Capítulo 41 |Especial 5k|

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Pov Salvador

Unos días después de la partida de Edwin me encontraba solo fumando en el mirador donde una vez estuve con Mía. No era del tipo que le gustaba tomar o fumar pero de alguna manera lo necesitaba, aunque no dejaría que se volviera un vicio sin control.

Revisé mi celular, el sol estaba escondiéndose poco a poco en las colinas que rodeaban la ciudad, no había ningún mensaje o llamada, inconscientemente comencé a mirar las fotos de Mía en Instagram, era tan hermosa que me dolía el pecho de saber que no estaba con ella. Tomé la última calada al cigarrillo antes de tirarlo al suelo y pisarlo.

Entré al auto y conduje sin rumbo hasta el gimnasio en donde estaba el natatorio, a lo lejos pude ver a Mía salir y caminar junto a Gastón, ese chico no lograba caerme del todo bien. A pesar de ser miércoles decidí ir a un bar a ahogar mis penas, mi alma estaba partida en dos y por más que lo intentaba no dejaba de mentirle a los chicos diciendo que tenía todo bajo control cuando la verdad era muy distinta.

Maneje por diez minutos al mismo bar que últimamente estaba frecuentando, allí no conocía a nadie más que al barman y era un lugar en donde podía esconderme de los demás.

– Hola Salvador, ¿qué te sirvo? – preguntó el chico de 28 años aproximadamente.

– Lo mismo de siempre – asintió y comenzó a llenar un jarro con cerveza.

La intensidad de una mirada me hizo voltear y allí había una chica de pelo oscuro y ojos grises, sus labios eran tan llamativos como sus curvas, me guiñó un ojo a lo que yo simplemente asentí, volví la atención a mi cerveza.

– ¿Puedo? – preguntó con voz dulce la chica de antes.

– Adelante – se sentó a mi lado y tomó un maní para luego llevárselo a la boca.

– Soy Carolina – sonrió coqueta – ¿Por qué esa cara larga?.

– Un gusto, soy Salvador – ignoré su pregunta.

Comenzamos a hablar de distintos temas, poco a poco la cerveza hacía que mi visión se distorsionara. Salimos del bar y conduje hasta un motel, nunca antes había estado sexualmente con una persona a la que recién conocía, pero su parecido a Mía no me dejaba separarme de su cuerpo.

Dos horas después desperté por una fuerte jaqueca, Carolina estaba aferrada a mi cuerpo, me separé intentando que no se despertara, me vestí y salí de aquel lugar, me sentía una basura, a pesar de haber renunciado a Mía la seguía amando, por mas que intentara ocultar mis sentimientos por el bien de mi amistad con Adam todo era más difícil, solo con tenerla cerca quería abrazarla y no dejarla ir nunca.

Sin darme cuenta estaba yendo a la casa de los Morrison, estacioné mi auto dos cuadras antes y caminé hasta llegar a la puerta, los padres de ellos se habían ido de viaje por trabajo. ¿Qué estaba haciendo?. Caminé hasta estar a la altura de la habitación de Mía que estaba en el segundo piso, con ayuda de las tablas de madera logré subir, al verla a través del cristal ella estaba profundamente dormida, empujé la ventana y estaba abierta por lo que introduje mi cuerpo por su ventana, me senté a su lado y acaricié su mejilla, se quejó ya que mis dedos estaban fríos pero al intentar alejarme tomó de mi mano y la abrazó, sonreí.

Me quedé varios minutos esperando a que me soltara, cuando finalmente lo hizo ya de estaba por hacer de día, le dí un pequeño beso en los labios y salí por donde entré.

Estaba perdiendo mi cordura por esa mujer, pero vivíamos en mundos diferentes y estábamos en sintonías completamente distintas como para poder estar juntos.
Aunque no lo pareciera, era muy complicado que estemos juntos, en primer lugar Adam no lo aprobaría por miedo a perder a uno de los dos, lo cual se me hacia muy ridículo ya que Mía era su hermana y yo era su mejor amigo, ninguno de los dos lo abandonaría. En segundo lugar estaban nuestros confusos sentimientos, en una ocasión Mía afirmó que siempre estuvo enamorada del Salvador que solía ser antes, pero no tenía claro lo que sentía por el Salvador de ahora, por mi parte amaba a de la Mía de antes pero estaba locamente enamorado de lo que era ahora, su carácter inocente había cambiado por uno mas salvaje y llamativo, sin lugar a dudas habia madurado para convertirse en la mujer que era hoy en día, fuerte, independiente, altanera, amaba a esa Mía, pero tenía miedo de lastimarla, por mas que lo intentaba no podía estar con ella sin ignorar a otras mujeres, mi lado mujeriego salió a la luz hace poco, y no me agradaba para nada saber que no podía controlar a este ser despreciable, al fin y al cabo me estaba pareciendo más a mi padre, un monstruo que siempre desee exterminar.

Los días vuelven a pasar, entre mis estudios en la universidad y escapadas al bar, día a día me siento mas lejos de Mía, es como que nuestros caminos ya no coinciden en ningún momento y eso me abruma, pero debo dejar de pensar en ella, solo me causa dolor verla y no poder tocar ni siquiera un pequeño trozo de su suave y pálida piel.

Debo concentrarme, debo poner todo de mí en poder controlar este animal que llevo dentro, muy dentro de mi, este animal que probó un poco del amor imposible de su vida y se volvió adicto al aroma de su piel, éste que lleva semanas hambriento de deseo.

Sólo un par de meses más y seré libre si no es que antes éste estúpido animal me termina devorando a mí.

No sé cuál de los dos dolores que cargo en mi consciencia es mas fuerte, el de haber perdido a un hermano o el de no poder estar nunca más con la persona de la que verdaderamente estoy enamorado.

Si estoy con ella lo más probable es que solo la haga sufrir con mi inseguridad y deseo carnal.

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Último capítulo especial antes
de finalizar la historia, es corto
pero creo que ya no hay más
que decir del punto de vista de
vista de nuestro protagonista

Gracias por los 5k, los adoro

Nuestro amado Salvador carga
con mucho sufrimiento, ya no
se siente él mismo...

Instagram: atenea_escritora

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora