El amigo de mi hermano

Capítulo 21

Haber quedado en el equipo había sido una de las mejores noticias, mantendría mi mente en eso y en la escuela. Tomé en cuenta el consejo de Aylín, ella tenía razon, debería ser feliz conmigo primero, ¿y que mejor que dedicarle tiempo a algo que amo mucho?.

Otras dos semanas habían pasado volando, lo único que hacía era estudiar, entrenar y estar con quienes de verdad quería en mi vida: mi familia y amigos.

Desde la discusión aquel día, no sabía nada de Christian y de Salvador, había visto muy poco a mi hermano y su aspecto no era el mejor, unas enorme orejas oscurecian su rostro, los ojos los tenía rojos e hinchados, su pelo estaba alborotado, me dolía saber que estaba así por mi culpa, la noticia de que sus dos mas grandes amigos habían querido acostarse con su hermana no era la mejor y mucho menos proveniendo de la boca de tu propia hermana. Asi que decidí hablar con él o al menos intentarlo ya que me esquivaba a toda costa.

– Adam, ¿puedo pasar? – toqué la puerta de su habitación, no oí respuesta de su parte, volví a golpear su puerta pero seguía sin contestar, asi que decidí entrar.

Lo encontré acostado en su cama mirando el techo, varias latas de energizantes vacías yacían en el suelo, algunas estaban aplastadas otras intactas, también habían platos apilados en su escritorio, un asqueroso olor inundó mi nariz, muy poca luz entraba por la ventana.

– ¿Qué quieres? – escupió las palabras como si le dieran asco.

– Hablar – me miró y sonrió burlón, este definitivamente era un Adam distinto, uno que nunca había tenido el placer de conocer - Adam, tú no eres así...

– ¿No soy así, Mía?, tu misma dijiste que no nos conocemos, ¿ahora dices que no soy así?. Si solo era para decirme eso ya puedes marcharte por donde entraste – era despreciable la manera en la que me hablaba, quería golpearlo para que entrara en razón, para que dejara de ser este ser tan... Horrible.

– Adam... Yo quiero que estés bien, y gracias a mí no lo estas, sé que fue muy precipitada la manera en que te dije las cosas, lamento tanto lo que pasó que desearía poder viajar en el tiempo para volver al pasado solo para evitar venir de nuevo a esta ciudad... – se encogió de hombros como si no le importara absolutamente nada de lo que decía y siguió mirando hacia el techo – No sé que es lo que pasa por tu mente, tampoco sé que pasó aquel día cuando me marché

– ¿Quieres saber que pasó? – me interrumpió, no esperó respuesta de mi parte y continuó – Era tanta la furia que corría por mis venas que tomé entre mis manos a Salvador y lo golpee tan fuerte que aún siento su puta cara en mis nudillos, los chicos no puedieron detenerme, de Christian me esperaba que quisiera acostarse contigo, por lo que no me sorprendió, pero saber que Salvador, quien me juró por nuestros años de amistad nunca intentar nada contigo me... Mierda que me dolió, yo – su voz se entrecortó – Yo confiaba en ese desgraciado, era mi mano derecha, y luego entendí porque razón el equipo tuvo problemas en ese maldito viaje de equipo, y fue por ti – no sabía que habían tenido conflictos, Liam no me había contado absolutamente nada de aquél viaje – Mía, siempre supe lo que Salvador sentía por ti, pero siempre hice ojos ciegos porque no soportaría la idea de que lo destroces... – me quedé boquiabierta, ¿yo podría dañar a Salvador? – Por eso te pido que te alejes lo máximo posible de él, es por su bien – asentí sintiéndome ridícula, era algo impactante saber que a mi hermano no le importara lo que a mi me pasara – No, no creas por favor que no me importas, puta madre, eres lo mas valioso que tengo en mi vida, solo que sé que eres fuerte, y se que Salvador ni nadie sería capaz de dañarte, porque eres una Morrison, y no le temes al amor – mi hermano, si solo supieras que lo que mas temo es que me rompan el corazón...

No dije absolutamente nada, las cosas no habían salido como tenía planeadas, me retiré de su habitación sintiendo un gran vacío en mi pecho, lo único que debía hacer era alejarme de Salvador.