Capítulo 22 |Especial 2k|

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Pov Salvador

Sus puños golpeaban con fuerza mi cara, sabía que estaba dolido asi que no hice absolutamente nada, me quedé recibiendo los golpes porque a pesar de todo yo era el culpable.

– ¡Te odio! – un golpe – ¡Te odio! – otro más, uno tras otro. Los chicos trataban de separarlo pero Adam estaba como un perro con su hueso.

Poco a poco los golpes cesaron, mi cara dolía y sentía la sangre correr por mi nariz. Lo que sentía por Mía era verdadero y nadie podía hacer desaparecer mis sentimientos, Adam debía aceptarlo. Pero Adam es Adam.

– Yo no tengo escusa – dije en un susurro, el ambiente era tenso.

– Me lo prometiste, dijiste que nunca intentarías nada con Mía...

Otro tarde desperdiciada en jugar videojuegos con los chicos, todos decidimos quedarnos en la casa de Adam, prácticamente era como nuestro segundo hogar

Dentro de dos días volverá Mía, aunque ella aún no lo sabe – todos miramos al castaño quien tenía una sonrisa, no podía creer que volvería a ver a mi pequeña de nuevo, me pregunto como estará, cuánto habrá cambiado...

Mi corazón comenzó a latir fuertemente, traté de ignorar las reacciones de mi cuerpo, ahora estaba saliendo con Olivia, ella era prácticamente todo lo opuesto a lo que recordaba de Mía.

Solo quiero que me prometan una cosa – la voz de Adam me sacó de mis pensamientos – Ninguno intentará nada con ella...

Claro que no hermano – el primero en hablar fue Edwin – Ella es como una hermana para mi.

Lo mismo digo – David sonrió.

Será muy difícil, no prometo nada – Christian sonrió con malicia, no entendía como aún seguía siendo nuestro amigo, siempre trataba de llevarnos la contra. Adam clavó su mirada en él – Al menos te estoy siendo sincero – se encogió de hombros, tenía razón.

¿Y tú Salvador? Querías demasiado a Mía cuando eramos pequeños – insinuó el castaño.

Amigo, es tu hermana, prometo que no voy a intentar nada con ella, además eramos pequeños y ahora tengo novia – chocamos puños para sellar la promesa.

– ¡Fue Christian quien quería acostarse con ella! – exclamé eufórico – No pude contener lo que siento por ella, sabes que la amo y que la cuidaré...

– ¡Ese no es el puto problema! ¿Acaso no ves que ella está enamorada del maldito de Gaston? ¡Ella te va a lastimar y ti solo te dara igual nuestra amistad! – ¿enserio esa era su preocupación? A mi me daba igual salir lastimado si tan solo estaba con ella – Eres un completo imbécil, me has traicionado. ¡Vete de mi puta casa!

– Adam, yo

– ¡QUE TE VAYAS YA MISMO! – asentí, tomé mis cosas y me marché de allí.

Al llegar a casa no había nadie, no iría a la universidad mucho menos a los entrenamientos.

De la oficina de papá tomé una botella de licor escocés y me encerré en mi habitación. Todo esto era una mierda.

Amaba mas que a nadie a la hermana de mi mejor amigo, correría el riesgo si tan solo Mía me diera una oportunidad, pero ya me la dió y yo como un maldito imbécil la desperdicié. Si en vedad la amo ¿por qué la trato como una cualquiera?.
No creo que ella sea capaz de lastimarme, soy yo quien podría lastimarla, a ella y a Adam.
Maldita sea con los Morrison.

Me río, pareciera como si mi novia fuera Adam. ¿Por qué mierda no me deja ser feliz con su hermana? No le veo el problema.

Sí, hay un maldito problema, que tiene nombre y apellido: Gastón Webber, capitán del equipo de básquet y peor enemigo de mi mejor amigo.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora