Capítulo 20

9.6K 355 126
                                    

Estiré mi cuerpo en la cama antes de ponerme de pie, hoy era un nuevo día y por alguna extraña razón me sentía muy bien, mi ánimo estaba por los cielos. Me dirigí al baño con mi ropa.

10 minutos despues ya estaba lista para ir a la escuela, salí del cuarto de baño y me encontré con Christian sentado en el borde de mi cama con los brazos cruzados, rodé los ojos, había olvidado que se habían quedado a dormir anoche.
–¿Qué es lo que quieres Christian? – suspiró.

– ¿En serio lo preguntas? – asentí confundida – Pues a ti – abrí y cerré la boca.

– No te entiedo, explicate mejor – se puso de pie y se acercó hasta mí.

– Quiero hacerte mía, quiero hacerte mujer... – solté una carcajada y el pelinegro cambio su expresión de seducción a una de confusión.

– ¿Por qué todo el mundo piensa que soy virgen? – quité con mi dedo una pequeña lágrima. El chico en frente mío sonrió y agachó su cabeza.

– ¿No eres virgen? – negué con la cabeza, suspiró – Bueno... – pasó una mano por su nuca – Creo que me voy... – se dio media vuelta y se fue por donde había entrado.

¿Qué le sucede a este chico? Definitivamente es el rey de los bipolares, de eso no hay dudas.

Me dirigí abajo y entré en la cocina, ya estaban todos desayunando, busqué a Christian y estaba sentado a lado de Adam, al verme se puso nervioso, fruncí el ceño confundida.

– ¿Mía? – llamó mi atención la voz de Adam – ¿Podemos hablar? – su voz era neutra.

– Emm claro – me senté en el único lugar vacío, en frente de él.

– Los chicos me contaron lo que sucedió ayer, ¿asi que no son relevantes y "solo son los estúpidos amigos de Adam"? – fruncí el ceño, se oía enfadado, ¿a qué venía esta charla? – Cuando ese idiota te rompa el corazón van a ser ellos quienes estén para ti, no conoces como es Gastón verdaderamente, solo quiere salir contigo por el maldito rencor que me tiene, él verdaderamente no te quiere – apreté mis manos bajo la mesa, estaba conteniendo las ganas de golpearlo – Yo soy tu hermano, ellos – señaló a los chicos a nuestro alrededor – son como tus hermanos

– ¿Enserio lo dices? – lo interrumpí, la sangre me hervia – Dices que no conozco a Gastón, pero ¿tú conoces a tus amigos? ¿Sabes cuáles son sus verdaderas intensiones conmigo? – me levanté de la mesa furiosa, Adam me desafiaba con la mirada – Christian – señalé al presente quien abrió sus ojos sorprendidos – ¿Sabes lo que quería hacer? – sonreí falsamente – Quería acostarse comigo creyendo que era virgen, y Salvador – lo miré, podía ver la desesperación en sus ojos – ha intentado seducirme en más de una ocasión, ¿sabías tú de eso? – la cara de Adam se tornó de decepción – Dices que no conozco a la persona que posiblemente me haga feliz, y tú no eres capas de conocer a tus propios mejores amigos, pude haberme acostado con cualquiera de los dos pero no lo hice, ¿sabes por qué? – él negó – ¡Porque son tus estúpidos amigos, Adam! Desde que llegué hace un maldito mes que no los soporto, no soporto que estén todos los días merondeando de aquí para allá, no hay un minuto que no haya ninguno de ellos, y lo peor de todo es que han estado en mas tiempo en esta casa que yo, no reconozco a este como mi hogar, no es mío, definitivamente es de ellos – los señalé, todos prestaban atención a lo que decía – Pero sabes algo, no voy a hacer nada al respecto, son tus amigos, no los míos, por ende deben entender que tengo mis límites, y hasta acá llegaron, si quieren seguir viviendo debajo de este techo que lo hagan, pero no quiero que ninguno se meta en mi vida u opine sobre mis decisiones – todos asintieron comprendiendo lo que decía – Nada de meterse a mi cuarto sin mi permiso, nada de hablar conmigo si no está Adam, y por último - esta vez me dirigí a Adam – Podremos ser hermanos de sangre, pero he estado tanto tiempo lejos de ti que no conozco a la persona que tengo enfrente como tú no me conoces a mí, esa niña tierna que iba detrás de ti ya creció, sabe defenderse sola y tomar sus propias decisiones – los ojos de Adam contenían las lágrimas, sin decir o esperar alguna respuesta salí de la cocina.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora