Capítulo 42

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Las semanas pasaron rápidamente y la primavera llegó junto a un agradable ambiente, algunos viernes acompañaba a los chicos al cementerio, también había seguido con mis entrenamientos, parecía como si todo hubiese vuelto a la normalidad, aunque también habían días tristes pero con comida y buena comida se pasaba.

Faltaban unos pocos meses para graduarme de la secundaria, mis ideas sobre el futuro cercano aún no estaban del todo claras, pero digamos que tampoco pensaba mucho en eso, simplemente me concentraba en disfrutar de los momentos y de las personas a mi alrededor.

Salvador y yo no volvimos a cruzar palabras mas que las necesarias, nuestras miradas parecían querer decir algo pero de nuestras bocas no salía nada, sabía que tenía la oportunidad frente a mí pero me faltaba valor para tomarla.

– ¿Sucede algo? – preguntó Gaston a mi lado.

– No, simplemente estaba pensando... – suspiró.

– Me gusta estar contigo, aunque siempre que estamos juntos pareciera como que no estás – pasó su mano notablemente frustrado por su pelo – Por más que lo he intentado no puedo sacarte de mi mente.

– He estado siendo muy dura contigo ¿verdad? – asiente con una sonrisa de lado – Realmente lamento lo que pasó, estaba confundida y me dejé llevar por el momento.

– Solo me gustaría saber si tengo oportunidad, puede sonar grosero pero ya estoy harto de que me tengas a tu lado como segunda opción, yo te amo, pero no creo que pueda esperar por mucho mas tiempo...

Aquí vamos de nuevo, estaba siendo muy cruel al hacerlo esperar por mas tiempo, no estaba segura de mis sentimientos, pero él necesitaba una respuesta ahora.

– Realmente me gusta estar con vos, pero no estoy interesada en nadie en estos momentos, mi mente está enfocada en mi futuro, en lo que haré después de la secundaria...

– Entiendo – sonrió con alivio – De alguna manera me siento mucho mejor ahora que me rechazaste – soltó una pequeña carcajada – ¿Vamos a seguir siendo amigos, no? – asentí con una sonrisa.

– Me gustaría eso – nos quedamos recostados sobre el cesped cálido observando las nubes, riendo, siendo libres.

Cuando el atardecer se hizo presente decidimos irnos a casa, caminamos en silencio, al llegar a la puerta nos quedamos observandonos.

– Me gustaría besarte una última vez – puso una mano en mi mejilla y la acarició – ¿Puedo? – sus ojos brillaban gracias a los últimos rayos del sol provocando que se vean más claros, de un color dorado oscuro. Asentí y cerré mis ojos sitiendo sus suaves labios sobre los míos, el movimiento era delicado y tierno, sentí un pequeño sabor salado mezclarse, al separarnos noté que sus ojos estaban lagrimosos, sonreí con ternura y pasé mis pulgares por ellos para secarlos.

Gastón Webber siempre tendría un lugar en mi corazón, no era mi primer amor y estaba segura que no sería el último, pero eso no le quitaba lo especial. Un chico tierno, sencillo y de lentes, que tenía un lado salvaje y atractivo que hacía parecer que eran dos personas distintas.

Sonrió y se fue. Entré en casa y me topé con Salvador bajando las escaleras, frunció su ceño y se acercó. Pasó su pulgar por mis labios, me miró divertido al notar mi cara de asombro.

– Tus labios están rojos – se dió media vuelta y caminó a la cocina.

Solté el aire que estaba conteniendo, apreté la correa de mi mochila y subí a mi cuarto, antes de entrar escuché risas provenientes del cuatro de Adam, también la de Edwin, apresuradamente caminé hasta la puerta de la habitación de mi hermano y entré, se asustaron por la manera brusca en la que interrumpí. En el televisor se reproducía un vídeo en el que Edwin y los demás jugaban siendo adolescentes en un parque, reían mientras se columpiaban en las hamacas, tapé mi boca conteniendo mis ganas de llorar, no podía dejar de mirar la pantalla, escuchar su risa, comencé a negar con la cabeza, mis piernas fallaron y caí de rodillas mientras las lágrimas salían de mis ojos. Adam se acercó a mí y me abrazó, agarré su remera sitiendo como mi pecho dolía.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora