Capítulo 29

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Una semana después Liam seguía sin dar señales de despertar, desde aquel horrible incidente iba todas las tardes después del almuerzo, hoy también iría.

El día del accidente

Salvador rápidamente llamó a sus padres quienes en cuestión de minutos llegaron con rostros pálidos y lágrimas en sus ojos, abrazaron a su hijo mayor, se fueron a sentar, Gastón se fue con ellos para contarles lo que habia pasado, mientras tanto le mandé a mis padres un mensaje, ellos insistieron en venir a buscarme pero me negué por completo, no me movería de ese lugar hasta saber cómo se encontraba mi mejor amigo.

Los fuertes sollozos de la madre de ambos chicos comenzaron a hacerse presente, su marido la abrazaba para contenerla pero esto no era suficiente. Si a mí, que era su mejor amiga hace un par de meses me dolía, no podía imaginar lo que sentía ella que fue su madre por varios años.

Dos horas pasaron, eran alrededor de las ocho de la mañana, estaba acostada sobre el hombro de Gastón quien sostenía mi mano y la acariciaba suavemente, el doctor que había atendido a Liam salió por las puertas del quirófano sacandose el barbijo que cubría su boca, inmediantamente nos pusimos de pie y rodeamos al hombre de intensos ojos verdes.

– ¿Cómo está, doctor? – preguntó rapidamente Salvador.

– Ha perdido demasiada sangre, y tiene un fuerte golpe en la cabeza, pero ya está fuera de peligro, aún así lo llevaremos a una habitación de alta prioridad donde estará en observación constante.

– ¿Podemos verlo? – preguntaron al unísono los padres de Liam.

– Solo familiares – asentimos y el joven doctor se fue.

Cuando por fín sacaron a Liam del quirófano lo llevaron a una habitación con grande maquinaria, al parecer la bala había dado por debajo de sus costillas, pero por suerte no dañó sus pulmones pero sí otros órganos.

Los únicos en pasar fueron sus familiares, Chiara, Gaston y yo nos quedamos en el pasillo observando por la ventana de la puerta.

– Chicos, yo me iré a casa – pronunció una muy agotada Chiara.

– Vamos todos juntos, mi primo me dejó el auto afuera del hospital, te llevaremos – habló Gastón, la italiana asintió.

– Nos despedimos de ellos y nos vamos – ambos estuvieron de acuerdo. Los padres de Liam salieron para agradecer por el apoyo y para despedirse.

Presente

Dos días después Liam estaba en una habitación normal y ya podía respirar sin ayuda de una máquina, aun así no abría los ojos, los médicos dijeron que es producto del golpe en la cabeza su estado de coma, pero Chiara y yo explicamos que al momento de caer no se golpeó ya que la italiana lo agarró.

Las noches siguientes tuve varias pesadillas, me despertaba a mitad de noche sudando, mis padres o Adam entraban asustados porque decían que habían escuchado mis quejidos.

Entré en el hospital y me dirigí a recepción para dejar mis datos, me dieron el permiso de hacer la visita y caminé por los pasillos hasta llegar a la habitación del castaño, para mi suerte no había nadie. La habitación estaba oscura dando un aspecto triste y decaído al ambiente.

– No sé porqué no abren las cortinas, el doctor dijo que estaba bien que la luz del sol te diera en la piel – comenté abriendo de par en par las cortinas dejando que los cálidos rayos del sol iluminen la habitación. Reí levemente – Te traje algo. Me había olvidado que lo tenía, lo encontré esta mañana y por si te preguntabas, no, no lo he visto aún – dije sacando de mi bolso la libreta de dibujos del castaño, sonreí levemente – Si no te importa le echaré un vistazo, aprovecharé la oportunidad ya que si estuvieras despierto no me dejarías – bromee.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora