Capítulo 39

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Volvimos a casa luego de esa emocionante semana, y los dias siguientes pasaron muy rápido entre comer, domir, mirar series y citas con mi novio, sí, eso sonaba muy raro. Las cosas con Gastón iban a un ritmo agradable, me daba mi tiempo, enserio lo queria y me hacia sentir muy bien, sin embargo las cosas con Salvador no habian mejorado, no respondía mis mensajes o llamadas, ni siquiera había ido a casa.

– Que lástima que la vacaciones hayan sido muy cortas – habló Chiara haciendo un puchero, asentí – Aunque estoy muy feliz de que sean pareja con Gastón, se ven muy felices juntos – sonrió con sinceridad.

– Es raro, pensaba que te ibas a quedar con mi hermano – dijo en tono molesto Liam.

Al parecer él se habia enojado solo porque mi relación con su hermano no había funcionado como esperaba. Cuando tenía la oportunidad me hablaba mal y eso realmente me molestaba, no es bueno hacerme enojar.

– Da igual, no es asunto tuyo – tomé mis cosas, ya habia sonado el timbre que daba por finalizada las clases.

¿Cómo es que cree que tiene derecho a opinar? Es mi mejor amigo, debería entender que fue Salvador quién decidió renunciar a mí.

Caminé a casa sintiendo frío, solo rogaba que el invierno finalice pronto, o que este año termine para poder irme a España de una vez por todas.

– Pero si te vas no voy a tener más elección que seguirte – habló Gastón a mi espalda, me giré y lo mire sorprendida, ¿podía leer mentes? – No, no puedo leer mentes, solo que cuando no te das cuenta piensas en voz alta – sonrió y tomó mi mano.

– Lo siento – me disculpé vergonzosamente. Decir aquello sin pensarlo bien era muy idiota de mi parte.

– No tienes porqué hacerlo, Mía entiendo la necesidad que tienes de escapar de un lugar que no te hace bien – comenzamos a caminar en dirección a mi casa – No puedo asegurarte cuanto tiempo estaremos juntos, pero si es necesario te acompañaré hasta el espacio, claro si es lo que verdaderamente quieres... Mierda, eso sonó muy cursi – tapó con su brazo su cara para que no viera lo sonrojado que estaba.

– Eres demasiado cursi, pero me gusta.

Seguimos caminando hablando de cosas random como siempre. Le había contado a Gastón lo sola y mal que me sentía al estar en casa y que solo quería irme del país, obviamente no le agradó la idea.

Al llegar a casa el auto de Adam estaba estacionado, entramos y nos encontramos con muchas caras de preocupación, mi padre tomaba de su cabeza mientras que mamá abrazaba a Adam que éste a su vez tenía la mirada perdida.

– ¿Sucedió algo? – comenzaba a preocuparme.

– Edwin, tuvo un accidente – habló David con lágrimas en sus ojos, me acerqué sin pensarlo y lo abracé – Hoy por la mañana volvió a la cabaña porque se habia olvidado algo, la ruta estaba congelada por lo que se desvió y volcó – contaba entre sollozos – Debí haberlo acompañado...

– Esta bien, todo estará bien – intenté consolarlo.

Preparé chocolate caliente con la ayuda de Gastón quien estaba igual de impactado que yo.

– Estaba en estado crítico, por lo que nos enviaron a casa – habló mamá entrando en la cocina – Sus padres se quedaron allá con él, ¿podrías ir a ver a Salvador? No contesta su teléfono y no quiere ver a nadie – pidió en tono de súplica, miré a Gastón quien asintió.

– Bien, iré en un rato.

Tomamos la bebida en silencio, cada uno estaba encerrado en su mente, nadie decía algo, el ambiente era pesado, solo me daban ganas de salir de aquella habitación.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora