estaba ahí, Salvador me habia visto ganar.

El torneo transcurrió intensamente intentando mantener mi cabeza en la competencia, aunque era inevitable no distraerme teniendo a Salvador y a Adam observandome mientras hablaban, mucha intriga recorría mis cuerpo de los pies a la cabeza.

– Mía, es nuestro turno – habló Carla sacandome de mi trance.

– Claro.

Nos pusimos en una hilera, esta era la final de la ronda por equipos, como siempre iba anteultima en la fila, Carla comenzó lanzándose al agua y nadando con todas sus fuerzas. Cuando fue mi turno sentía como todo iba en cámara lenta, podía ver todo a la perfección, sentía cada movimiento de mis brazos y piernas, di la media vuelta, llevaba una gran ventaja a las demás, toqué la pared y María se lanzó instantáneamente.

– ¡Esa es mi chica! Estás muy inspirada hoy Mía, eres un monstruo – habló Carla envolviendome en una toalla.

– ¿Eso crees? – sonreí alegre. Amaba nadar, sentirme libre y ligera en el agua, me sentía invencible cuando hacía algo que me gustaba. Es una sensación muy reconfortante.

Al finalizar la competencia nos dieron cinco minutos de descanso para que ellos pudieran organizar las planillas y los premios, en ese corto periodo de tiempo fui hacia los chicos quienes me chocaron los cinco.

– ¡Realmente viniste! – exclamé alegre abrazando a Salvador, mi corazón latía fuertemente.

– Espacio personal – nos separó Adam con una expresión seria, Aylín golpeó su estómago mientras lo regañaba entre murmuros.

– Eres sorprendente – me halagó David acariciando mi cabello mojado.

– Eso fue estupendo – golpeó mi cabeza Christian.

– Por favor, competidores acercarse para la entrega de premios y diplomas por participación – hablaron por un micrófono, me despedí y fui con los demás.

Obtuve el primer premio en las rondas individuales, también ganamos por equipo, y me dieron un premio extra por competidora femenina destacada. Habian sido unos maravillosos resultados para mi último torneo con ellos. Nos sacamos una foto y entre todos me empujaron al agua para luego tirarse, iba a extrañar esto.

– Siempre habrá un lugar para ti – habló Alice con una sonrisa, asentí al borde de las lágrimas.

Cuando terminó mi "pequeña despedida" nos dirigimos a los vestuarios para irnos. Me cambié rápidamente y salí al encuentro con los chicos, Adam me recibió con los brazos abiertos. Reí al sentir el cosquilleo en mi estómago.

– ¡Estuviste fantástica! – me halagó para luego depositar un beso en mi frente.

Salimos del natatorio y subimos al auto de Adam, Salvador se había ido cuando me estaban entregando los premios, supongo que debía volver a la capital, me hubiese encantado despedirme de él, algo me decía que no volvería a verlo hasta un largo tiempo.

Cuando llegamos a casa hicimos la cena, luego los chicos se despidieron y se fueron, Aylín se quedaría a dormir con Adam. Una vez en mi cuarto me acosté sobre mi cama lanzando el aire que habia contenido, estaba agotada. Miré hacia la mesita de luz donde estaba mi florero y un papel llamó mucho mi atención, lo tomé y comencé a leer su interior.

Princesa, me he ido sin despedirme pero creo que no podía decirte a la cara adiós, sería demasiado para mí. He vuelto a la capital y creo no volver por un buen tiempo, entré en el ejercito, no podría dejar esta oportunidad pasar. Arreglé las cosas con Adam, todo volvió a la normalidad, deseo lo mejor para tu vida, solo espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.
Espero volverme un hombre para ti o para cualquier mujer, no te pido que me esperes porque sería muy cruel de mi parte, me hubiese encantado ser todas tus primeras veces y que tu seas las mías, pero aunque no lo fueron eso no significa que no sean especiales.
Cuidate, Mia.

Suspiré. Mi primer amor había llegado a su fin, aunque muchas veces los finales pueden ser el comienzo de algo nuevo. Ahora en lo que debería concentrarme es en mi futuro, pero esa noche me permití llorar, tal vez solo tal vez, si hubiese dejado mi orgullo de lado o tomando la mano de Salvador con mas firmeza podríamos haber destrozado el alto muro que se alzaba ante nosotros, pero fui débil y nos estrellamos. No había sido el amor mas interesante del mundo, quizá era hasta aburrido pero la adrenalina que se acumulaba en mi cuerpo cada vez que estaba con él no se puede comparar con nada, sabía que lo que hicimos no estaba mal pero era prácticamente prohibido, porque muchos saben que las reglas que no están escritas son las peores y una de ellas es "La hermana o el hermano de tu mejor amigo/a está prohibida/o".

Un amor infantil, era hora de madurar, de crecer.

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Sigue bajando, triple
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